Heredero de la entidad financiera de capital privado argentino más grande del país, dirige el club de fútbol más importante y exitoso, empezó su carrera laboral conociendo la actividad bancaria desde el llano hasta llegar a director financiero, superó las dificultades que le generó en su infancia la dislexia, y reflexiona sobre el legado paterno, la grieta, el presente económico y político, y la amistad con Sergio Massa.
Dialogó con Jorge Fontevecchia:
Tu padre se definía a él mismo como banquero y peronista. Vos, que sos hincha de River, igual que él, ¿te definís también como peronista?
Bueno, banquero, indudablemente. Nací prácticamente en un banco y mi primer trabajo fue un banco y sigue siéndolo. Me parece que en esta época tan moderna, generacionalmente ya no hablamos tanto de partidos políticos. Sí, indudablemente, me gusta la política y me siento más identificado con algunos candidatos que con otros.
¿Pero podríamos decir más cerca de un pensamiento nacional y popular?
Sí, eso lo podría decir. Reconozco muchas cosas del partido peronista, del cual creo que naturalmente requiere una readecuación, o sea, un partido que trabajó con las masas, que trabajó por los que menos representados estaban. Creo que fue un pilar importante del crecimiento de la Argentina de hace setenta años. Naturalmente, creo que hoy el peronismo, como pasa en todas las instituciones, requiere de una modernización en sus pensamientos.
Cerramos los partidos políticos y vayamos a cosas más profundas de la ideología. Vos te definís en River, si no entiendo mal, como el partido que se llama Filosofía River, ¿cómo podrías explicar tu propia visión de la vida desde un punto de vista más allá de lo partidario? ¿Cuál es tu mirada de la economía, de la cultura? Yo me acuerdo de una definición clásica del “New York Times”, que era de derecha en lo económico, de centro en lo político y de izquierda en lo cultural, que es la definición que tiene la socialdemocracia en Europa, por ejemplo, ¿te sentirás representado con esa definición?
Sí, totalmente. Yo soy un fanático del pragmatismo y de qué es lo que necesitan en determinado momento las instituciones. O sea, creo que hay cuestiones que pueden estar bien en una determinada institución en un determinado momento, pero eso requiere que sea un movimiento en el tiempo. Por ejemplo, ahora está de moda la expresión ajuste fiscal. El ajuste fiscal en este sentido, en este país, debe ocurrir por obligación, no por elección. Porque, en definitiva, cuando uno gasta más de lo que le ingresa, si uno no tiene financiamiento externo, lo único que tiene para discutir es emitir y seguir gastando o ir por el camino de la corrección. Esas son cuestiones que tal vez en otro país del mundo, en período de pandemia, uno podría decir, bueno, vamos a emitir de más porque hay un proceso de recesión, porque la inflación que tenemos es del 3% y porque queremos llevarla al 7%. Hablo en términos anuales, pero creo que hay discusiones que se tienen que empezar a agotar en este país porque ya no hay más margen para eso.
En una entrevista en enero de 2020, que dio tu padre, creo que fue la última, era optimista respecto del Frente de Todos, decía que Alberto no iba a tener a Cristina en contra para que le vaya mal, ¿qué pensás que pasó con esa relación entre Alberto y Cristina, que finalmente no fue lo que, no solamente tu padre, sino mucha gente esperaba?
Primero, el Gobierno no terminó, naturalmente en estos dos años y medio que lleva las cosas no han ido bien para el país, una pandemia en el medio. A mi entender, poca capacidad de reacción para los cambios de los contextos macroeconómicos y serios problemas políticos dentro de su frente y hacia afuera. Pero tampoco creo que Cristina desee que a Alberto le vaya mal, de ninguna manera pienso eso porque no le conviene a nadie, no le conviene a su partido político, no le conviene a ella. Sí creo que ante determinadas acciones del Gobierno, ella ha impedido que determinadas cosas ocurrieran porque a su entender eran incorrectas, y eso fue generando una inacción dentro del Poder Ejecutivo, en el cual muchas medidas que había que tomar, o que ellos creían que debían tomar, no terminaban tomándolas por miedo a que ella las bloquee. Y eso es lo que hace unos minutos hablamos de la inacción que ha sabido tener este gobierno en estos dos años y medio.