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Adaptó su bici y vende cafés especiales en la calle

Teo Aguer tiene un medio de transporte particular: anda en Buenos Aires en una bicicleta que se convierte en su negocio. Con las ruedas de base y el manubrio como parte del mostrador, desde hace más de un año, vende en las calles de Palermo productos con café.

Durante las restricciones impuestas por la pandemia empezó ofreciendo el servicio a las familias que festejaban los cumpleaños de sus hijos en las plazas, y ahora es uno de los protagonistas de la esquina de Gorriti y Gurruchaga.

“Sigo mis pasiones y mis necesidades”

“Siempre hice trabajos estacionales, no tengo una línea congruente, yo sigo mis pasiones, mis necesidades y trato de ponerlas en valor en algo sustentable y sostenible”, contó en diálogo con TN.

Teo, armando un café de especialidad en pleno barrio de Palermo (Crédito: instagram/coffeebikeruffus)
Teo, armando un café de especialidad en pleno barrio de Palermo

Teo vivió diez años en el exterior y esa misma cantidad de tiempo estuvo en la Patagonia donde trabajó como guía de montaña. Instalado ahora en la ciudad hizo “una conexión” que disfruta mucho. “Me encantan las bicis y soy adicto al café. Es conectar lo que aprendiste con lo que te apasiona, y hacerlo proyecto de vida”, reflexionó.

Aguer contó que los vecinos le piden que se instale en sus veredas “por la sinergia que genera”. “Atrae gente, hay movimiento, y los productos son poco tradicionales: hago café helado, con Baileys, gaseosa… A los clientes que viajaron mucho les encanta encontrar en Buenos Aires bebidas que quizá conocieron en otros lados, y en general a los porteños les gusta también probar cosas nuevas”, indicó.

“Los buenos proyectos se esperan con los brazos abiertos”

Si bien su propuesta llama la atención, el emprendedor aseguró que “el negocio en la calle es complejo”. “Pareciera que en el país el derecho a trabajar está prohibido, podés cortar una calle o estar empleado por alguien, pero si salís a trabajar de lo que te apasiona te la complican”, consideró.

“Todo es burocrático, el sistema no te da otra opción que alquilar un local de $200.000. Cuando acá se piensa en trabajo, no se contemplan necesidades básicas a escala humana como la felicidad de desarrollar un proyecto personal vinculado a la libertad y el ocio”, detalló.

En ese sentido, analizó que en el país “estamos atravesando un momento de crisis laboral” y quienes emprenden “no siempre pueden mostrar su creatividad”. “Se convierten en emprendedores de balcón, ni siquiera de garage, y yo creo que siempre está la posibilidad de hacer lo que querés”, dijo.

La experiencia de Teo está marcada por los “trabajos estacionales” y motiva a que las personas se animen “a hacer lo que les guste y no tengan miedo”. “Mis amigos siempre me dijeron que me busque un trabajo de verdad y deje de hacer pavadas. Es cierto que a veces paso por momentos difíciles pero si a un proyecto lo hacés con amor y pasión, sale bien. Les aseguro que los buenos proyectos se esperan con los brazos abiertos”, finalizó.

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