El doctor en Filosofía, Luciano Lutereau, analizó el » impacto emocional por el triunfo» de la Selección en el Mundial de Qatar. Además, resaltó que «Lionel Messi se parece más a Ulises que a Edipo».
¿Afecta en algo el humor por el triunfo de la Selección Argentina?
No sé si de manera personal, pero sí que hay un impacto emocional por el triunfo, sobre todo, por lo esperado que fue. Si nos corremos de la cuestión futbolística, más allá de lo deportivo, lo central es que era algo muy esperado. Había una gran expectativa por lo que significaba ganar el Mundial por tercera vez.
Además, dejar una historia de derrotas es una reivindicación para alguien muy querido como Lionel Messi. La gente quería que gane la Selección, no tanto por Argentina, sino por lo que implica que gane alguien como Messi.
Desde el punto de vista del mensaje que deja, se habló mucho de lo que se sufrió. ¿Tiene que ver con un elemento del carácter nacional?
El sufrimiento acompañó desde el primer partido, con la derrota contra Arabia Saudita. Y hay cierto componente trágico en el modo de vida de los argentinos, como lo expresaban los jugadores.
Pero el triunfo de ayer mostró algo más interesante, que es la idea de un equipo que se concentró mucho en sus objetivos y trabajó fuerte por eso, sin soberbia. Fueron valores que no tenían que ver con el sufrimiento ni la tragedia. Fue una fiesta para la familia.
En lo personal, usted era un niño cuando Argentina ganó en México en 1986.
Era muy chico en ese momento, y lo viví más con el Mundial de 1990, en el sentido de que los mundiales son muy importantes como instancia formativa para los niños. Demuestra que se puede estar unidos por algo, más allá de sus familias. Lo saben los chicos, pero realmente se vive en un Mundial. Por eso es reduccionista decir que se trata sólo de un deporte.
La pérdida del concepto de «masculinidad» en el fútbol
Y en la actualidad, ¿le llamó la atención la gran cantidad de mujeres con la camiseta de la Selección Argentina por las calles, en contraposición con lo que se vio desde Qatar?
Se ve la democratización del fútbol, ya no como pasión masculina, sino que las mujeres fueron muy activas en su forma de involucrarse. Se demuestra que el lugar de la hincha no es el de la que se enamora de un jugador, como pasó en su momento con Ezequiel Lavezzi, sino que se convirtió en una pasión compartida por la familia y la potencia colectiva.
Eso es hermoso y valioso para los vínculos, como pasó con la mayoría de las canciones, con alguna excepción. No fueron las típicas canciones de cancha. Hubo menos homofóbicas y racistas.
La falta de unidad nacional en la política
Nuria Am (NA): Una de las primeras voces que se escuchó de los jugadores, después de haber ganado el Mundial, fue la de Nicolás Tagliafico. Él dijo que «ojalá se pueda hacer notar que, cuando estamos juntos, somos mejores». ¿Por qué esa visión no se puede trasladar a la política?
Quizás porque la política está gobernada por intereses que, muchas veces, no son los de la construcción colectiva, con los valores de la unidad nacional.
La división entre argentinos viene siendo una forma de hacer política y esto demuestra que los argentinos están hambrientos de otra cosa. Ayer estuve en los festejos, caminando por distintos barrios, y era un espíritu de reunión y solidaridad.
Los argentinos estamos muy cansados de estar enfrentados, como pasó con la grieta. Porque así se rompieron familias y amistades. Ojalá que lo que se vivió con este Mundial sea un fuerte mensaje.
El rol de Lionel Messi y la incorporación de las mujeres en el deporte
Usted dijo que no había un componente trágico en este triunfo de la Selección, pero sí se lo podría comparar con la Odisea, en cuanto al rol de las mujeres. ¿Qué reflexión de género le produce en comparación con otros?
Es una linda imagen la de la Odisea porque muestra a su protagonista como alguien que tuvo que perder para poder regresar. En este caso, Lionel Messi se parece más a Ulises que a Edipo.
Y en cuanto al otro tema, lo asombroso de lo que pasó en las calles fue la incorporación masiva de las abuelas, en un rol que no tenían, y empezaron a aparecer con sus banderas y camisetas.
En ese sentido, el nuestro es un país donde la figura de la madre acompaña toda la vida, a diferencia de otras culturas. Por eso también la actitud del varón tiende a ser fuertemente paternalista, con la subordinación de la mujer, porque no se le reconoce un valor a lo femenino en sí mismo.
Fíjese que la famosa abuela, en realidad no tiene nietos. Y no me asombró tanto la construcción que se hizo sobre ella porque parte de la maternidad se basa en reprimir la sexualidad de las mujeres. Y la que se animaba a mezclarse con los jóvenes, era vista como moderna.
Absolutamente, estaba incorporada al ritual con la condición de reprimir su parte femenina, e incluyéndola en un rol materno, en este caso, el de abuela.