Un flamante estudio presentado por una ONG especializada, con el apoyo de UNICEF, reveló la profundización de una enfermante grieta en salud pública: el trabajo mostró que la alimentación de niños y adolescentes hoy se caracteriza por “un alto aporte de productos ultraprocesados, —bebidas azucaradas y carnes procesadas—, una situación que se extiende en todos los niveles sociales y regiones geográficas. En ítems como ingesta de frutas y verduras, apenas consumen el 20 % de la cantidad recomendada en las Guías Alimentarias (GAPA).
Según explicó durante la presentación del estudio de FIC Argentina Luciana Castronovo, coordinadora del área de investigación de la ONG, “nuestra intención con este trabajo es entender mejor como comen hoy los chicos de nuestro país, ya que las estadísticas que manejamos marcan que el 3,6% de los menores de cinco años son “obesos”. Y en la etapa siguiente —los chicos de entre cinco y 17 años— esa cifra se dispara y se observa que padece obesidad uno de cada cinco chicos y adolescentes: concretamente el 20,4% del total encuestado. “Esto, y también el sobrepeso, son circunstancias de salud que generan luego, en la adultez, un considerable impacto negativo sobre la morbilidad y contribuyen a la mortalidad prematura. Consideramos que toda esta situación se debe, en buena parte, a un patrón inadecuado de consumo de alimentos, especialmente a la alta ingesta de productos de los considerados “ultraprocesados”.
Castronovo también detalló que el problema de la alimentación en la niñez argentina es doble: “hay tanto un déficit de la ingesta adecuada, pero también hay un exceso de ingreso de nutrientes negativos, asociados a un mal patrón de consumo. Por otra parte, también se compró algo que es fácil de intuir: analizando en detalle las cifras se ve que los adolescentes de los niveles socioeconómicos más bajos tienen una mayor probabilidad de tener malnutrición “por exceso” de ingesta de nutrientes “malos” (alimentos ultraprocesados, con alto aporte de azúcar, sodio y grasas), respecto a los adolescentes de niveles socioeconómicos más elevados.
Números preocupantes
Según mostró Victoria Tiscornia, nutricionista e investigadora de FIC Argentina en la presentación “hoy se ve que los productos ultraprocesados son la base de la alimentación en toda la población infanto-juvenil, llegando a representar más del 35% del aporte calórico diario”.
Al entrar en los detalles, los nutricionistas de la organización mostraron que “tras analizar el aporte de energía real que suma cada grupo de alimentos a la dieta diaria y compararlo con las recomendaciones oficiales, se observa que el consumo diario se encuentra muy alejado de las recomendaciones diarias en la mayoría de los alimentos. Pero, principalmente en frutas y verduras, donde el consumo promedio representa apenas el 22,21% de las recomendaciones. En palabras del doctor Sebastián Laspiur, consultor de la Organización Panamericana de la Salud en Argentina, “en términos de peso, los chicos consumen, en promedio, 150 gramos de fruta y verdura por día. Y eso mientras la recomendación de las instituciones profesionales es superar los 700 gramos de consumo diario de este tipo de alimentos”.
No es el único grupo de alimentos en el que la dieta es poco saludable. En otros ocurre lo mismo. Por ejemplo, en el grupo lácteos — leche, yogur y quesos— en promedio se consume el 55 % de la recomendación de las guías de nutrición. Le siguen las legumbres, cereales, papa, pan y pasta, que también ronda en la mitad de lo indicado. En cuanto a aceites, semillas y frutos secos se consule el 63 % de lo sugerido. Finalmente, se destaca el grupo de carnes y huevos, el único donde el consumo real y el recomendado coincide en un 99%.
Otro de los datos llamativos surgió cuando analizaron el patrón de consumo de alimentos y su aportación calórica: según Tiscornia, “el principal aporte viene de dulces, gaseosas, comidas ultraprocesadas (panificados, embutidos, etc) que se eleva al 34,5%. Pero si a esto se le suma que en el segundo grupo están las legumbres y cereales que suman: 22,6% de calorías el tema se complica porque la mayor parte de los cereales son refinados y no integrales. Por lo tanto más del 50% de la energía calorica diaria de los chicos viene del consumo de alimentos procesados y ultraprocesados.
Finalmente, los datos del trabajo, cruzados con indicadores de nivel económico mostraron que la malnutrición por exceso se asocia a la pobreza entre los adolescentes de 13 a 17 años. Y concluyeron que los adolescentes que integran el nivel socioeconómico más bajo tienen un 58% más probabilidad de sufrir malnutrición por exceso de nutrientes malos, respecto a los adolescentes de niveles socioeconómicos más altos. En ese mismo sentido, al revisar el perfil de los adolescentes encuestados en 2018 se observó que, a menor nivel educativo de los progenitores, mayor era la prevalencia de malnutrición por exceso reflejada en índices de obesidad más altos.
Cómo nos vemos
Otro estudio realizado por la consultora Voices! el mes pasado preguntó sobre como percibimos nuestra salud. Un item fue cómo evalúan los argentinos su estado físico y peso. En ese trabajo, siete de cada 10 encuestados a nivel global califican su peso como “bastante bueno o muy bueno”. En cambio, 3 de cada 10 lo evalúan de forma negativa (bastante malo o muy malo). Al igual que sucede con la evaluación general de la salud, en este aspecto las mujeres se destacan por ser más autocríticas que los hombres: el 72% de los hombres evalúan su peso de forma positiva, frente al 65% de las mujeres. En Argentina, según los resultados del estudio de Voices!, el 67% califica como bastante bueno o muy bueno su propio peso (en línea bastante aproximada al el 69% obtenido en una encuesta similar realizada en 2018). Y, tal como sucede a nivel global, los hombres argentinos evalúan mejor su peso que la mujer: 72% versus 63% entre ellas. Los resultados del estudio de también demuestran que el 75% de los argentinos califica positivamente su estado físico, versus el 23% que lo evalúa de forma negativa.