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Un argentino trabaja para Pfizer, le pone fecha a la próxima pandemia

“La pregunta no es si va a haber otra pandemia sino cuándo va a ser”. La frase fue fuerte. Alejandro Cané recién arrancaba la charla frente a un grupo de periodistas en un hotel de una ciudad poco conocida de Estados Unidos: Grand Rapids, en el estado de Michigan. Cané es argentino y lidera el área de Asuntos Médicos y Científicos de Vacunas y Antivirales de Pfizer, para los países “desarrollados”: Estados Unidos, Europa, Oceanía y parte de Asia.

Fue directo. Lanzó lo de otra pandemia con el gesto de quien ve lo que otros todavía no, pero deberían. Luego, a solas con este medio, dio más precisiones. Por ejemplo, un plazo. Diez a quince años, aunque “en promedio serían diez”.

Había un contexto para hablar de esto: por la Semana Mundial de la Inmunización, Pfizer organizó un encuentro con periodistas de los principales medios de América Latina titulado “Los hechos y el futuro”.

Hubo presentaciones de distintos expositores de la compañía que, al margen de los varios desarrollos en carpeta, se refirieron a temas como el preocupante saldo social de la pandemia y la persistente baja en la adherencia a las vacunas en la región.Alejandro Cané, el médico argentino que lidera en Pfizer el área de Asuntos Médicos y Científicos de Vacunas y Antivirales en mercados desarrollados.Alejandro Cané, el médico argentino que lidera en Pfizer el área de Asuntos Médicos y Científicos de Vacunas y Antivirales en mercados desarrollados.

Fue en ese contexto que Cané habló de una década para la próxima pandemia. ¿Es mucho o poco?

Alarmismo o cautela

La buena noticia, si se puede usar esa expresión, es que, aunque remarcó que “nadie puede realmente predecir el impacto, no se espera que la próxima pandemia sea peor«. Más bien debería ser al revés.

«Estamos mejor preparados y la idea es que deberíamos responder más eficientemente”, tranquilizó, quizás pensando en las vacunas que ya existen y en las que existirán, en la experiencia ganada y en las medidas preventivas que (ahora sí) los gobiernos deberían implementar.

Uno, iluso, quiere todo: la fecha, el patógeno, las características… Cané respondió lo esperable: «Es como querer tener la bola de cristal». Pero dio un par de pistas. 

Dijo que no caben dudas de que la próxima pandemia estará signada por virus. Y, seguramente, uno de los que se transmiten por vía respiratoria, que es el modo de propagación más «fácil». O sea, más efectivo, desde el punto de vista del virus.

El rol de la OMS y del Banco Mundial

Autoridades de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) tienen este tema en el entrecejo, aseguró Cané.

Este medio le consultó si la autoridad sanitaria mundial no le estuvo corriendo de atrás al SARS-CoV-2, algo que por ejemplo se vio en la demora para reconocer la transmisión del virus por aerosoles. Esbozó que no.

Aludió también al Banco Mundial: «Podemos estar mejor preparados para otra pandemia. El Banco Mundial dice que el cambio tiene que ocurrir ahora. Proponen implementar sistemas de salud resilientes, siendo conscientes de las amenazas».

Sin embargo, reconoció que «a veces es difícil pensar en esto para Latinoamérica, donde la urgencia es lo que ocurre mañana… soy argentino y sé cómo es. Sé que se puede complicar la dinámica de trabajo de una sociedad. Pero ellos proponen pensar en tres niveles».

El primero, es «la reducción de la circulación viral en las comunidades. Que personas y animales no convivan tanto».

El segundo es «mantener sistemas de vigilancia ante cualquier avance. Estar preparados para mitigar la emergencia, una vez que se detecte».

El tercero, «poder dar respuesta a la emergencia», lo que implica nada menos que «estar preparados antes de que ocurra».

«La OMS, entidades regulatorias, nosotros -las industrias- y los gobiernos deben pensar en esta dirección: estar preparados«, enfatizó.

El virus de la próxima pandemia

Los patógenos en la mira son figuritas conocidas. Creen que la próxima pandemia seguramente se genere por otro coronavirus o alguna influenza.

Si fuera otro «corona», su forma es impredecible. En cuanto a las gripes, se miran de de cerca dos grupos. 

El primero son las variantes asociadas al rótulo «gripe aviar«, tema en la agenda argentina de los últimos meses, justo hasta que el dengue se impuso con su peso específico.

Una de las variantes más preocupantes hace años (incluso desde antes de la proliferación del Covid) es la H5N1. Cané no la descartó, pero sumó como segunda alternativa que podría tomar protagonismo alguna variante de gripe porcina.

Recuerdos de 2020

Rememorando los meses de incertidumbre y desinformación de 2020, que abarcaron ejes que ahora suenan desopilantes, como si el Covid podía estar “vivo” en alimentos no cocidos como el helado o si cuando uno caminaba podía contagiarse de quien iba en sentido opuesto, se le consultó a Cané si en un nuevo contexto pandémico habrá chances de hacer las cosas mejor, en el sentido de que (esta vez, sí) haya algún consenso internacional en las indicaciones y protocolos para el cuidado de la salud.

El médico se mostró confiado, pero con matices. Hay una experiencia ganada, dijo, pero mucho depende de lo que pase de acá hasta entonces. Dio entender también que la seriedad con que se tome la vigilancia epidemiológica en los países es clave.

Evolución y adaptación viral

El médico habló también de los modelos matemáticos que circulan entre los expertos. Puntualmente, unos que se compartieron en una reunión diez días atrás con autoridades de la OMS-OPS.

Toda la preocupación está puesta en la transmisión zoonótica, cada vez más frecuente, en particular en los países del sudeste asiático, donde, más allá de la buena voluntad de los gobiernos para cortar la convivencia de animales y humanos, “hay una cuestión cultural” que lo complica, opinó Cané.

“Los modelos predicen que más o menos diez años es el tiempo de evolución y adaptación, o sea, el tiempo biológico que precisa un virus para volverse eficaz para combinar información de los animales y de los humanos y producir, así, enfermedad en el humano”, explicó.

Sacrificios prepandémicos

¿Es razonable hablar de «prepandemia» cuando creemos estar en la «postpandemia»?

Según Cané, “la gente cree que el Covid ‘is gone‘, que ya fue, pero este virus llegó para quedarse entre nosotros”. Y, aun si se considerara terminada la pandemia, los países deberían estar preparándose para la siguiente, apuntó. 

Algunos organismos lo están haciendo: “El Banco Mundial puso un montón de dinero para mejorar (N. de la R.: en el sentido de «paliar») en la etapa prepandémica, cómo circulan los virus y tratar de que, si aparece un brote, como pasó con el de la gripe aviar en China hace poco, se tomen medidas adecuadas que quizás hace cinco años nadie hubiera tomado”.

También en Argentina se debieron tomar esas medidas (el sacrificio de cientos de animales infectados con gripe aviar) recientemente. Cané asintió. Remarcó que “las medidas tienen un costo económico, pero hacer ese gasto evita un montón de líos”.

El SARS-CoV-3

El médico repasó que las muertes globales por Covid fueron 6,9 millones, pero el exceso de mortalidad global (o sea, la gente que no debería haberse muerto, pero falleció por el contexto pandémico) asciende a 15 millones.

Su mensaje fue claro: es hora de salir de la zona de confort. Los virus mutan, se adaptan y evolucionan rápido.

“Cuando ves las mutaciones que atravesó el Covid, la distancia antigénica con el virus original de Wuhan es tan grande, que hay especialistas que creen que deberíamos hablar de SARS-CoV-3. Si bien los médicos no vamos a cambiar la referencia taxonómica, la identidad del virus cambió casi por completo”, remarcó.

Sabemos cómo es Ómicron: genera cuadros infecciosos menos severos, pero “el R0, o sea, la transmisibilidad, pasó de 1 o 2 a 7, según la variante de Ómicron que uno tome”.

El riesgo es que esto cambie: “Sólo el 25% de la población adulta en los países de más bajos ingresos ha sido vacunada. Son números que alarman. Los países con más problemas de atención son los que más precisan vacunas. Pero no son las vacunas las que salvan vidas. Es la vacunación”.

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