Miramar de Ansenuza es un bellísimo pueblo del noroeste cordobés que hasta hace poco se llamaba solo “Miramar”. Las autoridades locales tuvieron que agregarle el “de Ansenuza” para diferenciarla de la otra Miramar de la costa atlántica al sur de Mar del Plata. Algo parecido pasó con la enorme laguna que baña la costanera de este pueblo rebautizado; la Laguna de Mar Chiquita que, al llamarse igual que otra laguna en la provincia de Buenos Aires, a la cordobesa también se la puede llamar “Mar de Ansenuza”.
Lo cierto es que Mar Chiquita o Mar de Ansenuza es una enorme laguna de agua salada que, grosso modo, mide 100 km de ancho por 100 km de largo de caudal en épocas normales. Paseando por la Costanera de Miramar no se ve tierra en el horizonte y de ahí viene su nombre “Miramar”.
Esta laguna es la quinta laguna de agua salada más grande del mundo y muchos la comparan con el Mar Muerto en Israel, de similares características. Crece y decrece en Córdoba, y es el hábitat de innumerables especies de aves, entre ellas los flamencos, de inigualable belleza.
Miramar de Ansenuza está a 188 kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba y a 280 kilómetros de Capilla del Monte. Ha renacido después del desastre que dejó la gran inundación del año 1978: mientras en la Argentina se jugaba el Mundial, este pueblo fue literalmente tapado por el agua. 36 manzanas del centro de la población quedaron bajo el agua y en ellas desaparecieron 102 hoteles, algunos de 4 estrellas; 198 casas, 70 comercios, infinidad de edificios públicos, un enorme anfiteatro y dos iglesias.
Cuando llegó el agua, se fue casi toda su gente y solo quedaron un puñado de soñadores que no pararon hasta hacer revivir a “su lugar en el mundo”. La tarea fue difícil y en el año 1992, se decidió demoler las ruinas. Los restos de ese pasado que, en parte, sobresalían del agua fueron volados con dinamita por el Ejército. Ese fue el primer punto para el resurgimiento, pero la naturaleza dio otro golpazo en 2003. Otra vez la inundación; otra vez el caos.
Ese año la laguna llegó al caudal máximo registrado y, si bien quedaban pocas familias, se inundaron 108 casas. En este caso, a diferencia de la inundación de 1978, el Estado estuvo presente. Construyeron un barrio bien alejado y recuperaron sus viviendas.
A partir de entonces, la nueva Miramar de Ansenuza crece fuera del cauce máximo de la laguna y ya no hay chance de inundación por crecida. Con este dato claro, empezó a volver la construcción, los hoteles y el desarrollo que tiene hoy aunque todavía le queda mucho por hacer y crecer.
Esta “Mar Chiquita” se conforma con la desembocadura de tres ríos: el río Dulce, que es el 80% de su caudal y viene desde Tucumán, atraviesa Santiago del Estero hasta desembocar en la laguna y los ríos cordobeses Suquía (o río Primero) y el Xanaes (o río Segundo). Estos tres ríos formaron, hace 70.000 años, la laguna que -originalmente- era dulce.
Miramar de Ansenuza está ubicada en la costa sur y es la única población costera ribereña que tiene esta laguna endorreica, donde el agua no tiene salida, excepto que se evapore.
El agua salada y el barro de su entorno tiene propiedades curativas que muchos aprovechan. Actualmente, el agua de la laguna contiene unos 75 gramos de sal por litro. Es tres veces más salada que el océano.
Producto de la gran sequía que afecta a la laguna, el nivel ha bajado muchísimo y ha dejado al descubierto los escombros de la vieja Miramar. Telenoche recorrió esas calles junto a sus viejos pobladores, que nunca imaginaron que iban a tener la posibilidad de hacerlo. Fue un viaje al pasado y al recuerdo permitido por la naturaleza que ahora golpea con una sequía durísima que angustia por las pérdidas en todo el sector productivo del país.