Patricia Bullrich fue juntando bronca contra Mauricio Macri y su coqueteo con Javier Milei, hasta que explotó. “Nosotros, en Juntos por el Cambio, siempre hemos estado presos de lo que iba a hacer Macri. No tenemos que estar más presos”, disparó. El tiro caló profundo en el ex presidente: por primera vez su ex ministra mostraba públicamente su deseo de rebelión.
Apenas habían pasado unos minutos de la entrevista en TN, pero la candidata a presidenta estaba encendida: “Macri hace lo que él considera que tiene que hacer. Tenemos que liberar a todo Juntos por el Cambio y lograr que Mauricio se acomode como él cree que se tiene que acomodar, porque si no la campaña nuestra es una campaña de respuestas, no de propuestas. Yo tengo que andar respondiendo qué va a hacer Macri. Y no sé qué va a hacer”.
Fue el final de la diplomacia del bullrichismo para con el ex presidente. Hasta ese momento, a pesar de las tensiones internas, la líder del PRO se mostraba condescendiente con Macri. Lo evidencia su accionar en el escenario del bunker donde celebró su candidatura: decidió que su, hasta entonces, jefe político cerrara el acto y, en un desliz, lo presentó como “nuestro presidente”. “Porque siempre va a ser así”, explicó en medio de la euforia. No sucedió: Bullrich se cansó de esperar y soltó las amarras. Cerca de ella sostienen: “Ni Mauricio, ni Horacio. Que acompañen, pero este es el momento de Patricia”.
Enojo.
La agenda internacional de Macri lo distancia de la campaña. Desde las PASO, estuvo más tiempo afuera del país que adentro, producto del viaje a Marruecos por el Mundial de Bridge y de sus tareas como funcionario de la FIFA. Por eso, el ex presidente sabía que no iba a tener un nivel alto de influencia.
De todas maneras, el equipo de Bullrich esperaba un mayor compromiso hacia su candidata. Pero el fundador del PRO sorprendió con los constantes elogios a Javier Milei. Traicionó a su propia candidata en tres pasos. Previo a las primarias, en una entrevista con Joaquín Morales Solá elogió al libertario. Luego, el mismo economista fue quien reveló que habían hablado por teléfono e intercambiado elogios. Finalmente, tras las elecciones, Macri dijo que él había anticipado lo que sería su performance. Milei respondió incluso deslizando que podría darle un cargo en su gestión, lo que luego relativizó.
En el equipo derrotado de Horacio Rodríguez Larreta siguieron de cerca los acontecimientos y hasta alguno, incluso, se le escapó una sonrisa. Es que hay una especie de regocijo al ver el accionar del ex presidente: en definitiva, le hizo a Bullrich lo que en la interna le había hecho al alcalde porteño. Con un agravante: ahora el coqueteo es con alguien de afuera de la coalición. Macri tiene plan a y plan b dentro de esta elección.
“Mauricio hace tiempo que tiene dudas con Juntos por el Cambio. Si de él dependiera, si no tuviese compromisos, quizás ya se hubiese hecho a un lado”, protesta uno de los dirigentes económicos del equipo de Bullrich.
Hasta Miguel Pichetto, el ex compañero de fórmula de Macri, lo reprendió. Le pidió que acompañe “con convicción” a Bullrich. «Hay que consolidar el liderazgo de Patricia y darle todas las herramientas para que sea presidente”, indicó.
Macri y Bullrich se encontraron en una oportunidad en el último mes, luego de las primarias. Fue un par de días después de que el ex presidente regresara de Marruecos. Sin embargo no hubo fotos ni información oficial del encuentro: “Fue una reunión de trabajo”, dijo la candidata. Y agregó: “Le conté cómo nos estábamos organizando en la campaña”. Nada más.
Para mostrar su independencia, Bullrich avanzó en los últimos días con la presentación de su equipo de trabajo y con sus propuestas de gobierno. Todo ante un llamativo silencio de Macri: no hubo declaraciones, ni siquiera un mensaje en redes sociales.
“Acá hay un nuevo Juntos por el Cambio”, dijo la candidata al revelar a sus alfiles. Los números que le acerca su consultor, el salteño Diego “Derek” Hampton, la reconfortan. Las encuestas indican que, al menos por ahora, consigue fidelizar una parte importante de los votos de Larreta y consideran que con cuatro o cinco puntos más que ganen, se meterían en el balotaje. Sienten que están en carrera.
Campaña.
El proyecto del equipo de Bullrich no es sólo mostrarla independiente de los referentes históricos de la coalición. La idea se basa en resaltar su figura individual. Convertirla en líder. Por eso se anticipó con la incorporación del economista Carlos Melconian y la revelación de parte de lo que sería un eventual gabinete de su Gobierno. En su afán de instalar agenda, también mostró sus propuestas: que se debata sobre lo que ella quiere hacer.
“Un país ordenado”, se titula el documento de 86 páginas que se desarrolla sobre una veintena de áreas encabezado, por supuesto, por la política económica. En la búsqueda por “terminar con la inflación” plantea una “reforma del Estado integral”. Final del cepo cambiario, libre exportación e importación, eliminación de impuestos y otras cuestiones que viene adelantando en sus entrevistas. Pero además, el anuncio de que Aerolíneas Argentinas “luego de un breve período de transición dejará de recibir subsidios estatales”.
Si algo va a tomar Bullrich de Macri es la búsqueda de replicar su campaña del “Si, se puede” del 2019: una remontada que no llegó a transformarse en triunfo, pero que hizo crecer fuerte a Juntos por el Cambio de las PASO a las generales. La candidata tiene cerca a uno de los artífices, que insiste con aquella movida que acercó al ex presidente a la gente: Hernán Lombardi.
Bullrich ya empezó con los viajes de campaña. Pasó por Córdoba y la Costa Atlántica. Este domingo estará en el bunker de Maximiliano Pullaro en Santa Fe, quien le ofrendaría un triunfo en una provincia que tiene que volver a pintar de amarillo. Sus recorrida nacional continuará por Chaco y Mendoza.
El mensaje que el equipo de Bullrich baja es claro. “Salgan a militar”, piden. Hay que recuperar votos, mientras esperan que Milei se desdibuje a fuerza de tropezar con sus medidas grandilocuentes que no logra explicar cómo y cuándo llevará a cabo si es Gobierno. Eso los podría empujar al tan ansiado balotaje.
“Si a Patricia le toca ser presidenta, no va a tener jefe”, analizó Rogelio Frigerio en una entrevista con Radio Millenium. Y concluyó: “La conozco. No va a admitir un doble comando”.
Bullrich se cansó de responder por Macri. Se hartó de simular que el ex presidente la acompaña, a pesar de que no lo ve convencido. Por eso explotó. En su entorno esperan que, luego del exabrupto de los últimos días, sea finalmente su momento de emancipación. Tarde o temprano, iba a llegar.