Argentina festejó orgullosa los 38 años de Democracia. Si bien el acto oficial se organizó como un acto sectorial, sin la participación del arco político de la escena nacional, los argentinos dimensionan correctamente este aniversario. Vivir en un Estado de Derecho donde con dificultades y defectos funcionan las instituciones y están vigentes las libertades cívicas y políticas es un motivo para celebrar. Lo que todavía no aprendimos es a transformar los aniversarios de los acontecimientos históricos en espacios donde convivan y se expresen en un mismo lugar quienes representan la diversidad que enriquece nuestra democracia. La convivencia es una materia pendiente.
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