Benjamín tiene 9 años y en 2017 fue diagnosticado con leucemia. Este año lo comenzó a asistir a un nuevo colegio porque no le dieron vacante en el que iba, pero todo se convirtió en un calvario: el nenesufre bullying por parte de sus compañeros y su madre pide ayuda a las autoridades para que intervengan en el caso.
Gisela, la mamá del pequeño, contó que hasta el año pasado el nene asistía a la Escuela 51 de Tellier, un pueblo ubicado a 18 kilómetros de Puerto Deseado, Santa Cruz.
Sin embargo, una disposición del Ministerio de Educación de la provincia lo dejó fuera del establecimiento. En ese momento tuvieron que buscar un nuevo colegio, pero todo culminó en un calvario para el nene.
“Benja iba a la escuela de Tellier y a pesar de que a veces faltaba por razones de su tratamiento o de controles médicos, él estaba feliz porque ahí se sentía contenido, los chicos lo querían y ya se había hecho un grupo de amigos”, detalló Gisela, y agregó: “Lamentablemente me dijeron que no lo podían aceptar más, que tenía que ir a una escuela de Deseado, entonces comenzamos a buscar una y finalmente tras varias idas y vueltas terminaron dándole un lugar en la escuela 87, pero ahí empezó todo el infierno que todavía está viviendo mi hijo y nadie hizo nada para detener esto”.
La mujer contó que cuando habló con las docentes de la institución para que intervengan, ellas le dijeron que no podían hacer nada porque “ya les dijeron a los chicos que las burlas están mal, pero no hacen caso”.
También dio detalles de las agresiones que padece. “Me dijo que le dicen loco, enfermo, que le golpean el pecho y le meten los dedos en los oídos, que le pegan cosas en la espalda, le tiran papeles, le esconden los útiles y después se le burlan, y él por eso ya no quiere ir más esa escuela, me cansé de hablar y de mandar notas, pero es en vano”, lamentó.
Gisela aseguró que incluso la psicóloga que lo trata les dijo que esa situación no le hace bien y les aconsejó que lo cambien de escuela. “Sabemos que si él no está bien emocionalmente todo se complica”, puntualizó la madre.
Un día Benjamín llegó a su casa con “los ojitos tristes”. Después de un rato la mamá no lo vio más y empezó a buscarlo por todos lados. “Lo encontré con una soga intentando colgarse del árbol”, detalló Gisela. “Inmediatamente lo rescaté. Es algo que no se lo deseo a nadie”, sostuvo en medio del dolor.
Luego de ese momento, el nene debió ser internado en el hospital Garrahan y permaneció allí por un mes. Con el dolor a flor de piel, la mujer suplicó que le den la oportunidad de reincorporarse a su anterior colegio, por lo menos para que vuelva a sonreír. “Duele tanto su tristeza. Él es un chico bueno, todos lo adoran en la familia y quiere ir a la escuela, pero a la de Tellier, porque ahí estaban sus amigos, él iba feliz”.
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