Como en Esperando la Carroza, sin sátira de por medio, una familia mendocina veló un muerto que no era propio. El error fue del Servicio Médico Forense. Las hijas del fallecido nunca llegaron a reconocer el cuerpo que estaba en el interior del cajón, por sugerencia de la empresa de sepelios.
La situación fue más grave con el paso de los días. Una vez detectado el error, fue imposible que la verdadera familia de la persona velada pudiera despedirse, porque ese cuerpo fue a cremación.
Las hijas del hombre fallecido, identificado con las iniciales R. P. y de 69 años, fueron las demandantes contra el Cuerpo Médico Forense, el Ministerio Público Fiscal y el Gobierno de Mendoza como responsables del error.
«El hombre había criado solo a su hijas, porque la madre de ellas las había abandonado de pequeñas. Tenían una relación muy estrecha», según el expediente judicial.
El hombre de 69 años murió en un accidente en la calle, el 30 de septiembre de 2019. Ese día salió de su casa en la localidad de Villa Nueva, Guaymallén. Había ido a buscar trabajo y nunca regresó. Sus hijas denunciaron la desaparición en la Fiscalía de turno.
Dos días después, el 2 de octubre, el hombre apareció muerto en un descampado, en una localidad vecina, en Buena Nueva. No había testigos de su muerte. El cuerpo lo encontró su propio hermano, en una búsqueda por las inmediaciones de su casa que estaba realizando la familia.
Para la Policía Científica, no había pruebas evidentes de que hubiera sufrido violencia física. La fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, avanzó con la investigación y ordenó una necropcia en el Cuerpo Médico Forense. La estudios forenses demostraron que el hombre había muerto de un infarto.
Descartado un homicidio, la fiscal ordenó entregar el cuerpo a las hijas. Y, como ellas no tenían dinero para afrontar los gastos de sepelio, pidieron un subsidio y la gestión de la cremación a cargo del Municipio de Guaymallén.La jueza admite el daño moral por el error aunque no el monto de indemnización reclamado por las hijas
El modo de actuar de la casa de sepelios agravó la confusión. «En la cochería Boschin no nos dejaron ver el cuerpo de nuestro padre ni vestirlo porque dijeron que estaba desfigurado y en etapa de descomposición», recordaron las hijas.
Por recomendación de la cochería, el cuerpo de su padre fue velado a cajón cerrado durante la tarde, de 15.30 a 19, el 3 de octubre de 2023.
Un día después, una de las hijas recibió el llamado desde la administración del Servicio Forense del Ministerio Fiscal. Pidieron disculpas por la confusión y les dijeron que debían volver a reconocer el cuerpo que aún estaba en la morgue. Además, les ofrecían cubrir los gastos del nuevo sepelio.
Después de reconocer el cuerpo y sin querer pasar por un nuevo velatorio, las hijas decidieron acompañar la camioneta que trasladada el verdadero cuerpo de su padre hasta el sitio de la cremación. Allí fue la despedida.
A los pocos días de una situación dramática, las hijas iniciaron una demanda. Acusaron por daños y prejuicios al Gobierno de Mendoza y a los responsables forenses. Pidieron una indemnización de 4 millones de pesos pero recibieron mucho menos.
La jueza María Luz Coussirat, del Cuarto Tribunal de Gestión Asociada, consideró que hubo error en el proceder del Estado pero entendió que no provocó un dolor de la magnitud como refieren las hermanas. «El verdadero dolor lo generó la muerte de su padre y el estado de zozobra que vivieron mientras se encontró desaparecido”, argumenta la sentencia.
La jueza admite el daño moral por el error aunque no el monto de indemnización reclamado por las hijas. Y para determinar el valor en pesos de esa compensación, calculó el valor de «un viaje por seis o siete días, con pasaje y estadía completa, a las Cataras del Iguazú». Les otorgó 300 mil pesos a cada una de las hijas.