El presidente Alberto Fernández anunció que el Gobierno convocará a empresarios y sindicatos para un acuerdo de precios y salarios por 60 días. Comentó que había conversado del tema con el ministro de Economía, Sergio Massa, pero las partes aludidas -UIA, CGT- aseguraban no tener ningún detalle y se mostraban escépticos en cuanto a las posibilidades de un acuerdo de ese tipo en este marco de inestabilidad. Desde la Casa Rosada anticipaban que este miércoles darían más precisiones, luego del viaje del Presidente a Salliqueló: la convocatoria se haría para el jueves o viernes, más o menos para cuando se conozca el índice de inflación de julio.
«Ayer hablábamos con Sergio y estábamos de acuerdo en una idea: en el transcurso de esta semana, convocar a empresarios y sindicalistas a una mesa y marcar una hoja de ruta para alinear precios y salarios por 60 días, para que los argentinos dejen de pagar la inestabilidad que hoy viven en materia de precios», adelantó Fernández en el acto que encabezó en Lomas de Zamora. Justamente, fue para inaugurar el Mercado Lomas donde se ofrecerán productos por debajo de los Precios Cuidados. Todos los mensajes del encuentro, organizado en clave de la recobrada unidad que busca mostrar el Frente de Todos, hablaron de la necesidad de resguardar el poder adquisitivo de los salarios.
En Gobierno y en los sectores más combativos del sindicalismo gana espacio la idea de promover un aumento de suma fija que sirva para que los sueldos más bajos puedan hacer frente a los aumentos de las últimas semanas, que no muestran desaceleración. Todo indica que la inflación de julio superará el 7% y las consultoras privadas indican que los alimentos subieron un 2% durante la primera semana de agosto, lo que marca una tendencia preocupante. La idea original de Massa -según había trascendido- era decretar el pago de un bono de 20 mil pesos y una actualización de las asignaciones familiares para los salarios menores de 150 mil pesos. Pero, a la luz de estas últimas subas, habrá que ver si esa idea se mantiene. Para más, estudios conocidos recientemente como el de Cifra, centro de investigaciones de la CTA, mostró como los salarios perdieron terreno en el último año frente a las ganacias empresariales.
«Un aumento de suma fija a nosotros nos genera un desorden tremendo adentro de nuestros gremios», aseguraba un jefe gremial cercano a la cúpula cegetista. Allí se insistía que la reapertura de las paritarias era la mejor manera de resguardar los salarios y que a muy pocos gremios le resultaría conveniente la suma fija. «En mi caso me achataría toda la pirámide y me generaría un problema que tardaría mucho tiempo en resolver», agregaba. Un postura bien diferente mostró Mario Manrique, secretario adjunto de Smata y secretario gremial de la CGT, en diálogo: «No sé qué discutimos, la gente necesita plata en el bolsillo. Una suma fija no invalida las paritarias», sostuvo. Concluyó que si hay dirigentes que discuten la suma fija es «porque a veces estamos lejos de la gente».
«Lo único que sabemos es lo que está en los portales de noticias», comentaban en la UIA respecto a la convocatoria. Curiosamente, la conducción que encabeza Daniel Funes de Rioja mantuvo este martes su primera reunión formal con el secretario de Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, quien les adelantó un plan de simplificación de trámites y beneficios impositivos para que la actividad industrial se mantenga en alza. El Indec informó que en junio la producción creció 6,9% contra igual mes del año pasado y 2,6 contra mayo. En el encuentro no hablaron nada de la convocatoria al acuerdo de precios y salarios.
En la UIA no querían responder qué condiciones pondrían para un congelamiento de precios por 60 días. «Iremos a escuchar», sostenían. En sectores gremiales acusaban a los empresarios de haber conseguido un «colchón» sólo con lo ocurrido en las últimas semanas. «Subió el dólar y subieron los precios, bajó el dólar y los precios siguieron igual o incluso volvieron a subir. No tendrían que hacer ningún problema en congelar precios», sostenían. Pero, en general, en la cúpula de la central obrera veían difícil el cumplimiento de un acuerdo de dos meses dada la inestabilidad general que se veía, tanto en lo político como en lo económico. «Tendría que haber un acuerdo de la política, después ordenar la macroeconomía y luego recién imaginar un acuerdo de precios y salarios», concluían, dibujando un escenario imposible.
En medio de la discusión está también la marcha sindical prevista para el 17 de agosto, que desde la cúpula cegetista algunos querrían suspender. Desde Roma, donde participó de una jornada de trabajo en la Academia Pontificia de las Ciencias, el camionero Pablo Moyano ratificó la movilización «contra la especulación y los formadores de precios». «Es preciso que cese de inmediato la remarcación de los precios de los alimentos de los ciudadanos, por lo que la movilización del 17 será multitudinaria y con una clara consigna: basta del robo empresario del plato de comida de los argentinos», enfatizó. No sería la misma visión que tendrían sus compañeros de la secretaría general de la CGT, donde desde el vamos aseguraron que la marcha no era contra nadie.
Por otro lado, el encuentro del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil -que también nuclea a centrales sindicales y empresarias- que había sido convocado para el jueves 18 de agosto se postergó para el lunes 22. Desde el ministerio de Trabajo que conduce Claudio Moroni explicaban que fue un pedido de la UIA dado que Funes de Rioja viajaría al exterior, pero, al parecer, también algunos jefes sindicales habían programado una escapada por el fin de semana largo y se sumaron enseguida al pedido de la unión industrial.