El fiscal Alberto Nisman investigaba la responsabilidad del gobierno argentino y de funcionarios iraníes en el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) cuando, horas antes de presentar las pruebas de ese pacto, apareció muerto.
Mañana sábado 22 a las 17.45 en el Multiplex Lavalle (la primera de tres funciones previstas) se estrena Nisman, la víctima 86 en el contexto del Bafici. Es un documental que se me mete en las entrañas de aquel rompecabezas que dejó el fifiscal el día de su muerte. La película, que contiene gran variedad de voces, busca dejar el testimonio de una época.
Nisman, hombre de la justicia respaldado por el presidente Kirchner en su momento, es una figura fundamental en la historia argentina reciente. La película no lo glorifica.Una reconstrucción de lo que pudo haber sucedido.
En el comunicado de prensa del Festival se dice que el documental señala «la obstinación» por encontrar los culpables, incluso cuando la investigación se empantana.
Lo dirigió Pablo Racioppi, realizador de El olimpo vacío (Bafici ‘13), El diálogo (Bafici ‘14) y Jujuy desoído (2021). Uno de los productores es Waldo Wolff, ex diputado y actual Secretario de Asuntos Públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Con la muerte de Nisman, se sabe, trató de instalarse que había sido un suicidio. Poco a poco fueron apareciendo irregularidades: la certeza de la zona previamente liberada, un misterioso incendio, un arma amiga, torpezas en los peritajes de la escena del crimen y una cantidad de pruebas, algunas de las cuales permitieron a la Justicia concluir que no se trató de un accidente. Ni de un suicidio.Nisman investigaba la responsabilidad del gobierno argentino y de funcionarios iraníes en el atentado a la AMIA.
Para Wolff, que en este caso hace las veces de productor del documental, «nuestro objetivo es dejar testimonio a través de múltiples referentes, actores, periodistas, políticos, comunicadores y peritos sobre lo que les tocó vivir».
Con testimonios
«Los testimonios recabados -agrega- buscan que cualquiera que quiera saber qué pasó, tenga nuestros testimonios con hechos reales, con documentación y con una trama que muestra la conexión entre Embajada, atentado a la AMIA, la firma del memorándum con Irán, el cambio geopolítico y la muerte de Néstor».
Además, dice, «el viraje que hace Cristina Fernández de Kirchner, la pelea en los servicios, la injerencia de la política y, entre otras cosas, la responsabilidad de los gobiernos de turno en el no esclarecimiento del atentado… De eso se trata, de contar nuestra historia de manera amigable para que alguien se pueda sentar y conocer una parte de la historia que no conocía».El edificio donde vivía el fiscal Alberto Nisman.
¿Por qué «víctima 86»? Racioppi, director del documental, cuenta: «En la experiencia de hacer documentales siempre, durante el rodaje o el proceso de edición, van apareciendo ciertos títulos. Por ahí en la ficción eso es más raro porque el guión de ficción, generalmente, tiene un título que cierra con la historia. En este caso entrevistamos a la madre de una de las 85 víctimas del atentado contra la AMIA y ella, en un momento, dice que Nisman era la víctima 86».
«En ese momento -continúa el realizador- pensé que era un buen título y lo terminé de corroborar buscando artículos, haciendo trabajo de archivo, y encontrando un texto que se llama «Nisman, la víctima 86», escrito por Alberto Fernández, donde hace una reivindicación de Nisman. Ahí no me quedaron dudas. Se lo propuse a Waldo Wolff, que ya había empezado un trabajo relacionado con el tema y además escribió un libro sobre Nisman. Quiero aclarar que este audiovisual no es idea mía, sino de él.
-¿Diferencias y similitudes con la serie documental de Netflix?
-¿Las diferencias? Para empezar, la serie de Netflix tiene un carácter industrial por su presupuesto y su despliegue. Este es un documental de bajo presupuesto, hecho a pulmón y de un modo casi artesanal, con un equipo muy reducido de gente. Otra diferencia es que aquel documental deja abierta las dos hipótesis: homicidio y suicidio. No concluye por ningún lado.Waldo Wolff, actual Secretario de Asuntos públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es productor del documental
Otra diferencia es que en nuestro trabajo la idea es entender el entramado que llevó al memorándum, el memorándum a la denuncia y la denuncia que condujo a que Nisman apareciera muerto. Yo, la verdad, no termino de dilucidar cuál fue la motivación del documental de Netflix. No sé con qué objetivo se hizo. Si fue un objetivo comercial o si se quiso instalar algo, dejando abiertas las hipótesis…
-¿Ustedes trabajan en particular alrededor de alguna de las dos teorías?
-Waldo Wolff escribió un libro basado en la cantidad de pruebas que indican que Nisman no se suicidó. Yo tomé algunas pruebas que son irrefutables y no son discutibles por su contundencia: la posición del cuerpo y la posición del arma: el arma nunca pudo aparecer donde apareció si él se hubiera disparado frente al espejo, tal como sostiene la hipótesis del suicidio.
El objetivo es dejar en claro que hay pruebas suficientes, que hay un dictamen de la Justicia para decir que la hipótesis del suicidio es inválida. A Nisman lo mataron. Quién, cómo y por qué es probable que nunca se sepa.