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¿Qué se hace hoy con la crisis educativa? Se la tapa con la promoción automática

“Los chicos no son tontos, todo lo contrario. Se dan cuenta de que no aprenden”, dice Ana María Borzone, doctora en Letras e investigadora Principal del Conicet, especializada en alfabetización. Desesperada por rescatar a toda una generación de alumnos que va a clases solo a copiar del pizarrón, o a tratar de aprender solos a leer y a escribir, propone que se modifique la metodología de enseñanza y que se capacite a los docentes de otra forma.

“Es muy bueno poner el foco en los chicos y en sus familias para insistir en el daño que se está haciendo porque se está tirando a la basura a un país. Lo que hace la escuela hoy es consolidar el círculo de la pobreza”, dice convencida de que este modelo solo profundiza la desigualdad.

Borzone y su equipo están implementando el programa “Queremos aprender” en la provincia de Mendoza, trabajan con Misiones Rurales Argentina y están terminando de desarrollar un videojuego para la alfabetización inicial.

En exclusiva para el proyecto Hambre de Futuro, asegura que la pandemia destapó la olla de la estafa educativa y que, en materia educativa, el país “está haciendo exactamente todo lo contrario a lo que dice la ciencia”.

-La Argentina está atravesada por una profunda desigualdad. ¿Cómo se evidencia eso en el aula?

En nuestro país tenés más escuelas públicas que privadas, esto quiere decir que es más el porcentaje de chicos que no aprenden que los que sí aprenden. Y en las escuelas privadas tampoco te asegurás de que aprendan demasiado. Yo hice intervenciones con nuestro programa en una sala de 5 años en una villa de la ciudad de Buenos Aires en la que los chicos no podían ni siquiera relatar una experiencia personal comprensible. Sus relatos eran incoherentes. Y después en un grupo rural de nivel socio económico bajo y en uno de nivel socio económico medio. Todos a comienzo de sala de cinco. Y las diferencias eran abismales. En el nivel socioeconómico medio había chicos que ya leían y escribían porque sus padres les habían enseñado en sus casas. Lo mismo sucedía con las diferencias a nivel de desempeño oral que eran muy importantes y muy serias.

-Estas diferencias tienen que ver con la educación que reciben y también con el nivel educativo de los padres y las herramientas que existen en la casa.

-Por supuesto. Las diferencias iniciales existen y la escuela debe justamente cerrar esa brecha que se genera en el hogar. Esta problemática ha sido estudiada desde hace años y nuestros datos confirman los resultados de esas investigaciones. Mientras existen chicos a los que nunca les leyeron un cuento, hay otros chicos que participan de 5000 situaciones de lectura de cuentos. Te imaginás le brecha que se genera en los primeros años de vida en cuanto a dominio discurso, a vocabulario, a dominio sintáctico y a los precursores de la alfabetización.

-Entonces hoy la escuela no está sirviendo para achicar la brecha.

-Los programas que se proponen en el mundo, sobre todo para países con mucha pobreza, son de desarrollo integral y plantean empezar el proceso de alfabetización en jardín, que es lo que está haciendo Mendoza. Los chicos pueden a partir de los 3 años aprender a leer y a escribir. ¿Para qué está la escuela si no enseña lo que otros chicos aprenden en su casa? Si la escuela quiere cerrar la brecha socioeducativa, tiene que trabajar más intensamente con estos chicos con un programa adecuado de intervención intensiva. Pero no lo hacen.

Ana María Borzone es doctora en Letras e investigadora principal del Conicet, especializada en alfabetización
Ana María Borzone es doctora en Letras e investigadora principal del Conicet, especializada en alfabetización

-¿En qué está fallando la escuela a la hora de cerrar esta brecha?

-Durante la década del 90 se empezó a consolidar la psicogénesis como método de alfabetización, que da como resultado lo que tenemos: chicos que no aprenden a leer ni a escribir. Y lo peor es que en ese circuito ya se han incorporado los docentes. Porque los docentes son los hijos de la psicogénesis y tampoco se los forma para que enseñen a leer y a escribir.

-Otro cambio importante es que hoy se enseña a escribir en imprenta y no en cursiva. ¿Cuáles son las consecuencias?

– Es un error. Los estudios muestran que la letra cursiva tiene una ventaja neurológica porque se automatiza más rápidamente y porque utiliza funciones del cerebro distintas. Está comprobado que el trazo discontinuo involucra al cerebelo y el trazo continuo incorpora a otras áreas motoras. El chico alcanza más rápido, practicando los trazos, el dominio de la cursiva que otro tipo de letra. Algunos empiezan a enseñarles a los chicos a leer y a escribir en imprenta minúscula y después pretenden que el chico aprenda la cursiva en 3er grado. No puede o le cuesta o se niega. Lo peor que podés hacer es cambiar el tipo de letra. ¿Cuál es el objetivo de formar patrones motores distintos?

-¿Cómo se enseña en el resto del mundo?

-En ningún lugar del mundo se hace lo que se hace aquí. En general, domina la cursiva. Pero hay algunos estados en Estados Unidos y algunos colegios en Canadá que utilizan la imprenta minúscula. Pero la mantienen. Lo peor que podés hacer es cambiar el tipo de letra que es lo que se hace acá. En nuestras escuelas se hace todo lo contrario a lo que dice la ciencia. Entonces como los chicos no aprenden, y los docentes algo tienen que hacer en el aula, escriben en el pizarrón para que los chicos copien.

-¿Cuáles son las modificaciones concretas que habría que hacer en la forma de enseñar?

-Hay que fundamentar la metodología en la psicología cognitiva y en las neurociencias. Nosotros trabajamos en una línea que considera que el chico aprende cuando le enseñan. Y el proceso de aprendizaje y el ritmo va a depender de la intensidad de la intervención. Los ejes que desde hace años se consideran son el desarrollo de la conciencia fonológica, la enseñanza de las correspondencias sonido-letra, la práctica del trazado de las letras, la enseñanza sistemática de vocabulario y de estrategias de comprensión y producción de textos, desde jardín, orales y escritos.

-La crisis educativa no es nueva, ¿por qué crees que ahora se está hablando tanto de esto?

– Porque la pandemia destapó la olla de la estafa educativa. Los padres, supongo que al tener a los chicos en la casa, se dieron cuenta de que no sabían leer, escribir ni responder a las actividades. Antes de comprobar estas falencias seguramente confiaban en la escuela. Y empezaron a tomar conciencia. Conozco el caso cercano de una chica que ingresó este año al secundario sin poder escribir la palabra mesa y apenas si podía leer algo. Te estoy hablando de la provincia de Buenos Aires, no del Impenetrable Chaqueño. Los compañeritos estaban igual. ¿Cómo van a poder estudiar sí?

-¿Qué impactos crees que tiene para un chico en su autoestima pasar por todo el trayecto educativo sin aprender?

-Es una muy buena pregunta. No lo sé. Sí sé cómo se autoperciben. Esta nena me decía con vergüenza que ella no podía escribir.

-El panorama es bastante desolador ¿Qué mensaje de esperanza le podés dar a los padres?

-El mensaje es que todos los chicos pueden aprender a leer y a escribir en primer grado, que son muy pocos los que tienen una dificultad específica. Que es la metodología la que genera este retaso en el aprendizaje y los pésimos resultados en las evaluaciones. Todas las investigaciones y experiencias de intervención demuestran que en tres o cuatro meses los chicos dominan el sistema de escritura en español: quiere decir que pueden escribir y leer palabras. Y a fin de primer grado pueden escribir textos, sin omitir letras y sin faltas de ortografía. También pueden leer un texto breve y contestar por escrito preguntas de comprensión. Hay que cambiar de metodología para obtener estos resultados, que son los que nos muestran nuestros estudios de intervención con nuestro programa.

-Nosotros estuvimos recorriendo el país y vimos muchos casos de chicos que estaban en la secundaria sin saber leer ni escribir. ¿Por qué siguen pasando de grado?¿Crees que las autoridades son cómplices?

-A las autoridades no les importa sino harían algo. Mirá el estado en el que está la Argentina. Vos no encontrás en los ministerios personas que conozcan los procesos de lectura y escritura, sino cambiaría la enseñanza. ¿Escuchaste alguna vez hablar a algún ministro de por qué los chicos tienen un desempeño tan bajo? Nunca. Y esto es general. ¿Qué hacen ante esta situación? La tapan con la promoción automática.

-¿Cuál va a ser el futuro de estos chicos? Porque me imagino que nadie tiene ganas de ir a la escuela a no aprender.

-Te repito las palabras del ex presidente de Uruguay, José Mugica. Yo no lo diría igual que él pero es algo así como que estos chicos no van a ser ya explotados, sino prescindibles para la sociedad del conocimiento. Están dejando a un país sin futuro porque el porcentaje de chicos que no aprende es cada vez mayor.

-¿Cuál es la salida para vos?

– La salida es que se modifique la metodología de enseñanza, que se cambien los diseños y que se capacite a los docentes de otra forma. La escuela está para que los chicos aprendan a leer y a escribir. Es el único espacio que tienen muchos chicos para recibir las herramientas necesarias para su futuro. Esto es urgente porque le estamos coartando a los chicos la capacidad de aprender.

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