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Cómo les fue a los argentinos que se fueron a España

La cantidad de argentinos que se fueron a vivir a España aumentó el 65,8% entre 2020 y 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) español. La Argentina encabeza el ranking de países sudamericanos que más emigraron. 

“Vénganse a vivir acá. Tienen esta casa hasta que encuentren una para ustedes”, le había ofrecido Carmela, la española que le alquiló dos habitaciones en 2017 para que Lucas Berga, su esposa y sus tres hijos pudieran alojarse las semanas que estuvieron en Alcalá de Henares, a 30 kilómetros de Madrid, cuando operaron a Nazareno, uno de los chicos.

A Lucas le pareció un gesto tierno de parte de Carmela. En ese momento habían viajado porque la cirugía que había que hacerle a Nazareno para que pudiera caminar no se realizaba en Argentina. Lucas nunca pensó que, en diciembre de 2019, terminaría mudándose de San Martín, provincia de Buenos Aires, a España.

Egle, su esposa, daba clases de inglés en siete colegios públicos. Volvía a casa agotada y angustiada.

El empujón final hacia la decisión de emigrar fueron las mil y una trabas que los Berga encontraron cuando les tocó tramitar, por tercera vez, un certificado de discapacidad para su hijo menor.Lucas Berga y su mujer, representantes de la emigración argentina.Lucas Berga y su mujer, representantes de la emigración argentina.

Porque sus chicos, Tiziano -de 16 años-, Nazareno -de 15- y Marco -de 7-, presentan trastornos del espectro autista. Hoy, los tres reciben tratamiento en Alcalá y en Madrid.

A los Berga se sumaron la mamá de Egle, Firulaina -la perrita de 9 años que se trajeron de Argentina- y un gato callejero que recuperaron.“Se puede. Con esfuerzo, se puede llegar”, dice Lucas que, desde que aterrizó en España, hizo de todo. Trabajó para el Ayuntamiento, que lo contrataba ocasionalmente, y hace poco se incorporó a una empresa de marketing digital. Egle da clases de inglés en un instituto privado de Alcalá.

Se acaban de comprar un departamento en Avilés, Asturias, y se preparan para la próxima cirugía de Nazareno, que será el año que viene.

Lucas creó un canal de YouTube y escribió un libro. A prueba de todo, le puso de título.

Rubén Azanza y su esposa, Sandra.Rubén Azanza y su esposa, Sandra.

Para fin de año de 2019, Rubén Azanza sintió que, si no se iba del país, explotaba. Llevaba 20 años trabajando en la misma empresa de productos de limpieza, en Chaco, y no daba más. “No veía factible cambiar de trabajo allá”, dice Rubén, que ya cumplió los 51.

Contaba con la ciudadanía española que heredó de su mamá y antes de dejar Resistencia junto su esposa, Sandra, averiguó qué papeles tenían que llevar a España para solicitar el subsidio de retorno, la ayuda que otorga el Estado a españoles que emigraron y a sus descendientes, si se deciden a volver a la patria.

“El subsidio, que salió bastante rápido, más unos ahorros que habíamos traído nos ayudaron los primeros tiempos”, cuenta Rubén desde Vigo, donde se instaló apenas comenzó el 2020.

“En febrero de ese año conseguí un empleo de teleoperador por cuatro meses -recuerda-. Luego vino la pandemia pero pude seguir teletrabajando mientras duró mi contrato.” Después lo asumieron por seis meses para hacer recapado de neumáticos pero sufrió una caída en la que se rompió un pie. Tuvieron que operarlo y se recuperó hace poco.

Hoy trabaja en colocación de vinilos, una labor que le permite no abandonar su pasión: la guitarra.

Porque Rubén, además, es músico. Toca blues y rock con otro músico uruguayo en los bares de Vigo.

“Sentís un choque cuando emigrás. Conozco bien esa sensación porque mi familia se mudó de Buenos Aires a Chaco cuando yo tenía 7 años”, recuerda.

El y Sandra vivieron con la dueña del departamento que les alquilaba un dormitorio hasta enero de este año. “Finalmente pudimos alquilar por nuestra cuenta”, cuentan con entusiasmo.

“Al principio es duro esto de no tener un empleo estable, un contrato indefinido, como le dice acá en España. Pero la incertidumbre de no tener trabajo no es desesperante”, dice Sandra, de 48 años.

“La seguridad que te da caminar tranquila a cualquier hora por la calle o poder planificar tu día porque el transporte público pasa en horario y no hay demoras hace que uno perciba esa incertidumbre de otro modo”, agrega.

En Chaco quedaron Verónica y Agustina, de 25 y 24 años, hijas del primer matrimonio de Rubén. “La mayor, que está casada, anda con ganas de venirse”, dice él.

“Ellas son las que cuidan de nuestros gatos, que son mis gatijos”, dice Sandra.

Alexis Demian Diograzia y su mamá, Sara.Alexis Demian Diograzia y su mamá, Sara.

“Aún con euros, es mucho más caro vivir en Argentina que en España”, dice Alexis Demian Diograzia, un marplatense de 34 años que se instaló en Málaga hace cuatro y acaba de llevarse a vivir con él a su papá y a su hermano.

“Me traje también a los dos perros”, ironiza Alexis, que es más conocido entre sus amigos por su segundo nombre, Demian.

“Una cena que en Buenos Aires me costó 10 mil pesos, en Málaga me cuesta 10 euros”, calcula Demian, que dirige un equipo de ventas en un estudio que hace gestoría sobre temas migratorios para argentinos que quieren emigrar a España.

“En un día me llegaron 250 consultas de gente que quiere tramitar la nacionalidad española a partir de la nueva ley que se acaba de aprobar”, cuenta.

“Estoy en Málaga, pero voy y vengo. Paso cinco meses en Argentina. Sin embargo no cambio la tranquilidad y la seguridad con la vivo en España”, asegura.

“Salgo todos los fines de semana con mis amigos y gasto entre 20 y 30 euros. En Buenos Aires, una mesa en un boliche cuesta 30 mil pesos. En Málaga la plata me dura más”, dice.

El se pudo radicar fácilmente en España porque Sara, su mamá, es hija de italianos. “Cuando yo tenía 11 años, mi mamá tramitó la ciudadanía italiana para mí y para mi hermana, que se había ido a vivir a Italia con el novio y estaban residiendo como ilegales”, recuerda.

“Nunca la use hasta 2019, que mi mamá había ido a visitar a mi hermana y comenzó con un principio de Alzheimer”, explica.

Sara hoy vive en una residencia para mayores de Málaga. Demian la visita lo más que puede.

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