El funcionario de Desarrollo Social, Emilio Pérsico, manifestó que hay que «ir limitando los planes sociales» y «lograr que se vayan reduciendo poco a poco». A su vez, explicó que el país «tiene un exceso de gasto en subsidios directos a la gente». «En la Argentina es necesaria una reforma laboral«.
¿Creés que parte de lo que está haciendo Sergio Massa lleva a una reducción del gasto social para cumplir con el Fondo Monetario Internacional?
Sí. El decreto que se está discutiendo lo inicié yo, tiene mi firma. Es lo que corresponde, porque es el área nuestra. Pero hay distintas cuestiones pendientes. Una es ir limitando los planes sociales, cosa que ya venimos haciendo con el anterior ministro. En los últimos cuatro meses no hubo crecimiento de los planes. Para nosotros, eso es un avance, y tenemos que lograr que se vayan reduciendo poco a poco.
Todo esto viene de una discusión que tuvimos con Massa. Cuando se crearon los primeros programas sociales, los subsidios para compra de maquinaria, herramientas y materiales representaba el 60% del gasto de los programas. Después, se mantuvo un tiempo largo en el 50%, luego al 30% y hoy no llega al 1%. El resto son planes sociales directos.
Argentina tiene un exceso de gasto en subsidios directos a la gente. Gastamos 12 puntos del PBI en eso y en inversión solamente dos puntos y medio.
¿Cómo tendría que ser la ayuda social? ¿En qué se tendría que ir transformando?
En Argentina han ido aumentando los subsidios, pero la pobreza no fue bajando. Hay un estudio de Fundar que analiza cómo, mientras se ha ido reduciendo la pobreza en América Latina, en Argentina ha ido aumentando. Somos el país que más gasta en subsidios a la pobreza, directos e indirectos. Sin embargo, eso no ha resuelto el problema de la pobreza.
Nosotros no creemos que ese sea el camino para resolver el tema de la pobreza. Eso es el trabajo y la producción. Tiene que ir disminuyendo lo que gasta el Estado en subsidios e ir aumentando lo que invierte en producción. Ese es el primer punto.
El 50% de los trabajadores argentinos están en negro, y casi el 40% de la economía no está registrada. La primera medida que tiene que tomar el Estado es registrar esas actividades. Esa viene siendo una reivindicación nuestra desde hace mucho tiempo, y no hemos logrado todavía que el Estado busque las formas de llevarlo adelante.
Esa fue nuestra propuesta, ayudar a la producción con subsidios, pero al trabajo, sobre todo, con créditos. No es un avance, ante la pobreza, aumentar los subsidios directos.
¿Cuáles serían las fronteras entre tu perspectiva y la de otros líderes sociales, como Juan Grabois o Eduardo Belliboni?
En general, tenemos acuerdos en la mayoría de los puntos, pero en otros no. Hay compañeros que creen que el subsidio resuelve o alivia la situación de los compañeros. Nosotros pensamos que el subsidio es bueno cuando es temporario, por un plazo determinado. Cuando se extiende en el tiempo, va generando enfermedades sociales en el territorio que no son buenas.
Argentina no tiene un problema de trabajo, pero sí de empleo. La caída natural de los planes sociales tiene que ver con que todos los meses cruzamos la información y encontramos que muchos van consiguiendo trabajo o llegan a un determinado nivel de salario.
La mayoría de los compañeros a los que se les cae el plan social, es porque logran mayores ingresos. Ya sea que se compran un auto o consiguen un mejor salario, pero esos ingresos siguen siendo de la economía popular.
La situación laboral en la Argentina
¿Podrá haber algún problema en el sistema de contratos o leyes laborales que haga que, a pesar de que los salarios de Argentina están entre los más bajos de América Latina, los empleadores no empleen?
En Argentina es necesaria una reforma laboral. Pero eso no es con los trabajadores que están bajo convenio colectivo, sino con los que no están. Cuando Perón llegó al Estado, encontró sólo un 20% de trabajadores registrados. No hay que cambiar la actividad de los compañeros que no están formalizados. Ellos vienen trabajando y lo hacen con mucho esfuerzo. El tema es que ese trabajo no tiene patrón, es un fenómeno que pasa en el mundo.
La OIT ha dicho que, lo que crece en el mundo, es el trabajo autónomo, y no sólo en los sectores populares. En Europa lo llaman “trabajo social comunitario”. La gente se inventa el trabajo y pocos son los que encuentran empleo estable, que era más característico de otras épocas del capitalismo.
Este capitalismo genera cada vez menos empleo, pero genera trabajo en otras condiciones y en otras formas. Hay que adecuar las leyes a estas nuevas formas, que es lo que hizo Perón.