Las clásicas obras de teatro a pesar sufrir varias adaptaciones recuerdan el genio de los creadores y ese estupendo resorte fecundo, lleno de misterio e inspiración, que habitaba en ellos, por eso nos dejaron piezas esquisitas e irrepetibles. Es el aspecto mas grato de la historia de la humanidad, el poder disfrutar de las grandes creaciones a pesar de los años y siglos transcurridos.
Una genialidad vigente
Las clásicas obras de teatro a pesar sufrir varias adaptaciones recuerdan el genio de los creadores y ese estupendo resorte fecundo, lleno de misterio e inspiración, que habitaba en ellos, por eso nos dejaron piezas esquisitas e irrepetibles. Es el aspecto mas grato de la historia de la humanidad, el poder disfrutar de las grandes creaciones a pesar de los años y siglos transcurridos.
Las clásicas obras de teatro a pesar sufrir varias adaptaciones recuerdan el genio de los creadores y ese estupendo resorte fecundo, lleno de misterio e inspiración, que habitaba en ellos, por eso nos dejaron piezas esquisitas e irrepetibles. Es el aspecto mas grato de la historia de la humanidad, el poder disfrutar de las grandes creaciones a pesar de los años y siglos transcurridos.