En el Gobierno ya hablan de diseñarle una «agenda blanda» a Alberto Fernández hasta el fin de su mandato en diciembre, luego de la renuncia del presidente a la búsqueda de la reelección.
El rol de Alberto ya estaba acotado con Sergio Massa a cargo de la botonera económica, productiva y cambiaria, lo que al mismo tiempo le permite desentenderse del rumbo de la economía. Con el paso al costado del presidente en el terreno electoral, en el Ejecutivo aseguran que ahora se centrará en la agenda regional e internacional.
Este lunes el canciller Santiago Cafiero le armó un encuentro con el vietnamita Vuong Dinh Hue, presidente de la Asamblea Nacional del país que derrotó a Estados Unidos tras 20 años de guerra en la selva.
En el Gobierno también esperan más apariciones del presidente en entrevistas en entornos amigables como la de este lunes, en la casa del cómico Mex Urtizberea. La entrevista, que se extendió por una hora un lunes a la mañana y en medio de otra corrida del dólar, obligó al presidente a escenificar una reunión con el titular del Banco Central.
En el resto de la coalición gobernante hablan del peligro de no integrar al presidente en la discusión electoral del peronismo.
Alberto participará además de las inauguraciones de las obras que el oficialismo se guardó para la campaña. En especial la del gasoducto de Vaca Muerta que el propio presidente dijo que espera inaugurar entre el 20 de junio y el 9 de julio.
Si el Frente de Todos no logra un candidato único, una posibilidad que ya reconocen en el propio albertismo, se espera que el presidente se muestre en actos con el candidato de su preferencia. Es decir, el rival del que apoye Cristina.
En el resto de la coalición gobernante hablan del peligro de no integrar al presidente en la discusión electoral del peronismo. «Va a ir acumulando rencor y puede que ya no sea el enano con bastón, pero es el enano más molesto», advirtieron en el massismo.
