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Catamarca. Descubrieron el asentamiento de una milenaria población cazadora-recolectora

Un equipo de científicos del CONICET descubrió, en el valle de Yocavil, Catamarca, un asentamiento en el cual vivieron cazadores-recolectores, según revela un estudio recientemente publicado en Journal of Archaeological Science Reports.

Ubicado a 170 kilómetros de la ciudad capital de San Fernando del Valle de Catamarca y a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, este asentamiento que se convirtió en el sitio arqueológico más antiguo jamás hallado hasta ahora en esa provincia, fue bautizado con el nombre de “Cueva Abra del Toro”, y solo es accesible tras 8 horas de caminata desde un viejo caserío ubicado sobre la ruta.

Para llevar a cabo el trabajo, los científicos comprobaron que si bien una erupción que tuvo lugar en el Complejo Volcánico Cerro Blanco hace unos 4.200 años – la más importante de los últimos 5.000 años en la Zona Volcánica Central de los Andes-, obligó a sus pobladores cazadores-recolectores a emigrar, después de muchos años, decidieron regresar al lugar para establecerse definitivamente.

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“Todavía no podemos precisar cuánto tiempo este sitio estuvo deshabitado tras la erupción. Hace falta una mayor cantidad de fechados radiocarbónicos para afinar estas cronologías, pero sí debió quedar memoria social colectiva como un lugar donde retornar”, comento el arqueólogo e investigador del CONICET en el Instituto de las Culturas (IDECU, CONICET-UB), Pablo Carbonelli.

Cabe resaltar que la investigación es el resultado de una serie de excavaciones que comenzaron en el año 2014 después de que un guía de turismo de la zona divisara esa milenaria y hasta entonces desconocida cueva.

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Rara vez se encuentran sitios de ocupación en cuevas de poblaciones prehistóricas de cazadores-recolectores en los valles intermontañosos andinos, por eso nos alegra revelar información sobre su vida”, agregó el principal responsable del hallazgo.

Según los arqueólogos, los depósitos de caída de ceniza cubrieron la región llegando a más de 400 kilómetros desde el Complejo Volcánico de Cerro Blanco – ubicado en el sur de la Puna-, en tanto que la zona de los valles de Tafí y de Yocavil, ambas en la provincia de Catamarca, resultaron las más afectadas por ese histórico y devastador fenómeno meteorológico.

Por su parte, mientras que en el interior de la Cueva Abra del Toro las cenizas acumuladas alcanzaron los 80 centímetros de altura, en las zonas vecinas llegaron a los 2 metros, producto de los fuertes vientos que fueron depositando las cenizas en el interior del abrigo rocoso.

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Además, los arqueólogos encontraron varios elementos que datan de antes de la lluvia de cenizas, entre los cuales se encuentran herramientas de piedra, na punta de proyectil y varios restos de huesos de camélidos que, según creen, fueron parte de su dieta. Mientras que, del periodo posterior, es decir, después del regreso de los cazadores y recolectores al lugar, encontraron grandes rocas de las que se extraían trozos más pequeños para confeccionar manos de moler y otros instrumentos.

«En las ocupaciones más antiguas, en las que están a un metro ochenta de profundidad, encontramos una punta de lanza, y el diseño de esa punta es muy parecido a lo que ya sabíamos de ocupaciones cazadoras-recolectoras de la puna catamarqueña o salteña. En tanto que las últimas ocupaciones de la cueva corresponden a una etapa agro-alfarera posterior. Son más ricas en cuanto a su materialidad y tecnología. Por ejemplo, manejaban la cerámica”, señaló Carbonelli.

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Por último, reconoció que, a diferencia de lo que sucede en otras regiones de Argentina, en los Andes centrales es muy poca la información que se tiene acerca de la vida y de las características de los habitantes que vivieron en la zona durante el Holoceno Medio, hace aproximadamente entre unos 8.000 y 4.000 años.

“En este sentido, si bien nuestro trabajo permite ir armando el rompecabezas de las ocupaciones tempranas de los valles de esta región, la investigación continúa y todavía hay muchas preguntas por responder«.”, concluyó Carbonelli.

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