Los sucesivos recortes en la estimación de producción de trigo de los últimos meses reflejan la gravedad de la crisis por la que atraviesa el cereal por la sequía y las heladas tardías y la enorme incertidumbre que genera no solamente en el mercado, sino también en el Gobierno nacional.
Advierten que la menor cosecha por la sequía no podrá compensarse con mejores preciosAnalistas proyectan que la producción de la actual campaña agrícola será sensiblemente más baja de lo proyectado y plantean que en 2023 podría darse un escenario con valores inferiores a los actuales. Dudas sobre el ritmo de ventas de la próxima cosecha de soja.
Si bien la atención está ahora centrada en cuánto cereal se producirá, si alcanzará para abastecer la molinería y la exportación y cuántos dólares ingresarán al país, lo que está claro es que el principal damnificado en este desastre productivo es el agricultor.
Algunos productores de trigo ya prefieren ingresar a los animales a pastar que mover la maquinaria para recoger lo poco que puede ofrecer un lote
No hay un solo actor de la cadena triguera a cubierto de la situación, por demás complicada, sobre todo con los últimos ajustes conocidos. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) bajó la proyección a 11,8 millones de toneladas y ubicó la actual campaña como la peor en 7 años, mientras que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estimó una producción de 12,4 millones de toneladas. En ambos casos se trata de una proyección al menos 10 millones de toneladas inferior a la cosecha anterior.
El golpe de la sequía y las heladas a la economía: las pérdidas ya superaron los USD 2.500 millonesEl factor climático afecta a las cuentas fiscales y el ingreso de divisas al país. Se retrasó la siembra de soja y maíz, hay problemas en la ganadería y en las economías regionales
Pero la situación puede empeorar: existe la posibilidad cierta de que los recortes continúen y la situación de los productores se siga agravando. Hoy el agricultor del centro, norte y de la zona núcleo agrícola observa como su inversión se está perdiendo. Sequía y heladas tardías golpearon de lleno a un cultivo que requiere una fuerte inyección de dinero; algunos ya prefieren ingresar a los animales a pastar que poner en movimiento la maquinaria para recoger lo poco que puede ofrecer un lote.
El productor no puede quedarse quieto. Si bien su financiamiento se ve golpeado por la magra campaña fina, apunta sus cañones a la siembra de granos gruesos. No obstante, el panorama para la implantación de maíz y soja tampoco es fácil; la falta de humedad en los suelos está retrasando considerablemente el inicio de labores. Las esperanzas están puestas allí, pese a los crecientes temores y la incertidumbre respecto a ese nuevo ciclo productivo.
Desanimo
“La situación es muy complicada”, comenzó el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Horacio Salaverri, en diálogo con Infobae e hizo hincapié en la desazón de los productores por el desastre productivo que afrontan y la necesidades de respuestas rápidas.
“Hay mucho desánimo en el productor, porque está enfrentando una cosecha fina muy mala y tiene una total incertidumbre sobre la campaña gruesa que viene. Hay zonas como la núcleo (norte de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba) donde jamás pasó esto, el productor está perdido ante un escenario que jamás vio, con tanta falta de agua”, graficó el dirigente.
Sequía: por la expectativa de lluvias esta semana será decisiva para el futuro de la campaña agrícola. Hay pronósticos de precipitaciones en el oeste productivo, desde el jueves y que se extenderían hasta el fin de semana. Definirían los niveles de producción de los cultivos de invierno, y la siembra de soja y maíz
Según Salaverri , el gran problema radicó en que “la falta de precipitaciones se dio en el segundo semestre del año, con el trigo ya implantado y retrasando la siembra de los granos gruesos. Este el peor momento para que falte el agua, y eso hace que los trabajos de siembra no se estén pudiendo hacer en gran parte de Buenos Aires y La Pampa”, advirtió.Horacio Salaverri, presidente de Carbap
Además, precisó, uno de los grandes problemas que trae a los productores las marcadas mermas productivas responde a los inconvenientes para cancelar deudas, en especial las relacionadas a los insumos. Las situaciones más complicadas se dan en el caso de toma de créditos para las compras o que se haya utilizado la modalidad de canje por granos. Este último punto es el más preocupante porque, explicó Salaverri, “no está el trigo; es una situación muy complicada, vamos a ver cómo la vamos a manejar”.
Es por eso que el titular de Carbap tiene una serie de demandas, reprogramación o postergación de los vencimientos de los créditos o préstamos, por lo menos de la banca pública; agilidad y celeridad en los decretos de emergencia provinciales y, en especial, no anticipo de pago de Ganancias, pues, recordó, “estamos adelantando un impuesto en un año que va a ser de quebrantos y complica muchísimo al productor hacer ese desembolso hoy”.
Paréntesis
Para el director de la consultora Zorraquín+Meneses, Teo Zorraquín, el productor está en una suerte de “paréntesis”, entre el fracaso de la campaña de trigo y el porvenir de la siembra de granos gruesos. “La fina, excepto algunas zonas, va a ser un fracaso gigante y esto va a impactar en el presupuesto del verano de las empresas. Pero hoy la energía está puesta en mirar el pronóstico e intentar completar la siembra gruesa”, comentó.
Así, Zorraquín puntualizó en que en el caso de los granos finos “se está viendo qué se puede cosechar, qué se puede salvar y qué se quema para sembrar antes una soja de primera. Por eso, la energía está puesta en qué puede sembrar, ya no se hacen planes para el año que viene, porque si no se puede sembrar lo que uno quiere y La Niña no corrige, el año que viene es un barajar y dar de nuevo total”.
Según el consultor, en los dos años previos los productores y empresas del sector contaban con una liquidez y rentabilidad “aceptables” a pesar del marco macroeconómico del país, pero que si al fracaso de la fina se le suman malos resultados productivos en soja y maíz, “no se entra en una crisis terminal, pero sí financiera. La ventaja es que uno llega a esta siembra con mucho insumo ya comprado. O sea, se llega con nafta en el tanque, pero son muy pocas las empresas que pueden tirar otro año con una cosecha 50% menor que el presupuesto”.
De darse este panorama, Zorraquín previó que “el año que viene la liquidez va a ser mucho menor en el sector que hace dos años y se va a tener que salir a pedir prestado, a comprar insumos con crédito, pero que a diferencia de lo que pasaba hace dos años, hoy los créditos están intomables con una tasa del 100%”.
Comercialización y ¿nuevo dólar soja?
Hoy la situación de desastre productivo en el trigo y la incertidumbre respecto a la campaña gruesa y al marco económico del país mantienen las ventas de granos a niveles bajos. Según señaló el analista de mercados de la corredora Grassi, Juan Manuel Uberti, “en términos generales, el productor está bastante quieto en lo que tiene que ver con nuevas ventas”.
Esto recae en dos motivos, especificó Uberti: “en primer lugar, la sequía que afecta el panorama productivo y hace peligrar los volúmenes de producción final de trigo y mientras tanto dificulta los planes de siembra de soja y maíz y, en segundo lugar, la incertidumbre política-económica principalmente en el mercado cambiario, que tiende a postergar decisiones de venta e incentiva retener mercadería hasta que no se despeje el panorama o queden en claro nuevos incentivos”.
En el caso del trigo, teniendo en cuenta un horizonte productivo de 11,8 millones de toneladas, restan comercializarse de la nueva campaña 6,3 millones de toneladas. Pero, Uberti remarcó que “es lógico que el productor no esté realizando ventas hasta no saber cuánto va a cosechar finalmente” y que “en adelante hay que ver como se resuelve la posibilidad de que exportadores posterguen embarques y descompriman la necesidad de originar y como quedan los compromisos asumidos. Por eso se prevé un mercado posiblemente muy limitado y condicionado el año que viene, asegurando el abastecimiento interno”.
Por otro lado, la posibilidad de que se reedite el denominado “dólar soja” en los próximos meses cada vez toma más fuerza en el mercado, sobre todo si se tiene en cuenta la necesidad de dólares frescos que tiene el Banco Central y la constante pérdida de reservas que está teniendo. En este caso, hay que mencionar que quedan por comercializarse unas 11,8 millones de toneladas de soja de la campaña anterior, equivalentes tomando el precio FOB del poroto y subproductos en USD 7.400 millones, cifra más que tentadora para el Gobierno.
“Desde ahora hasta marzo se irá vendiendo algo más en función de los incentivos. Si finalmente el gobierno vuelve a implementar un tipo de cambio preferencial para el complejo soja, es probable que se active una nueva ronda de ventas, aunque no de tanto volumen como fue en septiembre”, opinó en este caso Uberti, mientras que Zorraquín sostuvo que “sin un mercado que tenga el estímulo de un dólar soja, la venta del disponible va a ser en términos homeopáticos a medida que el presupuesto te lo vaya pidiendo. Pero si ofrecen una soja que valga 20.000 pesos más que lo que vale ahora, eso va a generar ventas. Creo que el Gobierno va a tener que hacer lo mismo que hizo en septiembre”.