Todo el peronismo sabía que el presidente Alberto Fernández se iba a bajar de su idea de reelección. Las encuestas le daban muy mal, pero él quería esperar hasta fines de mayo para jugar al filo del cierre. Sin embargo la crisis precipitó todo y antes de caer del todo esta tarde en el congreso nacional del PJ, prefirió adelantar su decisión para poder participar del armado electoral. El juego de palabras «por fin» fue la más utilizada por los dirigentes consultados.
Había advertido el kirchnerismo y La Cámpora con «Wado» De Pedro a la cabeza que hoy irían en busca de definiciones para ordenar la estrategia electoral. Consideran que perdieron demasiado tiempo esperando una decisión ya sabida por todos, incluido el propio Alberto. Pocos supieron de su decisión ayer por la noche. Uno de los primeros en enterarse fue su jefe de gabinete, Agustín Rossi, quien autorizado por él dijo esta semana que si el Presidente se bajaba quería ser el candidato del Poder Ejecutivo. Los otros en carrera son Daniel Scioli, que se acercó a los camporistas para tener el visto bueno de Cristina Fernández de Kirchner, el propio Wado de Pedro, Juan Grabois y el ministro de Economía, Sergio Massa.
Con la decisión ya sobre la mesa, ahora el Presidente buscará mostrarse como «garante» de la unidad del peronismo e insistirá con las PASO para -según él- democratizar al peronismo. Lo concreto es que aún no se descarta ninguna alternativa. Los que prefieren ir con un solo candidato insisten que nada garantiza que el perdedor de la interna acompañe al ganador. Eso sin contar que el que pierda tendrá que dejar mucha gente afuera para la elección general.
Hoy también deberán comenzar a resolver, más allá de la unidad o las PASO arriba, que pasará hacia abajo, con sectores que ya están listos para jugar una interna local y que el ganador se lleve el premio, como en Hurlingham o La Matanza. Un armador bonaerense habló con este medio tras la decisión del Presidente y lo explicó así: «Hasta que no ordenen arriba, nosotros no podemos dar por cerrado nada, aunque tengamos otra estrategia. Una interna presidencial puede ser atractiva para el electorado peronista, pero si no hay reglas claras puede perjudicarnos entre agosto y octubre».
¿Hay lugar para la unidad forzada otra vez como en 2019? fue la pregunta de este medio. «No podrá ser otra vez el dedo de Cristina. Eso ya no alcanza. Pero si hay un acuerdo para ir detrás de uno y se arma en ese sentido, ¿por qué no?», respondió. Hoy desde las 17 en Matheu al 130, empezará un nuevo capítulo.