El hallazgo de 17 cuerpos en un pozo de 800 años de antigüedad en Norwich, Inglaterra sorprendió en 2004 a un grupo de obreros que trabajaba en la construcción de un shopping. Los científicos discutieron por años sobre el origen y las circunstancias que rodean a los cadáveres. Ahora, gracias a un análisis de ADN, una respuesta parece arrojar luz sobre el episodio.
Los arqueólogos se preguntaron durante mucho tiempo por qué los restos de los seis adultos y los 11 niños terminaron en ese pozo medieval de una forma extraña. La principal causa de asombro es que los cuerpos estaban mezclados, probablemente debido a que fueron arrojados de cabeza poco después de la muerte. Sin embargo, ese escenario contrasta con los entierros masivos de aquella época.
Los avances científicos en la secuenciación del ADN antiguo permitieron extraer material genético preservado en los huesos para intentar echar luz sobre los interrogantes. Los resultados de los genomas mostraron que cuatro de ellos estaban relacionados, incluidas tres hermanas y la más joven tenía entre cinco y diez años. Un estudio posterior sugirió que los seis eran “casi con certeza” judíos Ashkenazi, según publicó CNN.com
A partir de los últimos estudios, los investigadores consideran que los 17 murieron durante un motín antisemita en febrero de 1190, mientras se llevaba adelante la Tercera Cruzada impulsada por la Iglesia Católica. Por entonces explotó una acción contra varias comunidades y se produjo una masacre, cuyo número de víctimas es incierto.
Selina Brace, investigadora principal del Museo de Historia Natural de Londres y autora del trabajo, destacó las conclusiones. “Estoy encantada y aliviada de que 12 años después de que comenzamos a analizar los restos de estas personas, la tecnología nos ha ayudado a comprender este caso histórico sin resolver”, afirmó.
Análisis
Los investigadores hallaron que los cuerpos pertenecían a judíos asquenazíes debido a su ascendencia genética distintiva, como la presencia de algunos marcadores de trastornos genéticos específicos. Los científicos mencionaron por caso a la enfermedad de Tay-Sachs, que generalmente es fatal en la infancia.
De acuerdo con el trabajo, publicado en la revista Current Biology, los personas halladas en el pozo de Norwich tenían una ascendencia genética similar a la de los judíos Ashkenazi actuales, que son descendientes de poblaciones medievales ubicadas en el norte y este de Europa.
El genetista evolutivo y coautor del estudio Mark Thomas, profesor del University College London, aportó en ese sentido un aspecto clave. “Nadie había analizado el ADN antiguo judío antes debido a las prohibiciones sobre la perturbación de las tumbas judías. Sin embargo, no sabíamos que probablemente eran judíos hasta después de realizar los análisis genéticos”, explicó.
“Fue bastante sorprendente que los restos inicialmente no identificados llenaran el vacío histórico sobre cuándo se formaron por primera vez ciertas comunidades judías y los orígenes de algunos trastornos genéticos”, agregó.
La precisión de los datos que pudieron recabar permitió a los investigadores inferir los rasgos físicos de un niño pequeño encontrado en el pozo. Según el análisis de ADN, probablemente tenía ojos azules y cabello rojo, de acuerdo con los estereotipos históricos de los judíos europeos.
Historia
La publicación dio cuenta del contexto de violencia antisemita en el que pudieron haber fallecido las 17 personas halladas, en el marco de las Cruzadas. En esa línea, precisaron que hubo acciones contra comunidades específicas antes de ir hacia Jerusalén.
“Muchos de los que se dirigían rápidamente a Jerusalén decidieron primero levantarse contra los judíos antes de que invadieran a los sarracenos. En consecuencia, el 6 de febrero [en 1190 d. C.] todos los judíos que se encontraban en sus propias casas en Norwich fueron masacrados; algunos se habían refugiado en el castillo”, detallaron los investigadores.
Hasta el momento la masacre de Norwich aparecía retratada en el manuscrito medieval Imagines Historiarum II. Allí, el cronista Ralph de Diceto realiza una descripción detallada de la masacre, que sirvió como fundamento de las investigación histórica.
El pozo en el que fueron hallados los cuerpos estaba ubicado en un barrio judío en la Edad Media. Los investigadores indicaron que la comunidad de esa zona de la ciudad de Norwich eran descendientes de judíos asquenazíes de Rouen, Normandía, que habían sido invitados por Guillermo el Conquistador, quien invadió Inglaterra en 1066.
De todas maneras, el vínculo con el motín antisemita de 1190 no es concluyente. Todavía emergen dudas que necesitan ser abordadas.
Los estudios de datación por radiocarbono indicaron que los cadáveres fueron arrojados al pozo entre 1161 y 1216, varios años después del motín y en otro contexto. Ese período coincide con varios episodios documentados de violencia antisemita en Inglaterra, pero también abarca la Gran Revuelta de 1174, cuando muchas personas en Norwich fueron asesinadas. Ese año el rey Enrique II sufrió la fallida rebelión de tres de sus hijos.
Tom Booth, investigador del Instituto Francis Crick, sostuvo que, más allá de las dudas, las conclusiones ofrecen miradas de análisis. “Nuestro estudio muestra cuán efectiva puede ser la arqueología, y particularmente las nuevas técnicas científicas como el ADN antiguo, para proporcionar nuevas perspectivas sobre los eventos históricos”, indicó.