La Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) destacó que trabaja «en plena coordinación» con las autoridades sanitarias y de política agropecuaria para extremar las medidas de prevención y control de esta enfermedad, que puede afectar a las aves de los establecimientos productivos.
«Es una muy mala noticia, por las consecuencias que puede traer aparejadas en términos de mortandad de aves y bajas productivas. Pero este es un momento para llevar tranquilidad a los productores y a la población en general, pues al momento se trata de un caso aislado en ave silvestre y estamos con los sistemas activados para mitigar el traslado al comercio», señaló Javier Prida, titular de la entidad empresaria.
Además, destacó que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) «está actuando muy bien, con protocolos internacionales, profesionalismo y compromiso. Los productores trabajaremos codo a codo con las autoridades colaborando para redoblar las medidas de prevención y control en todos los establecimientos productivos del país».
Según cifras del sector privado, en 2022, se produjeron 15.291.600.000 unidades, de las cuales 14.603.500.000 fueron destinados al consumo interno, lo que muestra que del total de unidades que se producen, el 96,8% se destinan al país, y el restante 3,2% al mercado externo.

Por su parte, las exportaciones con destino a 50 países crecieron un 17% en 2022 mientras que el huevo se posicionó como la economía regional que mayor valor agregado logra por tonelada exportada.
CAUSAS Y RECOMENDACIONES
Mientras evalúa el impacto económico de la emergencia sanitaria, la CAPIA difundió un decálogo de recomendaciones donde describe que varios factores pueden contribuir a la propagación del virus de la influenza aviar, como globalización y comercio internacional, producción avícola y venta (mercados de aves vivas), aves silvestres y rutas migratorias.
En las aves, el virus de la influenza aviar se elimina en las heces y las secreciones respiratorias, y puede transmitirse a través del contacto directo con las secreciones de las aves infectadas o indirecto, a través del agua contaminada.
Las aves silvestres migratorias, en especial las acuáticas, son huéspedes y reservorios naturales del virus de la influenza aviar. En sus tractos intestinales o respiratorios, pueden transportar las distintas cepas. Según la cepa del virus y la especie de ave, el virus puede resultar inofensivo o fatal para el animal.
La exposición directa de las aves de corral a las aves silvestres es el factor de transmisión más probable. Por lo tanto, es fundamental limitar su exposición a las aves silvestres para reducir al máximo el riesgo de introducción de la influenza aviar.
FACTOR ECONÓMICO
Los brotes pueden tener consecuencias económicas graves para la industria avícola, la sanidad de las aves silvestres, los medios de subsistencia de los productores y el comercio.
Los productores pueden sufrir un nivel de mortalidad elevado en sus bandadas, con un porcentaje aproximado del 50%.
La transmisión de las aves a los seres humanos suele ser esporádica y se produce en un contexto específico. Las personas que están en contacto estrecho y repetido con aves infectadas o con entornos muy contaminados deben redoblar las medidas de prevención para mitigar el riesgo.