Se trata de uno de los objetivos más anhelados de la ciencia. Millones de personas desean la existencia de “una pócima secreta” que revierta el reloj biológico humano y evite el envejecimiento. Este anhelo suele tener varios motivos ya sea por fines estéticos; por el deseo de que el tiempo se detenga y todo se mantenga estático; por el miedo a la muerte y por evitar enfermedades o problemas de salud que, justamente, suelen aparecer con el paso de los años.
A principios del 2023 un grupo de investigadores especializados en genética y envejecimiento publicaron en la revista científica Cell nuevos hallazgos respecto de la epigenética -estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarios y que no se pueden atribuir a alteraciones de la secuencia de ADN-. Gracias a la observación y modificación del genoma de ratones de laboratorio, los estudiosos provocaron el envejecimiento y posterior rejuvenecimiento en los roedores independientemente de los cambios en el código genético. A partir de esto, surgieron varios cuestionamientos respecto de si este mismo proceso puede ser llevado a cabo en humanos. De ser factible, la ciencia daría un gigantesco paso para revertir la evolución natural del hombre, pero sobre todas las cosas, para mejorar la calidad de vida de las personas.
La serie de experimentos que realizaron los estudiosos brinda la tan esperada confirmación de que los cambios en el ADN no son la única, ni tampoco la principal causa del envejecimiento. Contrariamente, los hallazgos muestran que los cambios químicos y estructurales en la cromatina -forma en la que se presenta el ADN en el núcleo celular- dan fuerza al proceso de envejecimiento sin alterar el código genético en sí.
“De alguna manera, las células saben que el cuerpo puede reiniciarse y mantienen el conocimiento sobre qué genes estaban activos cuando eran jóvenes”, dijo David Sinclair, profesor de genética de Harvard y uno de los investigadores principales del novedoso estudio. “Creemos que estamos aprovechando un antiguo sistema de regeneración que usan algunos animales: cuando cortás la extremidad de un anfibio, la extremidad vuelve a crecer. La cola de un pez volverá a crecer; el dedo de un ratón volverá a crecer”.
Ramiro Heredia (M.N. 117882), médico especialista en clínica médica del Hospital de Clínicas José de San Martín, explica en palabras coloquiales que los estudiosos descubrieron que una falla o modificación en la información epigenética de los roedores logró envejecerlos, pero que si de la misma forma se restaura la integridad del epigenoma, se pueden revertir los signos de envejecimiento que se aceleraron previamente.
¿Cómo fue la investigación?
El procedimiento que llevaron a cabo los especialistas se centra en la reprogramación celular, una técnica popular que fue desarrollada hace más de una década por el ganador del Premio Nobel, el japonés Shinya Yamanaka. En su trabajo, el científico logró demostrar que las células adultas se podían transformar en células madre -materia prima del cuerpo; a partir de ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas- al ser expuestas a factores de transcripción -proteínas que se unen a secuencias específicas de ADN y controlan el traslado de la información genética de ADN a ARN mensajero-. Teniendo en cuenta el método que había descubierto Yamanaka, los investigadores de Harvard crearon una mezcla de tres de los cuatro factores descubiertos por el Premio Nobel (-Oct4, Sox2, Klf4 y c-Myc). El Dr. Heredia explica que estos factores son células de la piel humana adulta que fueron reprogramadas por los estudiosos de Harvard para que se comporten como células madre embrionarias o pluripotentes, capaces de convertirse en cualquier célula del cuerpo.
El Dr. Sinclair destacó que este descubrimiento respalda la hipótesis de que las células de los mamíferos mantienen una especie de “copia de seguridad del software epigenético” que, cuando se accede, puede permitir que una célula envejecida y modificada epigenéticamente se reinicie a un estado saludable y juvenil.
En relación con el descubrimiento, el Dr. Heredia expresa que, justamente, el envejecimiento es un proceso natural caracterizado por el daño que se acumula con el paso del tiempo en el ADN. “Se podría decir que es un conjunto de ‘instrucciones’ que tiene el organismo para generar proteínas -más defectuosas si las instrucciones sufrieron daños- y pérdida de funciones que resultan en una menor defensa para enfrentar las enfermedades, lo que nos acerca a la muerte”, señala.
Es por esa misma razón que la posible modificación o intromisión en el proceso natural de deterioro biológico podría ser una esperanza para la lucha contra enfermedades humanas e implicar una mejora en los tratamientos. “Estamos hablando de tomar a alguien que es viejo o está enfermo y hacer que todo su cuerpo o un órgano específico vuelva a ser joven, para que la enfermedad desaparezca”, dijo Sinclair a la vez que añadió que el objetivo de su estudio sería abordar las causas esenciales del envejecimiento para extender la duración de la salud humana. “Que las personas no solo vivan más, sino mejor y con salud”, expresó.
Asimismo, el resto de los investigadores dijo que “ahora podemos hacer uso de un interruptor de reinicio que restaura la capacidad de la célula para leer el genoma correctamente desde cero, como si fuera joven”. De esta manera, el cuerpo se despertará, recordará cómo comportarse, caerá en la cuenta de cómo regenerarse y volverá a ser joven, incluso si uno ya es viejo y tiene una enfermedad, señalaron.
Los nuevos estudios sobre si esta intervención genética que rejuveneció a los ratones hará lo mismo con humanos se encuentran en etapas iniciales, resaltó el Dr. Sinclair. “Pasarán años antes de que los ensayos en humanos se terminen, analicen y, si son seguros y exitosos, se escalen a la masa necesaria para obtener un sello de aprobación federal”. Sin embargo, estos avances en la ciencia siguen siendo agigantados para lo que la gente y la medicina están acostumbrados. “A día de hoy, hablamos del envejecimiento como un proceso progresivo e inevitable que lleva a las personas a un estado vital inexorable que trae consigo enfermedades, y en definitiva, la muerte. Pero esto podría ser un ‘hasta ahora’, gracias a esta nueva investigación”, añade el Dr. Heredia.
Por otro lado, en una conversación con la Facultad de Medicina de Harvard donde dicta clases, Sinclair reveló que hasta que las pruebas en humanos no progresen y den resultados, las personas pueden ir cuidando su salud de varias maneras; entre ellas nombró: ingerir plantas como alimento, comer con menos frecuencia, dormir lo suficiente, hacer ejercicio diariamente para mantener la masa muscular y fundamentalmente, “no preocuparse por las cosas pequeñas y tener un buen grupo social”, enfatizó.