El diputado nacional de la UCR Facundo Manes, hizo coincidir su lanzamiento como precandidato presidencial con una visita a un santuario de la Difunta Correa, una santa popular argentina que cuenta con la devoción, entre otros, de Claudio ‘Chiqui’ Tapia, que peregrinó recientemente para agradecer por la Copa del Mundo.
El neurocientífico dijo que el lugar es una «parada obligatoria cada vez que vengo a mi querido Salto», la ciudad en la que pasó gran parte de su infancia y juventud (nació en Quilmes) y desde la que dio su gran paso hacia la política en 2021.
Pero la santa popular tiene su propio santuario en la provincia de San Juan, a 62 kilómetros al este de la capital sanjuanina, donde es motivo de veneración de decenas de miles de personas que peregrinan para pedir o para cumplir sus promesas después de haber recibido los favores solicitados.
La leyenda dice que Deolinda Correa fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles.
La mujer y su familia vivían en el departamento de Angaco, en San Juan, desde donde una soldadesca montonera, que viajaba a La Rioja, obligó al marido de Deolinda, contra su voluntad, a unirse a las montoneras.
Esto hizo que Deolinda, angustiada por su marido y huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidiera ir tras él. En Vallecito la mujer murió, pero igualmente siguió amamantando a su pequeño hijo hasta que fue encontrado por unos arrieros que pasaban por la zona.
Dice la leyenda que bajo ese árbol enterraron su cuerpo mientras que el niño siguió camino en los brazos del arriero. En 1898 se construyó el santuario que guarda los restos de la Difunta Correa y es la primera capilla de lo que en su momento fue el Cementerio Vallecito.
Actualmente, miles de personas recrean el martirio de la Difunta Correa, caminando, circulando en bicicleta, a caballo u otro tipo de vehículos, recorriendo la ruta que siguiera la mujer para llevar agua, cumplir promesas o realizar pedidos a la santa a la que se considera muy milagrosa.
El principal motivo de la concurrencia es pedir alguna gracia -como cura a enfermedades, conseguir trabajo, bienestar económico o sentimental- o agradecer que se hayan cumplido esos favores solicitados, lo que incluye ofrendas de todo tipo.
Aunque no es reconocida como santa, los curas católicos realizan misas por pedido de los fieles y cumplen algunos rituales particulares, como la bendición de vehículos a solicitud de sus dueños, quienes esperan así estar protegidos de la desgracia.
Hoy, sobre este lugar existen hoy 16 capillas que fueron donadas por diferentes promesantes bajo la advocación de la propia Difunta Correa y declarando patronos a otros santos de la religiosidad católica.
En el Museo de la Fe se encuentran el poncho que llevaba el arriero Zeballos cuando le pidió el milagro de encontrar sus animales a la Difunta; una camiseta de Boca firmada por Maradona; las camisetas de Messi -que llevó el «Chiqui»- y las que llevaron Marcelo Gallardo, Ramón Díaz, Pato Filliol y Oscar Ruggeri; los botines de Emmanuel Mas; el pantalón que usó Carlos Monzón; discos de oro de la Mona Giménez y una toalla del cantante Sandro.