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Desafíos urgentes, más allá del dólar

Mientras la crisis económica avanza en el país y crecen las alertas por el altísimo valor del dólar, hay otros indicadores -a los que no se le suele prestar atención- que siguen mostrando a los gritos la profundidad de los problemas argentinos y desde dónde -quizás- convendría empezar a buscar las soluciones

Uno de esos indicadores es el del porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan, que son hoy, en el país, uno de cada cuatro: el 26,4%, según una reciente investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA. Nada muy distinto a lo que se viene registrando desde hace años.

No es muy difícil imaginar el destino que le espera a esa cantidad de jóvenes argentinos (más de un millón) que no pudieron completar los estudios secundarios y no encuentran trabajo. Su vida está por escribirse, pero el guion no parece ofrecerles más que incertidumbre y pocas oportunidades.

Difícil de imaginar también el potencial en capital humano que pierde el país -todos los argentinos- para el necesario desarrollo económico y social.

Frente a este drama surgen algunas preguntas, ¿Qué les ofrece hoy el sistema educativo a estos jóvenes? ¿Qué tiene para retenerlos? ¿Cómo los prepara, en todo caso, para el mercado laboral?

Los datos son lapidarios. La Argentina es uno de los países con más desempleo joven, eso ya se sabía. Ahora, según el informe de la UCA, hoy más de la mitad los jóvenes de 18 a 24 años han quedado directamente al margen del sistema educativo: solo el 48,3% estudia o terminó su educación superior (terciaria o universitaria).

La escuela secundaria no logra retener a los jóvenes. Y si los retiene, tampoco los forma adecuadamente. En el país, apenas 16 de cada 100 alumnos que empiezan la primaria terminan la secundaria a tiempo y con un nivel aceptable, muestran las estadísticas.

El mercado laboral tampoco da respuestas. ¿Cuántos jóvenes encuentran hoy un trabajo formal? Por diversas situaciones y explicaciones, la informalidad en el trabajo joven hoy es altísima.

Claro que no hay una única solución para un problema tan complejo: debería “ajustarse” lo que ofrece el sistema educativo con lo que demanda el mercado laboral. Dos mundos que debieran coordinar mucho más. ¿Qué tal un Ministerio de Educación y Trabajo?

Como sea, ésta es la agenda que sigue ausente mientras todos miramos con obsesión cómo se eleva la cotización del dólar.

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