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Axel Kicillof dijo que hay una competencia “para ver quién dice la barbaridad más grande”

En medio de las tensiones entre oficialismo y oposición por el tratamiento público que se le da al intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, dijo con ironía que hay una “olimpíada para ver quién dice la barbaridad más grande” y apuntó a todo el arco opositor. “No son discursos de odio, destilan odio”, aseveró esta mañana el mandatario, convencido de que hay un intento de “deshumanizar” al kirchnerismo y “convertirlo en el mal absoluto”.

Con declaraciones dirigidas también contra parte de la Justicia y los medios, el mandatario de la provincia de Buenos Aires dio su parecer sobre los “discursos de odio”, un tema que nuclea la agenda pública desde que Fernando Sabag Montiel atacó a Cristina Kirchner en el exterior de su casa de Recoleta con una pistola Bersa que disparó, pero cuya bala no salió. Es que desde el oficialismo sostienen que Juntos por el Cambio y un sector de la prensa disemina estas expresiones, mientras que del otro lado alegan que hay acciones del Frente de Todos contra la libertad de expresión.

“Uno dice discursos de odio… No son discursos de odio, es odio. Destilan odio y lo expresan a través de discursos. Y el odio tiene muchas manifestaciones”, aseveró el gobernador. Convencido de que esta cuestión es “muy antigua”, desglosó: “Tiene una génesis que implica a una parte de la Justicia y a medios de comunicación que tienen una línea editorial muy definida y cada vez más generalizada entre los conductores. El que no sigue esta línea termina totalmente afuera”.

Sin embargo, y para intentar imprimir cierta mesura, aclaró en cuanto a la relación entre este tipo de discursos y lo acontecido con la vicepresidenta: “Nadie dice que haya una línea causal absolutamente directa, pero forma parte de un sistema que vienen construyendo hace mucho tiempo deliberadamente. El problema es que tomó tal envergadura, y se transformó en un acto tan cruento y tremendo, que están viendo algunos cómo se ubican y si pueden seguir la misma línea, porque se ve que no tienen otra”.

Insistió bajo esa postura que él no ve “un eslabón causal directo” entre una cosa y la otra, aunque advirtió: “No es lo mismo decir ciertas cosas que hacerlas, pero es imposible pasar por alto la continuidad. Lo que instiga en gente que puede estar desequilibrada. No es que pasó cualquier tipo de locura, en cualquier lugar, con cualquier persona, de cualquier manera. Pasó lo que pasó y hay que hacerse cargo”.

En ese sentido fue que indicó que hay una olimpíada para ver “quién es más duro y quién dice la barbaridad más grande”, una cuestión que según su parecer está vinculada también a un sesgo electoralista. “Puede que eso sea lo que inclina a algunos que no eran halcones y los lleva hacia estos discursos tan extremos”, hipotetizó en cuanto a las distintas facciones de Juntos por el Cambio, más y menos moderadas en sus posiciones contra el Gobierno.

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