Las terminales automotrices están sosteniendo reuniones con funcionarios del Gobierno para intentar destrabar importaciones de autopartes e insumos. Pero a diferencia de otros encuentros que empresas y funcionarios del sector automotor solían mantener a esta altura del año, esta vez no es para hablar sobre los planes del año próximo, sino que la agenda es más urgente: buscan poder llegar a mediados de diciembre sin tener que volver a tener que suspender la producción, como ya ocurrió con tres terminales sólo durante la semana pasada.
Las automotrices son quizás el más visible de los sectores productivos afectados por las restricciones a las importaciones, pero la falta de dólares está afectando prácticamente a la totalidad de la actividad industrial.
Además de las terminales, ya han alertado sobre severos problemas para seguir produciendo los fabricantes de maquinaria agrícola, de celulosa, de máquinas herramienta, productores agropecuarios y textiles. Este martes se sumaron también las ensambladoras de motos, un sector que depende aún más que las automotrices de las partes importadas, ya que el porcentaje de integración local de las motos no llega a un 15% en promedio. El resto son todas partes traídas del exterior.
La restricción de dólares para importar piezas ya había generado una parada de planta a mediados de año en la línea de ensamblado de pick ups Nissan y Renault, en Córdoba, durante dos jornadas. Después de aquel episodio sobrevino la falta de neumáticos generada por las sucesivas medidas de fuerza del sindicato Sutna en las tres fábricas de cubiertas radicadas en el país, lo cual generó la salida de producción durante casi una semana de dos automotrices, Ford y Toyota.
Pero una vez que aquel conflicto fue solucionado, las terminales volvieron a paralizarse, esta vez de nuevo por restricciones a las importaciones. Primero fue Fiat, en la semana previa al cambio del sistema de autorización de importaciones no automáticas: en la última semana de vigencia del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), la planta de Fiat ubicada en el barrio cordobés de Ferreyra debió parar su actividad un turno durante dos días.
A la semana siguiente, el 17 de octubre, fue el debut del nuevo Sistema de Importaciones (SIRA), y los problemas, lejos de solucionarse, se incrementaron. Pararon su actividad Fiat (en dos jornadas) y la línea de pick ups de Renault y Nissan, la primera vez durante un turno y la semana pasada, durante cuatro días. También Ford ralentizó su actividad durante la semana pasada, por un problema no interno sino externo, la falta de semiconductores o chips.
Es en este contexto que se están desarrollando esta semana las reuniones entre las empresas automotrices con el secretario de Comercio, Matías Tombolini. Y lo que está escuchando el funcionario son pronósticos de cortísimo plazo.
“Le dijimos lo que nos está pasando en este momento: tenemos piezas hasta el fin de semana. Si no hay algún cambio inmediato, la semana próxima deberemos parar por falta de autopartes”, le dijo el representante de una de las productoras de mayor volumen de las nucleadas en la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA).
En otra automotriz, la pregunta fue si tenían insumos suficientes como para poder producir hasta mediados de diciembre, que es cuando comienzan las paradas de planta por vacaciones. “Hoy pensar el diciembre es pensar en largo plazo”, fue la respuesta.
Tombolini les prometió que buscará una solución. El secretario de Comercio pasó a ser el interlocutor de las automotrices, en un tema, los dólares, donde de entrada no quiso tener injerencia su colega de Industria, José De Mendiguren. Tombolini concentra además un tipo de reclamos que antes viajaban directo hacia la presidencia del Banco Central.
En efecto, es la autoridad monetaria la que decide quién accede al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), que es donde las empresas compran dólares a precio oficial para pagar a sus proveedores del exterior. Pero en las últimas semanas, esos pedidos se están concentrando en el despacho de Tombolini.