Categorías
Noticias Política

El Gobierno espera que EEUU lo apoye para gestionar cambios en el acuerdo con el FMI

Sin tener una decisión definida, Alberto Fernández sondeará en Estados Unidos la eventualidad de un pedido de nuevo apoyo de ese país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Será cuando el Presidente visite a su par, Joe Biden, en la gira por Washington que el argentino hará el 25 de julio para mantener una bilateral programada en la Casa Blanca. Allí, se asegura, habrá agenda abierta. Ese día tendrá el Jefe de Estado local la oportunidad de comentar la situación del país ante el Fondo, y las reales dificultades que habrá para cumplir con las metas y objetivos firmados con el organismo para este año y que implican un déficit de 2,5% del PBI, un punto de emisión monetaria y reservas por arriba de u$s4.800 millones.

Si bien aún no está definido dentro del Ejecutivo local sobre si se hará o no un reclamo formal ante el FMI para reestructurar los términos del acuerdo, sabe la Argentina que la única manera de que una alternativa de este tipo pueda lograrse es con el apoyo total y explícito de los Estados Unidos. Esto incluye que este país acepte defender la posición local ante el board del FMI, un ámbito donde la Argentina tiene las peores referencias, y donde se dejó claro que muchos socios importantes (Japón, Gran Bretaña, Holanda, entre otros), no apoyarán ningún cambio en el Facilidades Extendidas. Fue el viernes 24 de junio, cuando el directorio aprobó las metas del primer trimestre, pero advirtió sobre las inestabilidades de las cuentas públicas locales. En el debate por la aprobación, se aclaró que el aval se le daba al staff del FMI que había hecho el trabajo de fiscalizar las cuentas de Buenos Aires y recomendaba la tilde positiva; pero no al trabajo hecho por las autoridades argentinas, a las que consideran “inclasificables”.

En este marco, sólo con el apoyo directo y claro de los Estados Unidos, que detentan el 17% de las acciones en el organismo e influyen en los votos de gran parte de occidente, podría haber cambios en las metas firmadas dentro del Facilidades Extendidas. Y no mucho más. Algo que tendría que descartarse en Buenos Aires es la alternativa de renegociar el acuerdo con otros términos, menos duros que los firmados el 25 de marzo pasado por Martín Guzmán. Esto, sabe la Argentina, ni siquiera puede ser planteado.

Esto deberá tener en cuenta Alberto Fernández al tomar una decisión, luego de haber recibido en la cena con Cristina Fernández de Kirchner del lunes pasado en Olivos, el mensaje de la vicepresidenta sobre que en poco tiempo Argentina deberá plantear ante el FMI una revisión general del Facilidades Extendidas y términos más cercanos a los que el kirchnerismo tiene en mente que a los negociados por Guzmán.

El exministro, por otra parte, le dejó al abandonar el cargo un mensaje a su sucesora Silvina Batakis: no habrá posibilidad alguna de que el board del organismo acepte cambios en el Facilidades Extendidas vigente, salvo que, obviamente, haya algún tipo de acuerdo político de altísimo nivel entre Fernández y Biden. Y que luego, el presidente norteamericano influya directamente para que los otros países miembros del directorio del FMI se plieguen a la misericordia que pediría el jefe de Estado norteamericano para ayudar, otra vez, a Argentina.

Guzmán había tomado contacto con los hombres del FMI el sábado por la tarde, ya cuando su operativo salida-venganza había sido concretado. La conversación era esperada con la misma intensidad tanto en Buenos Aires como en Washington, desde donde se quería entender lo que sucedía en Argentina.

No por desconocimiento de la realidad política criolla, dado que en el FMI se cuenta con información más que privilegiada sobre la crisis entre el albertismo (o lo que quedaba de él) y el kirchnerismo. La pregunta que surgía ayer por la tarde en el organismo, era qué pensaba Alberto Fernández sobre la continuidad del acuerdo aprobado el 25 de marzo en Washington. Más concretamente, si Argentina pensaba en continuar con el acuerdo o lo denunciaría como políticamente caído y, en consecuencia, llamaría a una renegociación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *