«Movete tranquilo», habilitó Alberto Fernández a Daniel Scioli después de haberle quitado el Ministerio de Desarrollo Productivo para empoderar a Sergio Massa. En su afán por cuidar las formas y mantenerse leal, el embajador argentino en Brasil habló varias veces con el Presidente sobre su deseo de volver a ser precandidato.
Se comunican por teléfono, por chat y comparten viajes y actos en cada una de las intensas visitas del exgobernador. Con la vía libre, tomó el pulso en su querida Mar del Plata donde salió a caminar por la rambla. Y se lanzó.
Scioli no imagina una lista de unidad ni la espera. Por el contrario, está convencido de que para sumar votos el Frente de Todos debe ampliar la oferta y presentar varias opciones en las PASO que permitan contener a descontentos y sumarse luego unos a otros.
Al exmotonauta le incomodaba enfrentar a Alberto Fernández, una situación «rara» según plantean en el gabinete nacional pero que parece ya un hecho. Tampoco quiere confrontar con Cristina Kirchner con quien tanto le costó construir el débil vínculo que tienen.
Ella y La Cámpora tardaron en aceptarlo en 2015 y todavía Máximo Kirchner le reprocha que no haya defendido con más ahínco la gestión de su madre. El hijo de CFK cree que es por eso que se perdieron aquellas elecciones en un ajustado ballotage que ganó Mauricio Macri. El massismo, en cambio, insiste en que su gobernación fue la peor.

Ocho años después de ir a las urnas y tras la frustración kirchnerista por el desempeño de Alberto Fernández, el embajador Scioli se siente con chances. De todos modos no fue sólo sentirse reivindicado en sus pronósticos de campaña lo que lo empujó a arrancar un sutil camino como precandidato. Si Scioli escribió la carta pública con la que se autopostuló es fundamentalmente porque percibió indicios de que ni Cristina Kirchner ni el Presidente serían finalmente precandidatos.
También tuvo un encuentro con la Vicepresidenta. No fue reciente. Ocurrió hace unos meses y tuvo lugar en el Senado de la Nación, en el mismo despacho que Scioli ocupó como Vicepresidente de Néstor Kirchner antes de mudarse a Buenos Aires y convertirse en gobernador. Nunca había regresado al primer piso de la cámara alta, ni siquiera mientras fue diputado nacional, antes de ser embajador en Brasil. Aparentemente no avisó de la carta.
En el entorno del exgobernador venían apuntando la inconveniencia de tan bajo perfil. Cuando reemplazó a Matías Kulfas en el Ministerio de Desarrollo Productivo, el sciolismo reactivó la adormilada ‘ola naranja’. En redes sociales empezaron a replicarse mensajes a su favor mientras un grupo de sus leales empezaban a juntarse con ánimo electoralista.
La abrupta salida y el superministerio a medida de Sergio Massa eyectaron a Scioli de regreso a Brasil. El vínculo con Jair Bolsonaro en sus últimos meses de gobierno y el acompañamiento a Lula Da Silva lo mantuvieron en la pole position. Y se sintió triunfar con el éxito de la gira de casi tres días del flamante presidente al país.
Intenso lector de diarios y portales, Scioli advirtió que su nombre quedaba a la retaguardia de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y hasta el joven Eduardo ‘Wado’ de Pedro. Y decidió no seguir esperando. «Hay que lanzarse ya» le aconsejaron. Y adelantó una carta que se anticipó al lanzamiento de esta semana de Horacio Rodríguez Larreta y la inauguración de oficinas que María Eugenia Vidal hizo bajo el padrinazgo de Mauricio Macri.
Hoy me siento con fuerza y energía para trabajar aún más por mi país, por el sueño de una Gran Argentina. Siempre me comprometí. Nunca fui indiferente. No lo seré ahora, en la madurez de mi vida y con la experiencia a favor
A la inversa de la preferencia de argentinos y turistas de todo el mundo, Scioli dejó Brasil durante el carnaval y volvió a Buenos Aires. Desde La Ñata escribió un anuncio para redes sociales, un texto colectivo al que le dio las puntadas finales con un grupo de colaboradores y asesores, varios con cargos en La Plata durante su gestión. «Cuenten conmigo», afirmó en tono de patriota maduro, moldeado entre los triunfos y las derrotas.
Su reaparición no tuvo más estridencias ni fuegos de artificios. Como Cristina Kirchner esta vez usó sólo una carta para decir lo que todos intuían pero él no blanqueaba.
LA ‘OLA NARANJA’ SCIOLISTA, EN MARCHA
¿Cómo sigue la ‘campaña’? Por ahora no hay campaña. De la misma manera que el Presidente, el ministro del Interior o hasta el de Economía -que niega su propia precandidatura alegando incompatibilidad- encorseta su visibilidad a los márgenes de acción que le deja la embajada en Brasil. Por eso no hubo movida en redes sociales y apenas algunos, como Marcos Di Palma que lo acompañó ocho años atrás, se sumaron a su anuncio.
«La única persona capaz de conducir la Argentina que viene es Daniel Scioli», gritó en mayúsculas el corredor en la red del pajarito.
Según tiene en agenda, el fin de semana Scioli regresará a la sede diplomática brasilera donde el próximo 2 de marzo recibirá al gobernador de Misiones, Néstor Herrera Ahuad, a quien acompañará en una misión a Río Grande do Sul, el principal destino comercial para Argentina.
El 4 de marzo Scioli volverá al país. En su proyecto de traer in