La inflación acumulada en Argentina entre enero y octubre de 2022 es del 76,6%, según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Por efecto de la nominalidad, la evolución de los precios parece lejos del 100%, aunque la medición interanual (desde el 1 de noviembre de 2021 hasta el 31 de octubre de 2022) ya marque 88%.
No obstante, la «magia» del interés compuesto acerca peligrosamente el índice de inflación a los tres dígitos anuales. De hecho, ya es casi inevitable que a más tardar en el primer trimestre de 2023 se cruce esa cifra.
¿Qué se necesita para evitar cruzar esa «barrera psicológica» del 100%, que implicaría para el Frente de Todos casi duplicar en tres años la inflación heredada de Mauricio Macri en 2019 (53,8%)? ¿Y qué se requiere para no sobrepasar la estimación de los precios plasmada en el Presupuesto 2023?
LA BARRERA PSICOLÓGICA DE LA INFLACIÓN
Para que la inflación no pase el 100% en 2022 y al menos quede en los dos dígitos anuales (algo crónico en la Argentina desde 2007, hace 15 años), el Gobierno debe evitar que los precios corran a un ritmo del 13,3% bimestral entre noviembre y diciembre. Ese porcentaje se obtiene con una inflación del 6,5% un mes y 6,4% al siguiente, por ejemplo.
La misión no parece imposible, aunque tampoco sencilla. Después de la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, recién entre septiembre y octubre se logró una inflación bimestral menor al 13% (12,9%).
El pico fue de 14,9% entre julio y agosto, inmediatamente posterior al terremoto político que se desató entre la renuncia de Guzmán, el breve paso de Silvina Batakis y la llegada de Sergio Massa al Palacio de Hacienda.
PRESUPUESTO 2023
En cambio, la tarea para no sobrepasar el 95% estimado por el Gobierno para este 2022 ya aparece como una quimera. En tal caso, la inflación no debería superar el 5,1% durante dos meses seguidos o el 10,4% acumulado.
Esos números no existen más en la Argentina desde febrero, antes de la guerra entre Rusia y Occidente por la invasión a Ucrania, cuando los precios habían saltado un 4,7% mensual.
Según Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Equilibra, «incluso si 2022 cierra con lo justo debajo del 100% (rozándolo pero no alcanzándolo), a más tardar en enero o febrero de 2023 tendríamos una inflación interanual de tres dígitos, pues tanto en enero como en febrero de este año la inflación mensual fue baja (3,9% y 4,7%, respectivamente) y la inflación en los últimos 4 meses -y probablemente en todo el segundo semestre- no baja de 6% mensual».
Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, destaca que el Banco Central (BCRA) está moviendo el tipo de cambio nominal en 6,5% a 7% mensual y los bienes transables «van esa velocidad», mientras que a fin de año hay una emisión monetaria fuerte y «no hay razones» para encontrar una desaceleración.
Por su parte, Sebastián Menescaldi, economista jefe de EcoGo, opina que la clave estará en los alimentos, en particular los frescos como frutas, verduras y carnes. Y calcula que la inflación de fin de año estará entre 6,5% y 6,7% mensual, a menos que Precios Justos funcione «excelentemente bien».
DESCONTROL DE PRECIOS
La primera categoría que pasó la barrera psicológica del 100% fue la ropa. Prendas de vestir y Calzado ya acumulan en 10 meses aumentos por 103,1%, número que se eleva al 121,5% en la medición interanual.
Muy atrás, el turismo y la gastronomía («Restaurantes y hoteles») acumulan subas de 84,6% y trepan al 105,2% anual.
El ministro de Economía, Sergio Massa, amenazó públicamente con abrir las importaciones del rubro textil para combatir la inflación; mientras que la vicepresidenta Cristina Kirchner apuntó contra el ministro de Turismo, Matías Lammens, por entender que el sector no respondió a los incentivos que dio el Gobierno, desde los ATP hasta el PreViaje.
Ninguna otra categoría del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Indec pasó los tres dígitos. La que más se acerca es Alimentos y bebidas no alcohólicas, que acumula desde que arrancó el año un 80%.
De cara a fin de año, los servicios regulados como las tarifas de luz y gas (segmentación de subsidios mediante) y las prepagas pueden acelerar los precios, mientras que el programa Precios Justos buscará equilibrar la balanza.