Se insiste más que todo en una línea editorial comarcana que Juan Manzur tiene reales posibilidades de ser el candidato a presidente del Peronismo en las elecciones del presente año.
La mayoría de los manzuristas también dicen soñar todas las noches con esa posibilidad. Sin embargo es necesario evaluar el contexto en el que se realiza esa afirmación.
En primer término hay que recordar que Juan Manzur se sumó al gabinete de Alberto Fernández con la promesa de oxigenar y darle otra impronta al gobierno nacional, que acababa de perder las elecciones intermedias por la elevada insatisfacción de la sociedad con la gestión filo Kirchnerista.
Desde que asumió Manzur como Jefe de Gabinete hasta su renuncia pasaron más de 500 días. En ese trayecto de tiempo la inflación se duplicó y la pobreza creció exponencialmente desde su llegada a la Nación. Como consecuencia de esto la imagen del presidente se vino en picada.
De todo lo anterior qué parte le toca hacerse cargo a Juan Manzur. Él fue a impulsar la gestión, a darle una nueva imagen al gobierno de su amigo Alberto Fernández. No se entiende que Manzur después de esta actuación pueda aspirar a ser candidato a presidente. Por qué sería ajeno al enorme fracaso de la gestión de un gobierno del cual eligió ser parte.
Ahora además, mediante el análisis sesgado se dice que un triunfo electoral en Tucumán el 14 de Mayo le daría un impulso a su sueño nacional. Teniendo en cuenta que por un lado el triunfo sería de Osvaldo Jaldo como candidato a Gobernador, salvo que Manzur quiera imitar a Cristina Fernández, quien se adjudicó el triunfo de Alberto Fernández sobre Macri.
En segundo término, por qué un triunfo electoral le daría el empujón que no se pudo dar él mismo cumpliendo funciones en el gabinete nacional. Manzur es su gestión, no hay nada más que agregar.
Soñar con que un triunfo electoral de una provincia como Tucumán sea una cucarda tan importante como para catapultar a Manzur es casi un acto de exageración juvenil, habiendo llevado a cabo una gestión nacional que salvo por la hora que comenzaba su jornada no se la identifica con ningún mérito en particular.

Nadie podrá negar que él será parte del triunfo electoral, de ocurrir en Tucumán. Pero de ahí a hacerlo acreedor único y principal de ese acontecimiento político hay una diferencia que no se puede soslayar.
Manzur fue Ministro de Salud en plena gripe A, fue Vicegobernador electo y Gobernador electo en Tucumán, si necesita un impulso para llegar a ser el candidato a presidente del Peronismo no debería ser un nuevo triunfo electoral, que ya los tuvo. Si lo que hizo y logró anteriormente Manzur no le alcanza, mal se podría pensar que en esta oportunidad sí será suficiente.
Por lo tanto, para concluir, ni una línea editorial ni un sueño de un sector del peronismo tucumano tienen tanta entidad como para crear un candidato a presidente de la Nación. Un candidato que pareciera tener la derrota asegurada al juzgar por el cierre que tendrá la actual gestión.
En todo caso si la situación económica mejora en lo que resta de 2023 será mérito del ministro de Economía, Sergio Massa, y en ese caso es lógico pensar que sería él la persona indicada para encabezar la boleta del oficialismo.
