“Me costó entenderlo. Fue un: “Te mimo, pero te golpeo””. La frase pertenece a un hombre cercano a Alberto Fernández y resume lo que para varios significó el tweet con el que Cristina Kirchner, ayer por la tarde, pareció hacerle la primera advertencia a Sergio Massa. Fue poco después de que se conocieran los datos de pobreza e indigencia del primer semestre del año, que marcaron apenas una leve caída de los porcentajes de la primera y un incremento de la segunda.
La irrupción de Kirchner fue volcándose nuevamente a la agenda económica tras más de un mes abocada a la judicial, por su propia situación en la causa “vialidad” primero y por el intento de homicidio en su contra después. Y como respuesta ya tuvo la aceleración de un bono para los sectores más vulnerables, cuyo universo aún no está completamente definido, pero que sería para los próximos tres meses. El financiamiento será a través de lo obtenido con la liquidación del campo, a través del “dólar soja”, una medida que tampoco fue del agrado de Kirchner.
Cerca de Massa buscaron relativizarle el impacto al mensaje de la vicepresidenta y aseguraron que “ellos (por Kirchner y Massa) hablaron ayer, antes y después del tweet”, aunque no supieron precisar si la exmandataria le avisó al ministro que sacaría un mensaje en el que le advertiría sobre si “es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”.
“Entre ellos está todo ok”, insistieron e hicieron foco en que Kirchner “rescató el trabajo que se viene haciendo desde hace casi dos meses”. Fue en relación a la frase: “El ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia”.
Desde allí también aseguraron que la coalición “es muy amplia” y que “lo de Cristina fue más un mensaje para la tropa propia, para su gente, que otra cosa. No vemos que esté mal,”. Tras lo que agregaron que “Sergio y (el secretario, Gabriel) Rubinstein también lo plantearon” e insistieron en que el titular del Palacio de Hacienda “tiene el apoyo total, tanto de Alberto como de Cristina”.
Cerca de Kirchner evitaron hablar del tema y se remitieron a la frase “Cristina dijo lo que dijo, ni más, ni menos”.
En Casa Rosada fueron más ecuánimes y optaron por explicar que a la mayoría “no le sorprendió el mensaje”. “Nosotros ya conocemos todos los formatos: tweet, carta, vídeo”, ironizó un funcionario del Ejecutivo, que agregó: “ahora le llegó el turno a Sergio, pero en versión light. Capaz porque es el primero”, completó una de las voces consultadas.
Más allá de las ironías y la advertencia que leyeron en el tweet de Kirchner, la realidad es que las fuentes coincidieron en que si bien el mensaje hace “crujir”, una vez más, la endeble base de la golpeada coalición, no creen que, de momento, pueda ir más allá de eso.
“No hay margen para más, esto tiene más que ver con la retórica y marcar posición, recalcar el relato, que otra cosa.”, esgrimen en un punto que se asemeja a la lectura Massista.
El tweet de Kirchner también despertó alertas al interior de la coalición oficialista. “Tenemos líos por todos lados, pero también estamos ordenando números y sumamos índices positivos en varias, áreas, no se necesita más fuego o fueguito interno”, completó un funcionario de primera línea del Gobierno. Que también hizo hincapié en lo que la televisión y los principales portales mostraban ayer de la realidad argentina: piquete en la 9 de julio, despelote con los neumáticos y la amenaza de parálisis en una industria como la automotríz, lío en Mascardi”.
Tras lo que agregó que: “igual no se puede pensar en algo más que esto por ahora, no hay margen para ninguno”.
Al tweet de Kirchner le siguió hoy un mensaje del viceministro Gabriel Rubinstein, cuya designación fue uno de los primeros conflictos internos que sumó el massismo. Luego de que desde las propias filas surgiera su nombre para el cargo, se frenó su designación, producto de su manifiesto antikirchnerismo, plasmado en una serie de tweets.
Hoy Rubinstein eligió postear lo que pareció una respuesta a Kirchner: “La culpa del desorden cambiario, las altísimas brechas, la obligación a financiarse a 180 días para importar, cupos, etc., etc., no la tienen las empresas. Aunque haya abusos normativos y corrupción. Es nuestra responsabilidad (gobierno) que todo esto mejore. En eso estamos”.
Sin embargo, poco después, volvió a utilizar su misma red social para bajar el impacto de sus dichos: “Por más de que se quiera armar polémica, todo lo que publiqué hoy en Twitter ya fue dicho ayer a la tarde en el Congreso de la Nación”. Sus dichos, que fueron valorados en las filas massistas, estuvieron acompañados de un vídeo sobre su presentación.
“Si lo de Cristina cuesta entenderlo, lo de Rubinstein ni te cuento”, resumió un funcionario del Ejecutivo. “Ya debería haber aprendido que usar Twitter no es gratuito, ¿no?”. Y remató: “Igual aprendió rápido, agarró el manual del perfecto kirchnerista y apuntó las culpas afueras”.