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Sindicalismo salvaje. Se agrava el conflicto de neumáticos. Hasta la CGT está preocupada

La profundización del conflicto en la industria del neumático, donde la conducción de izquierda del SUTNA mantiene paralizada la producción en las tres fábricas de cubiertas del país, encendió todas las alarmas en la primera línea de la CGT. En la principal central obrera advirtieron en reserva por cierta pasividad oficial frente a la escalada en las medidas de fuerza dispuestas por el gremio, que lidera el también referente del Polo Obrero Alejandro Crespo, y reclaman mayor firmeza del Gobierno para intervenir en la búsqueda de destrabar el conflicto.

Aunque evitaron hacer públicas sus críticas, dentro de la central obrera se escucharon en las últimas horas fuertes cuestionamientos por la reacción del Ejecutivo frente a la ocupación de la sede del Ministerio de Trabajo de la Avenida Callao al 100 que llevó adelante la cúpula del SUTNA.

«Toman un organismo público y nadie los denuncia», reprochó un dirigente cegetista marcando las diferencias que mantiene la entidad con la metodología combativa de los gremialistas del neumático. La referencia fue también una crítica indirecta a la postura que asumió en el conflicto el propio ministro de Trabajo, Claudio Moroni, con quien la CGT mantiene un diálogo aceitado.

La inquietud cegetista por el agravamiento del conflicto en el sector del neumático se sumó a la agenda con la que un grupo de dirigentes de la «mesa chica» de la entidad desembarcó este lunes por la noche en la residencia de Olivos para compartir una cena con el presidente Alberto Fernández con «temario abierto». Hasta allí arribaron después de las 20.30 los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña, junto a los «independientes» Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, y José Luis Lingeri, además de Armando Cavalieri (Comercio) y Jorge Sola (Seguros). El camionero Pablo Moyano, que también compone el trío de conducción, no participó de la reunión.

La cita entre el Presidente y la cúpula sindical se terminó de cerrar durante el fin de semana, con el propósito de analizar la coyuntura política, económica y social y las expectativas sobre la marcha del rumbo económico en el tramo final del año.

Pero el encuentro también constituyó un intento de contener la creciente preocupación sindical por la suba de precios, que se tradujo en las últimas semanas en la revisión masiva de las paritarias selladas en el primer tramo del año. En paralelo, la profundización de escenarios de conflicto en diversas actividades, como peajes bonaerenses, algunas plantas del sector lechero y los trabajadores marítimos agrupados en el SOMU, sumó otro elemento de análisis de la agenda laboral de la reunión.

Puntualmente en materia salarial, los referentes cegetistas ratificaron ante el Presidente la defensa del mecanismo de paritarias libres e insistieron en rechazar la posibilidad de que, frente a la aceleración inflacionaria de los últimos meses, el Gobierno avance con un aumento salarial bajo el formato de suma fija no porcentual, como alientan sectores del kirchnerismo.

En cambio, la CGT no cuestionaría la alternativa del pago de un bono no remunerativo por única vez, una idea que analiza el ministro de Economía, Sergio Massa, en la apuesta de recomponer los ingresos de los sectores más golpeados por la suba de precios. «Está en plena marcha la renegociación de la mayoría de las paritarias, no hay contexto para avanzar con una suma fija que la CGT ya rechazó», le dijo a este diario uno de los gremialistas que concurrió a la cena en Olivos.

El diálogo entre el ministro de Economía y la cúpula de la central obrera es fluido. La semana pasada, en una reunión en el Palacio de Hacienda, Massa recibió a tres miembros de la jefatura sindical a los que les prometió que la inclusión en la ley de Presupuesto de una partida de fondos extra para aliviar a las obras sociales sindicales. Se trata de un viejo reclamo de los venían negociando desde hace meses con el Gobierno para que el Estado asuma el costo de los gastos de transporte y educación de discapacitados, que hasta ahora eran financiados por las prestadoras sindicales con un costo anual de unos $ 100.000 millones.

La cita en Olivos tuvo lugar, además, en un contexto de reapertura masiva de las paritarias tanto del sector privado como público, un proceso en el que los gremios apuestan a llevar los aumentos promedios del 60% negociados en el primer semestre del año a una pauta con piso del 80%, de manera de compensar el impacto creciente de la inflación sobre los salarios.

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