El domingo 14 de agosto, Fabián, vio cómo el fuego arrasó con parte del rancho en el que vive con su familia y que él mismo construyó. La línea de fuego, que avanzó reventando troncos con un ruido ensordecedor, destruyó la cocina y el corral de gallinas. Los animales murieron sin poder escapar.
“Con mi familia empezamos a sentir que el fuego se acercaba. Saqué a mi mujer, a mis hijos y nietos, los llevé al pueblo y volví a tratar de apagar el fuego con mi yerno. Pero ya lo teníamos encima. No se podía respirar, no podíamos ver. Era una cosa increíble. No lo pudimos parar”, cuenta Fabián. Hoy, dos semanas después, está tratando de reconstruir su casa.
Desde 1983 que vive junto al río Paraná, frente a Zárate. Allí tiene un pequeño emprendimiento de pesca recreativa junto a su hijo y su yerno, que perdieron su trabajo hace dos años.
Fabián es una de las víctimas afectadas por los incendios intencionales en las islas del Delta del Paraná. En lo que va del año, se perdieron alrededor de 100.000 hectáreas (según estimaciones de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales) de este humedal que abarca a las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Rosario. Casi un millón en los últimos dos años y medio.
Los incendios son intencionales, con el objetivo de fortalecer la pastura para el ganado y también ampliar la frontera agrícola ganadera. Y se potencian con la sequía que azota el país hace casi tres años y la bajante del Paraná que recorta aún más las posibilidades productivas. En medio, se pierde un ecosistema clave para la regulación del ambiente.
¿Qué es la COP 27 y cuáles son los reclamos que llevará la Argentina?
Con este panorama urgente de fondo -que solo se agravará durante el verano con la suba de la temperatura- y la crisis económica y de deuda, la Argentina se prepara para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) que se realizará en Sharm El-Sheikh, Egipto en noviembre.
La comitiva oficial irá con un objetivo clave: conseguir financiamiento para paliar los efectos del cambio climático (estrategias de adaptación). Buscará hacer causa común con otros países de la región y renovar el pedido de desembolso de fondos a las naciones más desarrolladas que son, al mismo tiempo, las que más contaminan y perjudican a los países con menos recursos.
Pero también deberá contar concretamente con qué acciones disminuirá o compensará sus emisiones de gases efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global (estrategias de mitigación). Este último punto es el que genera más inquietud entre expertos y ambientalistas.
“Nuestra postura va a ser insistir sobre el financiamiento. Necesitamos equilibrios en el tipo de financiamiento, entre mitigación y adaptación. Existen metas en cuanto a mitigación, a nuestra contribución, pero no metas en cuanto a adaptación”, dijo el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié.
El Gobierno plantea que no está en condiciones de restringir sus actividades productivas en un contexto de escasez de divisas e índices de pobreza que superan el 40%.
De acuerdo a datos del INDEC, en 2021 el 80,1% de las exportaciones del país se concentraron en el agro, los hidrocarburos y la minería. Al mismo tiempo, el sector energético es responsable del 53% de las emisiones de gases efecto invernadero del país y la agricultura y ganadería del 37% (datos del Ministerio de Ambiente).
“Si tuviésemos financiamiento para la adaptación, podríamos, por ejemplo, destinar nuestras exportaciones de hidrocarburos para tener mayor matriz energética y fortalecernos en pos de renovables e hidrógeno verde”, explicó Cabandié.
Otras propuestas que llevará la comitiva serán la de preservación del bosque nativo, la transición hacia un parque automotor híbrido y el fortalecimiento de la matriz energética renovable. Al mismo tiempo, buscará hacer causa común con otros países de la región para rechazar las barreras para arancelarias que Europa busca imponer a los productos que no se hayan generado con energía limpia.
Sin embargo, la Argentina también se comprometió a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero en un 26% para el 2030 y a alcanzar la neutralidad de carbono para el 2050. ¿Qué significa? Que el país logre equilibrar sus emisiones a la atmósfera con mecanismos que absorban carbono. Algunos sumideros naturales son los bosques y los humedales.
Para ello deberá presentar en la COP27 un plan concreto de cómo conseguir esos objetivos.
Para ganar financiamiento, la Argentina necesita mostrar compromiso
“Es superválido el argumento de financiamiento internacional. Pero también hay cosas que la Argentina tiene que empezar a hacer. Si vas a reclamar fondos, tenés que tener un plan concreto de reducción de emisiones”, explicó Catalina Gonda, coordinadora de Política Climática de FARN (Fundación Ambiente y Recursos Naturales).
“El modelo de desarrollo actual es volcarse más aún al extractivismo, petróleo y gas y a la producción de granos en un sistema agroindustrial. Esto profundiza nuestra crisis porque nos sigue manteniendo en este ciclo de dependencia del precio de las commodities y de toma de deuda. Estamos en un círculo vicioso”, marcó Gonda.
Para Eugenia Testa, directora del Círculo de Políticas Ambientales, “la Argentina está haciendo humo. La meta 2030 es muy ambiciosa, no en términos climáticos, pero sí para la situación en la que está el país, que es muy complicada. Lo que se plantea es una estabilización de emisiones. Lo que significa que cualquier nueva actividad económica en el país debería ser sin emisiones o neutralizarse por otro sector. Eso no lo estamos cumpliendo, no hay políticas activas en la materia”.
Para Testa, frenar la deforestación y el desmonte es una buena opción para compensar emisiones y darle tiempo a otros sectores a reconvertirse. “Pero el presupuesto destinado a esto se recorta año a año”.
Más allá de las demandas de justicia climática que lleve la Argentina y de sus compromisos con el Acuerdo de París (2015) para contribuir con el objetivo de bajar la temperatura global, hay un punto clave en el que coinciden los expertos y funcionarios de la cartera de Ambiente: es necesaria una mirada integral de la política climática.
“Hoy hay una disociación entre la agenda de la política y la agenda ambiental. La dirigencia y los partidos políticos tienen una apatía llamativa”, explicó Testa. “Tenemos que pensar cómo se va a insertar la Argentina en un mundo que está cambiando. Sino, la imposición va a venir de afuera”.