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Sudamérica se prepara para la vuelta de El Niño: qué consecuencias ocasionará a la economía

Sudamérica se prepara para el impacto de El Niño. Se prevé que las inundaciones y sequías, intensificadas por el cambio climático, supondrán un impacto de u$s 300.000 millones en el crecimiento de las economías de la región.

Mientras el planeta sufría a principios de julio la «semana más calurosa jamás registrada», los expertos declararon el regreso de El Niño, el fenómeno meteorológico que calienta la superficie del Océano Pacífico ecuatorial oriental y provoca cambios globales en la temperatura y las precipitaciones.

La Organización Meteorológica Mundial aconsejó a los gobiernos de las zonas afectadas, entre ellas el sudeste asiáticoÁfricaAustralia y los estados del sur de Estados Unidos, así como Sudamérica, que actuaran ya «para salvar vidas y medios de subsistencia».

Sudamérica, que depende de las exportaciones agrícolas y ya es vulnerable al aumento de las temperaturas, está especialmente expuesta al clima extremo que pueden provocar los ciclos de El Niño.

El fenómeno afecta a la región de forma desigual, provocando fuertes lluvias en las costas del Pacífico de Perú y Ecuador y sequías en partes de Colombia y Chile, al tiempo que aumenta la probabilidad de incendios forestales en la selva amazónica.

Corficolombiana, una empresa de servicios financieros con sede en Bogotá, prevé que el crecimiento se contraiga 1,7% y un 1,6% en Perú y Ecuador, respectivamente, y 0,6% en Colombia, y los economistas advierten que la escasez de alimentos y energía podría provocar un nuevo repunte de la inflación, lo que generaría nuevas subas de las tasas de interés.

«Si la inflación vuelve a acelerarse debido a El Niño, puede interferir en la capacidad de los bancos centrales para cambiar su postura monetaria de restrictiva a neutral [que apoya el crecimiento estable]», dijo Alberto Ramos, economista jefe para América latina de Goldman Sachs.

El Niño calienta la corriente de Humboldt, normalmente fría y rica en nutrientes, frente a las costas de Perú y Ecuador, y hace que los peces emigren de lo que normalmente son algunas de las zonas pesqueras más productivas del mundo.

Según la consultora Thorne & Associates, con sede en Lima, se prevé que la producción de la industria pesquera peruana se reduzca un 19,3% este año, después de que el Ministerio de Producción cancelara la primera temporada de pesca de anchoa del año.

Este pequeño pez se utiliza para la harina de pescado, de la que Perú produce el 20% de la oferta mundial. La producción pesquera total de Perú cayó un 70% en mayo con respecto al mismo mes del año pasado.

Lima ha anunciado medidas de emergencia por u$s 1100 millones para hacer frente a los efectos de El Niño, incluidos fondos para sistemas de drenaje, defensas fluviales y carreteras que podrían resultar dañadas por las lluvias torrenciales. Las autoridades sanitarias afirman que las inundaciones agravarán el brote de dengue, que ya es el peor del país en décadas.

Las medidas se suman a un paquete de u$s 2100 millones para impulsar la recuperación económica después de que partes del país quedaran paralizadas por los violentos disturbios que siguieron a la destitución del presidente izquierdista Pedro Castillo a principios de año.

Pero el país ha despilfarrado anteriormente fondos asignados para mitigar los efectos de El Niño, dijo Alfredo Thorne, exministro de Economía que dirige Thorne & Associates, refiriéndose a paquetes de estímulo por u$s 8000 millones en respuesta al ciclo de El Niño de 2014-16.

«En lugar de utilizar ese dinero para la prevención de los efectos de futuros episodios de El Niño, el dinero se destinó a la construcción de escuelas y a otros gastos públicos», dijo Thorne.

Ecuador, que perdió 300 vidas y u$s 3000 millones de producción económica a causa de El Niño en 1997-98, también se enfrenta a problemas agrícolas. Los productores de bananas informan que 50.000 hectáreas están en peligro, mientras que las cosechas de azúcar se han retrasado. El Gobierno ha destinado u$s 266 millones a paliar las pérdidas y los daños.

En Colombia, se espera que las sequías pongan de manifiesto la vulnerabilidad de la red energética del país, que en un 70% se abastece de energía hidroeléctrica. Los economistas predicen que la capacidad de las centrales podría caer del 65% al 44% durante El Niño, lo que obligaría a las autoridades a considerar la posibilidad de aumentar la generación de energía a partir de combustibles fósiles.

El centro de estudios Fedesarrollo, con sede en Bogotá, prevé un aumento de entre 50% y 100% en las tarifas energéticas de Colombia, dependiendo de la gravedad de El Niño.

«El Niño ya está incluido en nuestras proyecciones de crecimiento», dijo el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. «Hemos tenido en cuenta una reducción del tamaño de las cosechas debido a la sequía y los posibles efectos inflacionarios«.

En Chile, país azotado por la sequía, los científicos relacionaron las fuertes lluvias recientes, las más intensas en 30 años, con una combinación de El Niño y el cambio climático.

Las autoridades declararon la emergencia agrícola en dos regiones del centro del país, liberando fondos para ayudar a los agricultores a alimentar a sus animales y apoyar los reclamos de seguros. La Sociedad Nacional de Agricultura pidió mejoras significativas en las infraestructuras hídricas y en la capacidad de los embalses para que puedan beneficiarse de las lluvias más abundantes.

En Brasil, el país más grande de la región, se espera que El Niño traiga más lluvia al sur, pero menos al norte, haciendo que la selva amazónica sea más susceptible a los incendios forestales.

Los científicos temen que el impacto de El Niño se vea amplificado por el cambio de los patrones climáticos.

«Tenemos regiones en las que durante la estación seca ya hace 2,5 ºC más de calor y regiones en las que hay un 30% menos de precipitaciones. Encima se produce El Niño«, explica Erika Berenguer, investigadora brasileña de las universidades británicas de Oxford y Lancaster.

«Esto aumenta la probabilidad de que se produzcan incendios forestales, donde todo puede ir mal», añadió.

En Argentina, el aumento de las precipitaciones podría beneficiar a la potencia agrícola.

La cosecha de soja de 2022-23 fue menos de la mitad de la del año anterior, y el Gobierno dijo que la sequía eliminó más de u$s 18.000 millones en ingresos de exportación previstos, aumentando una grave escasez de dólares en un país asolado por una inflación de tres dígitos.

Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha advertido de que algunas zonas de Argentina pueden sufrir lluvias excesivas cuyo impacto en los cultivos es más difícil de predecir.

En todas las regiones, «los costos de la variabilidad y el cambio climático» superarán probablemente las estimaciones actuales de los países, afirmaron Justin Mankin y Christopher Callahan, del Dartmouth College de EE.UU.

Los académicos estiman que El Niño de este año podría costar a la economía mundial u$s 3,5 billones en pérdidas de crecimiento de aquí a 2029, de los cuales unos u$s 300.000 millones corresponderían a Sudamérica. Los episodios de 1982-83 y 1997-98 costaron u$s 4,1 y u$s 5,7 millones respectivamente.

Según Mankin, los «países fuertemente teleconectados» -aquellos vinculados a un mismo fenómeno meteorológico a pesar de su ubicación dispar- «menos culpables del calentamiento global van a soportar desproporcionadamente sus costos, así como los de variaciones climáticas naturales como El Niño«.

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