Este viernes termina el denominado dólar soja, que estableció un cambio diferencial de $200 para las exportaciones de soja hasta el último día hábil de septiembre. La medida impulsada por el equipo económico que lidera Sergio Massa obtuvo mayores resultados que los proyectados, ya que concluirá con una liquidación de divisas de u$s7.000 millones -quizás un poco más si se aceleran las ventas durante la última jornada-, que fue acompañada con una comercialización de la oleaginosa –entre posiciones fijadas y entrega de granos- de 15 millones de toneladas. El Gobierno esperaba que ingresaran unos u$s5.000 millones y esa marca se superó en apenas dos semanas y media.
Lógicamente el beneficiado directo de este récord en el ingreso de divisas fue el Banco Central, que durante septiembre logró comprar más de u$s4.600 millones. Pero también las empresas agroexportadoras, que aprovecharon no solo para anotar exportaciones de poroto de soja, aceite y harina, sino también para que sus fábricas cuenten con la materia prima necesaria, de aquí a fin de año, para moler y trabajar con menor capacidad ociosa.
Mientras tanto el valor promedio recibido por el productor agropecuario en los primeros días de la puesta en vigencia de la medida estuvo en torno a los $71.000, aunque con el correr de las semanas y ante el aluvión de ventas se redujo hasta los $67.000 en promedio. Otro punto clave es que, a pesar de la polémica que generó la medida del BCRA que restringe el acceso a los dólares financieros de las empresas que vendieron granos con el beneficio del dólar soja, la comercialización no se detuvo en ningún momento, más allá de los vaticinios más oscuros de algunos economistas y referentes del sector, y las ventas diarias se sostuvieron a un promedio de 450.000 toneladas.
A pesar del pedido expreso de los exportadores y acopiadores, el Gobierno confirmó oficialmente que el dólar soja termina este viernes y que se le dará lugar a otros sectores generadores de divisas genuinas como la economía del conocimiento y la minería, ya que por estas horas está se está estudiando algún tipo de incentivo cambiario para que entren más divisas de la mano de ambos sectores.
El dólar soja, o más bien el tipo de cambio diferencial fue la primera medida lanzada por el Gobierno para el campo que obtuvo el resultado deseado.
Otro pequeño éxito que anotó el ministro Massa es que fue el primer funcionario en lanzar un beneficio directo al campo que finalmente cumplió y con creces lo proyectado, es decir, que entren más dólares. En octubre de 2020, en plena pandemia, el exministro de Economía, Martín Guzmán, dispuso una baja temporaria y escalonada de las retenciones a la soja, pero lo cierto es que los productores no vendieron más grano. En aquel momento los bajos precios internacionales le jugaron en contra al Gobierno, en un contexto de menor stock de la oleaginosa y con la próxima campaña ya prácticamente en marcha y planificada.
Más acá en el tiempo en agosto de este año, el BCRA lanzó el esquema 70/30 mediante el cual los productores que vendieran soja podían convertir el 30% de lo recaudado al valor del dólar ahorro. Un esquema que no convenció al sector y se concretaron apenas unas 200 operaciones y solo un banco operó formalmente con este mecanismo.
Respecto a lo que sigue de ahora en más, lógicamente en octubre y noviembre se espera una caída más que considerable en el ingreso de divisas del agro. El próximo mes entrarían apenas u$s.1.500 millones y en noviembre otros u$s1.500 millones. A partir de diciembre ingresarían los dólares de la cosecha de trigo, pero lo cierto es que la sequía está poniendo en jaque a este cultivo y ya se proyecta una caída de más de 3 millones de toneladas del saldo exportable. Es por eso que en el Gobierno estudian los pasos a seguir y cómo cuidar los dólares que supieron conseguir.