Categorías
Economía Noticias

Dudas por la «reservas» del BCRA en un año electoral

El camino hacia el próximo 22 de octubre está plagado de una serie de obstáculos entre los cuales hay tres que se distinguen, por sobre todas las cosas, que el Gobierno debería sortear para evitar una colapso dado el contexto socio y macroeconómico. Por un lado está el problema del financiamiento del Tesoro en el mercado de deuda local donde hay un sector privado satisfecho por demás con sus tenencias de deuda soberana en pesos, lo que obliga al Banco Central (BCRA) presidido por Miguel Pesce a intervenir y comprar bonos del Tesoro en el mercado secundario para sostener las cotizaciones con el consiguiente efecto monetario. Por otro lado, está la elevada tasa de inflación y la alta nominalización de la economía, bajo un escenario de una política monetaria totalmente dependiente de la fiscal y con un BCRA emitiendo por varios canales para financiar al fisco, lo que retroalimenta las altas expectativas inflacionarias y la huida del peso. En tercer lugar, está la falta de dólares con un BCRA anémico de reservas netas y un Gobierno decidido a no devaluar por el riesgo inflacionario, que obliga a más devaluaciones selectivas que tienen costo fiscal e implican foguear la emisión de dinero. Vamos a centrarnos en este último obstáculo, la falta de dólares. Al respecto, el bajo stock de reservas netas de BCRA a pesar de las fuertes compras producto del primer programa Dólar Soja intimó al Gobierno a volver a implementar un segundo programa Dólar soja. Sin embargo, las proyecciones privadas dan cuenta que incluso con el Dólar Soja I y II y los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el stock de reservas netas es inquietantemente bajo.

Para tener una idea somera de la situación vale señalar que, según datos del Estudio Broda, el nivel de reservas netas, estimado en poco más de u$s4.800 millones, alcanza sólo para el 75% de un mes de importaciones. Ocurre que el nuevo programa Dólar Soja podría dar lugar a unos u$s4.000 millones de nuevas liquidaciones de exportaciones sojeras, pero las compras netas del BCRA se estiman en unos u$s2.000 millones. En ese sentido, cabe destacar que en los primeros 6 días del Dólar Soja II hubo compras netas del BCRA por poco más de u$s530 millones, esto representa menos del 40% de las ventas que hubo en los primeros seis días del Dólar Soja I. O sea, esta estrategia no muestra la misma efectividad que en la primera versión.

De ahí que empezaron a circular rumores, sobre todo, luego de la “visita” de miembros del equipo económico a la sede del organismo financiero internacional en Washington de que cabía la posibilidad que el Fondo le compensara a la Argentina la caída de reservas derivada de la merma en las exportaciones agrícolas por la sequía. Sin duda, de ser así se trataría de un as bajo la manga del binomio económico Sergio Massa-Gabriel Rubinstein. Vale señalar que hay líneas de asistencia financiera del organismo vinculadas con shock externos que afecten la posición externa de un país. Pero pareciera que no hay en el menú actual alguna línea o medida que contemple el efecto de una sequía. Es más, días atrás un reconocido economista con nexos con Washington comentaba a colegas que, en caso de que se produjera una caída de las exportaciones por una sequía, en el organismo lo que podrían llegar a contemplar es que desembolsen lo que tienen planeado por más que el país esté lejos de cumplir con las metas pactadas. Según la visión e información de este prestigioso analista es difícil que el Fondo le dé más de lo planeado a la Argentina, debido a que el FMI cree que ya tiene demasiada exposición con este país. Entonces, si encima que hay dudas de cumplimiento de metas, como vino una guerra y sobre llovido mojado vino una sequía, en el Fondo lo que podrían hacer es desembolsar igual, lo que debe ser interpretado más como una excusa para seguir con el programa que para recibir más fondos. Esa sería la visión que viene del DC.

La foto actual de las reservas del BCRA muestra, de acuerdo con estimaciones privadas, que las reservas netas rondarían los u$s4.800 millones, pero las propias disponibles son negativas en más de u$s1.500 millones. Aquí entra a terciar, en serio, la alternativa de que Beijing “dolarice” parte del swap con el BCRA. Veremos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *