El domingo 4 de septiembre de 2016, horas antes de que se cumplieran 19 años de su fallecimiento, fue canonizada. La Congregación para las Causas de los Santos le reconoció como extraordinaria la curación de un brasileño enfermo en estado terminal y del cáncer de una mujer de la India. Pero su obra fue mucho más allá de algún milagro puntual. Por ello es que se recuerda como una de las grandes personalidades del siglo XX a María Teresa de Calcuta, de quien se cumplen 25 años de su fallecimiento.
La “santa Madre Teresa”, título que le otorgó el papa Francisco a través de la canonización, murió el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta, la ciudad que la acompaña en su nombre público y en la que empezó a expandir universalmente las enseñanzas de la fe cristiana mientras dudaba de sus propias creencias.
La labor asistencial de las Misioneras de la Caridad, congregación que fundó la madre Teresa en 1950 es todavía muy reconocida junto a la suya propia. La monja vivió volcada con la caridad, y durante más de 45 años se dedicó estrictamente a atender a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos al mismo tiempo que expandía su congregación dentro y fuera de India.
Su obra la llevó a convertirse en uno de los personajes más reconocidos de la Iglesia Católica en su historia reciente y a recibir además de un gran número de reconocimientos civiles y religiosos. Por ejemplo, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979 en reconocimiento a su labor humanitaria y caritativa con los indigentes del mundo. Pero además de estos grandes hechos reconocidos, su vida está llena de logros y datos curiosos.
María Teresa de Calcuta, una mujer que entregó su vida
Nacida en Macedonia del Norte en 1910 aunque posteriormente naturalizada india, el nombre original de Teresa de Calcuta era Agnes Conxha Bojaxhiu, que en la lengua de su país natal significa “pequeña flor”.
Venía de una casa acomodada. La Madre Teresa dedicó su vida a los pobres pese a que ella no había pasado necesidad alguna. Ella provenía de una familia albanesa de comerciantes de clase acomodada. De hecho, su padre, que murió cuando ella apenas tenía ocho años por causas que se desconocen, era un activo participante en la vida política de Albania.
Adoptó el nombre de la patrona de los misioneros. Cuando se fue a la India la monja adoptó el nombre de María Teresa en honor a Tereesa de Lisieux, patrona de los misioneros.
En su honor, cada 5 de septiembre la ONU promueve el Día Internacional de la Beneficencia. La fecha fue elegida por las Naciones Unidas para conmemorar el aniversario del fallecimiento de la monja y misionera.
Aseguraba haber visto a Jesús. Según han apuntado diversas publicaciones religiosas, la madre Teresa tuvo varias visiones de Jesús y dialogó con él ante de fundar las Misioneras de la Caridad.
Juan Pablo II se saltó la legislación por ella. En 1999, dos años después de la muerte de la monja, el papa Juan Pablo II transgredió una norma vaticana para iniciar los trámites de beatificación de la madre Teresa y dejó a un lado la norma de esperar cinco años para empezar con el proceso.
Es la protagonista del proceso de beatificación más rápido de la historia. En 2002 Juan Pablo II la proclamó beata, solo cinco años después de iniciarse el proceso convirtiéndose así en el proceso de este tipo más rápido de la historia.
Es la única santa con un Premio Nobel. La madre Teresa es hasta el momento la única figura católica con título de santa que ha sido galardonada con el premio más prestigioso del mundo, el Nobel.
Se le reconocen dos milagros. Los dos milagros que la Iglesia ha reconocido a la madre Teresa y que la han llevado a convertirse en santa son de curación. El primero consistió según la Iglesia en la erradicación del tumor de una mujer india de religión animista que sufría en el abdomen, con la colocación sobre la zona afectada de una medalla que había pertenecido a la monja. Y el segundo en la sanación total en 2008 de un hombre brasileño que se encontraba en fase terminal después de que su mujer interpelara a la por entonces beata.