De acuerdo a los modelos dinámicos y estadísticos, en promedio, en el trimestre mayo-junio-julio 2023 (MJJ) hay 62% de probabilidad de desarrollo de una fase Niño. Así, el fenómeno meteorológico tiene una alta probabilidad de producirse este año, lo que podría elevar las temperaturas hasta batir récords de calor. ¿Qué es y cómo podría impactar en nuestro país?
El Niño es un fenómeno climático natural generalmente asociado la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo.
El Niño y La Niña son los componentes oceánicos, mientras que la Oscilación del Sur es el componente atmosférico, y ambos dan origen al término El Niño/Oscilación del Sur (ENOS). Este fenómeno comprende tres fases: El Niño, La Niña y una fase neutra.
Los efectos de esta oscilación sobre nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular durante la primavera y verano el noreste argentino tiende a registrar precipitaciones superiores a las normales durante una fase El Niño.
Según informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el estado actual del fenómeno El Niño Oscilación del Sur (ENOS) corresponde a una fase neutral. “La temperatura del agua del mar (TSM) en el océano Pacífico ecuatorial se encuentra con valores cercanos a los normales la mayor parte de la región, excepto al este de 100°O donde continúa observándose un calentamiento. Los vientos alisios en el Pacífico ecuatorial se encuentran con valores cercanos a los normales. El Índice de Oscilación del Sur también se encuentra con valores neutrales”, informaron autoridades del organismo
En particular, el Niño provoca un aumento de las precipitaciones en ciertas partes meridionales de América del Sur, de Estados Unidos, del Cuerno de África y Asia central. En Australia, Indonesia y zonas del sur de Asia, puede causar graves sequías.
Durante el verano boreal -la estación seca en el hemisferio norte y fría en el hemisferio sur-, el calentamiento de las aguas superficiales provocado por El Niño también puede derivar en huracanes en el centro y este del océano Pacífico, según la OMM.
“Más extremos”
La OMM indicó que -por ahora- no es posible predecir la intensidad o la duración de El Niño que se está formando. El último que se produjo se consideró bajo, pero el anterior, entre 2014 y 2016, fue intenso y tuvo consecuencias desastrosas.
“El año 2016 fue más cálido jamás registrado debido al ‘doble efecto’ de El Niño muy fuerte y el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero relacionados con la actividad humana”, informaron los expertos.
El impacto de El Niño en las temperaturas se nota normalmente al año siguiente del fenómeno meteorológico. Por ello, la OMM teme que su efecto se vea probablemente en 2024.
El fenómeno tiene lugar cada dos a siete años de media y normalmente dura entre nueve y doce meses.