La decisión del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, de apurar la suspensión de las elecciones PASO y autorizar las listas colectoras en la provincia no es un hecho aislado, sino la manifestación de un fenómeno más amplio, que se agravó con el anuncio sorpresivo de Cristina Kirchner de no volver a presentarse a ningún cargo el año que viene.
El peronismo, con la decisión de la vicepresidenta, se quedó sin una referencia nacional ni un candidato presidencial que convoque y traccione votos. Por eso, el repliegue estratégico que ya se venía dando con la separación de las elecciones nacionales de las locales, se prevé que se acentúe en las próximas semanas.
Con una inflación del orden del 100%, aumento de pobreza y salarios flacos, son pocos los peronistas que imaginan una victoria en 2023. Por eso, la mayoría de los gobernadores separó o está por separar la suerte de sus administraciones de la competencia nacional.«No al fraude». La foto que publicó diputado chaqueño Alejandro Aradas, después de la eliminación de las PASO
Y sin la posibilidad de que sea Cristina la que encabece la boleta, son menos los dirigentes que están dispuestos a acompañar al oficialismo nacional a una batalla que se sabe perdida de antemano.
“Quieren anular las primarias para perjudicarnos, separar las elecciones nacionales de las provinciales para que los arrastren a una derrota. Reponen la ley de lemas, las colectoras. Es un operativo sálvese quien pueda, por eso tenemos que estar atentos, exponerlos y denunciarlos”, explica uno de los estrategas de Juntos por el Cambio que sigue el proceso electoral.
Un signo de esa alerta fue la publicación de un mensaje en Twitter del jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que se hizo un tiempo en la visita en Estados Unidos para publicar: “Ninguna trampa a la democracia ni ningún atropello a las instituciones va a torcer la voluntad de cambio de los argentinos. Les vamos a ganar en Chaco y en todo el país y vamos a sacar la Argentina adelante de una vez y para siempre”.
A la desprolija anulación de las PASO que ocurrió en Chaco se prevé que podría seguirle Chubut, una provincia gobernada por el peronista Mariano Arcioni, según las alertas que se encendieron en Juntos por el Cambio. Esa movida podría contar con el aval de un sector del radicalismo por lo que hubo contactos semanas atrás para alinear a toda la UCR chubutense en defensa de las primarias.
Por otra parte, esta misma semana, el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, promovió el desdoblamiento de los comicios.
Sálvese quien pueda
Aunque desde el peronismo existe una corriente de baja intensidad que trata de promover la idea de que no todo está perdido, todavía no apareció un Alberto Rodríguez Saá que vuelva a convocar al peronismo -como a fines de 2017 y cuando Mauricio Macri festejaba todavía su victoria- a un proyecto de resurrección política. En ese momento, el caudillo puntano lanzó su “Hay 2019″ que despertó la vocación de poder. Cinco años después, el panorama es otro.
En concreto, el año que viene, de los 24 distritos habrá elecciones de gobernador en 21 provincias y la ciudad de Buenos Aires. Sólo Corrientes y Santiago del Estero definen sus Ejecutivos en años pares. Y en ocho -las provincias de Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz- se elegirán los tres senadores, dos por la mayoría y uno por la minoría.
Si no hay cambios o corrimientos de fechas, las elecciones nacionales a presidente y diputados y senadores nacionales deberían ser en agosto (PASO), octubre (generales) y noviembre (balotaje).
Ante ese panorama, La Pampa será la primera que va inaugurar el calendario electoral con unas primarias que no son obligatorias, a realizarse el 12 de febrero, tras lo cual se harán las generales el 14 de mayo. Jujuy, que gobierna el radical Gerardo Morales, convocó para el 7 de mayo.
Mientras tanto, Salta -que encabeza el peronista Gustavo Sáenz- irá a las urnas el 16 de abril, al igual que Río Negro, que gobiernan Arabela Carreras y Alberto Weretilneck. En tanto, Tucumán de Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, el 4 de junio de 2023. Por su parte, Mendoza hará las PASO el 11 de junio y las generales el 24 de septiembre, mientras que San Luis tiene previsto elegir el 11 de junio y Chaco el 17 de septiembre.
En Tierra del Fuego, el gobernador Gustavo Melella podría convocar en abril o en mayo, mientras que en Misiones podrían realizarse en marzo; Neuquén, en abril; San Juan para mayo y Córdoba para junio.
Más allá de los signos políticos, la mayoría de las provincias gobernadas por el peronismo resolvió despegar los comicios de los nacionales, aunque la más populosa y gravitante para el kirchnerismo, la provincia de Buenos Aires, está atada a la suerte nacional.
Los gobernadores con apoyo de La Cámpora habían impulsado una suspensión de las PASO, pero chocaron con la resistencia en bloque de Juntos por el Cambio y, sobre todo, el rechazo de dos actores clave: el presidente Alberto Fernández y el Movimiento Evita, que tiene interés en disputar al peronismo La Matanza y otros partidos.
Con más de 12 millones 700 mil electores, la provincia de Buenos Aires es vital para contar los votos para presidente. Pero el Frente de Todos, por ahora, no tiene ni en el Congreso Nacional ni en la Legislatura bonaerense los votos para modificar el actual régimen electoral. Ni para cambiar las fechas, ni para suspender las PASO.
Sin candidato o candidata
Cristina Kirchner, el día que anunció su decisión de no ser candidata nada.
El apuro y desprolijidad de Capitanich para reformar de un plumazo el régimen electoral chaqueño es la expresión pública de un fenómeno más amplio y profundo: la crisis del peronismo. El portazo emocional de Cristina Kirchner después de la condena a seis años de cárcel por corrupción fue el final de una película que se viene pasando hace más de un año, que tuvo la mala situación económica, la derrota en las elecciones de medio término y la disparada de la inflación.
Sin un líder nacional con potencia electoral para juntar votos, los caudillos peronistas están abocados a alambrar sus territorios y lograr por dos vías debilitar a la oposición: arrebatarles las primarias, que los ordena y potencia, y adelantar las elecciones. En síntesis: correrles el arco.
“Hay una sensación de derrota. Hoy los gobernadores creen que pierden o que están muy finitos. Hay una crisis que se ve como terminal y que incluso puede pegar en distritos donde el peronismo viene gobernando bien. Es un fin de ciclo y cuando la ola viene, es imparable. Los gobernadores lo saben mejor que nadie”, explican en una consultora política que asesora a mandatarios del oficialismo y la oposición.
Mientras los gobernadores aceleran el plan “sálvese quien pueda”, los dirigentes del radicalismo y el PRO de las provincias informaron a la Mesa Nacional para que exista una nuevo pronunciamiento crítica sobre los últimos cambios en el régimen electoral. El objetivo es preservar las PASO, pero ya un paper que elaboraron los equipos políticos de Juntos por el Camibio estableció que, en caso de ser anuladas, suspendidas o eliminadas, la coalición va a mantener el sistema de competencia en primarias para dirimir candidaturas.