Un paper técnico que el FMI liberó este miércoles sobre el impacto del dólar fuerte en los mercados emergentes, impactó como una bomba en las tensas negociaciones que el equipo económico lleva adelante con las autoridades del Fondo en Washington.
Ese extenso documento dedica su página 64 a analizar el caso de la Argentina y allí hace explícitas menciones sobre el atraso cambiario y la brecha que distorsiona la macroeconomía del país. «La Argentina debe unificar el tipo de cambio», sostiene el External Sector Report, que todos los años elabora el staff técnico del organismo y que incluye, los comentarios y sugerencias de los directores del FMI, tras su debate del 13 de julio de 2023.
«Están enojados y con razón» dijo un ejecutivo de un reconocido banco y agregó que «en la revisión anterior, la cuarta, el equipo argentino se comprometió a poner un dólar diferencial para encarecer importaciones, fletes y turismo, lo que nunca ocurrió».
En efecto, el FMI y Sergio Massa vienen bailando un complejo baile de sombras en torno a como resolver la brecha cambiaria y la pérdida de reservas del Banco Central. Fuentes al tanto de las negociaciones confirmaron a LPO que en el inicio de las negociaciones por la quinta revisión, planteó demandas indigeribles para el gobierno argentino.
«Pedían una devaluación del 100% y apretar más el cepo», reconoció una de las fuentes consultadas. «Massa les dijo que en medio de una elección presidencial esas medidas eran políticamente inviables», agregó la fuente.
Ahora, el equipo de Massa estaría analizando retomar la idea que descartaron en la cuarta revisión por su impacto inflacionario: un dólar más caro para los importadores, que en alguna manera se empate con una nueva edición del dólar soja, que en el mercado estiman que rondaría los 350 pesos.
Ese dólar importador se construiría aplicando el impuesto país a la mayoría de las importaciones, previa una devaluación del 10%. Eso lo pondría en el mismo nivel del dólar soja de 350 pesos que piden los acopiadores de granos, explicaron las fuentes consultadas.
«De esa manera habría una suerte de unificación del tipo de cambio y una devaluación contenida», explicó un economista que sigue al día las conversaciones con el FMI.
La novedad es que se buscaría dejar afuera de ese nuevo dólar importador los rubros de mayor impacto inflacionario, como las importaciones de energía.
Pero además del traslado a precios, la implementación del dólar importador presenta otra dificultad. La idea original de aumentar el tipo de cambio a partir de la aplicación del impuesto país sobre el valor del dólar oficial que rige para las importaciones, requiere la aprobación del Congreso, lo que en un contexto electoral resulta impracticable.
Es por eso que ahora se analiza que el dólar importador se opere en el marco de la CAM 9, la misma ventana del dólar preferencial para las exportaciones del agro, conocido como dólar soja.
No es poco lo que está en juego. Los acopiadores de granos afirman que conservan 9000 millones de dólares sin liquidar en granos guardados en silobolsas y venderlos piden un piso de 350 pesos por dólar.
En este sentido, la fórmula de una posible tregua con el FMI se completa con una devaluación del tipo de cambio oficial del 10% en un primer tramo, para alinear esta cotización de la divisa en torno a los 300 pesos.
Estas negociaciones sobre el tipo de cambio se superponen con la discusión sobre el tamaño del ajuste, que explica la presencia del secretario de Hacienda, Raúl Rigo, en la comitiva.
Pero por encima de estas discusiones técnicas se juega un partido geopolítico. Massa exhibió el apoyo de China y logró activar el respaldo de la Casa Blanca para que el FMI cierre el acuerdo con la Argentina. Pero esa posición es resistida por los europeos, liderados por Francia y Alemania, que son quiene respaldan a la presidente del Fondo, la búlgara Kristalina Georgieva.
La Casa Blanca viene acumulando tensiones con Georgieva a quien reprochan demoras en activar la ayuda económica a Ucrania. Su relación con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, no pasa por su mejor momento y crecen las versiones de su posible reemplazo por la ministra española, Nadia Calviño.