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Carísimos. Cayeron un 40% las ventas de anteojos

A la par de las farmacias, que en enero vendieron 45,8% menos que el año anterior, hay otro comercio de barrio vinculado a la salud que no fue relevado en el Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Confederación Argentina de la en Mediana Empresa (CAME) y también salta a la vista que está en crisis de clientes: las ópticas.

Es que los anteojos aumentaron 65% en los últimos dos meses, y esta semana un 5% más. La retracción interanual de ventas en estos locales ronda el 40%.

“Hay 16.000 pymes que se cayeron del sistema en el país. No cerraron, pasaron a la informalidad, sin controles. Los que eran responsables inscriptos, se fueron al monotributo. En el rubro de las ópticas, que necesitan una habilitación, esto es muy grave. En lentes o gafas de sol, no sabés qué estás comprando”, dice Fabián Castillo, presidente de Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fecoba).

Como también es vicepresidente de CAME, detalla que la cámara de ópticas ya se reunió con Fecoba para exigir al Gobierno que, al ser un eslabón en la actividad esencial de la salud, a este rubro se le de la misma prioridad que al de insumos médicos.

Ambas industrias están dolarizadas y ante las trabas a las importaciones «que se están abriendo muy de a poco –indica Castillo– hay aumentos desmedidos que pegan directo en las bajas ventas de anteojos».

Anatomía de una caída

“Me quedaron bien unos de Dolce & Gabbana. Lo que no vi venir fue el precio: $ 330.000. Con los vidrios, que pedí los más baratos que existieran (se refiere a los blue light, que neutralizan la luz de las pantallas)”, dice Victoria Pereyra.

“No los compré en un shopping. Es una óptica de Ramos Mejía. Y se nota que no son de las últimas temporadas. No sabía que se manejaban estos valores. Los llevé, en 3 cuotas sin interés, porque otros modelos, nacionales o los de menor calidad, no bajaban de $ 100 mil”, sigue.

La formación del precio de un anteojo importado (recetado o de sol) y la de uno de fabricación nacional, van por caminos diferentes. Y el segundo es mucho más complejo.Sólo se consiguen gafas de sol de marcas argentinas de ropa, hay pocos modelos de marcas internacionales, a precios imposibles. Foto Guillermo Rodriguez Adami

“Toda la materia prima es importada. En el cristal oftálmico ocurre algo similar: se importan los insumos y luego se talla acá. Entonces, todo esto se refleja en el precio del producto, en base al valor dólar”, cuentan a Clarín desde la Cámara Argentina de Ópticas (Cadeo).

La diferencia en el impacto de las ventas está más marcada en el interior del país y en la Provincia de Buenos Aires, aunque también se ve de cerca en la Ciudad.

De enero a noviembre de 2023, los cristales aumentaron entre 10% y 15% cada mes. Pero a mediados de diciembre el incremento fue del 50%. En cuanto a armazones, la suba era de un 14% mensual, hasta que en diciembre pasó al 50%, y el 15 de enero subieron otro 14%. Con los cristales fue igual: subieron 70% en tres meses.

“El ingreso de mercadería fue muy complejo. Sufrimos muchos faltantes. Todos esos incrementos de precios en la industria, además de que en los costos también influyen las paritarias del sector, repercuten en las ventas. Los clientes postergan la compra y quienes tienen que hacerse anteojos sí o sí, invierten mucho menos”, agregan desde la Cámara.Desde Cadeo insisten en que los lentes recetados y de sol sean dispensados por las ópticas. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Si se habla de moda visual en gafas importadas, en el país tenemos un atraso de varias temporadas en Ray BanPradaArmani (en todas sus líneas, hasta en Exchange) y Dolce & Gabanna. Entraron muchas menos marcas y modelos.

Desde Cadeo señalan a Luxottica, la mayor compañía de anteojos del mundo, con más del 80% de las marcas, como la «más demorada» en las entregas para Argentina.

“Es la que mayor problemas causó a las ópticas el año pasado. No era un tema de ellos, era un problema nuestro. Por la traba en las importaciones, no venía la mercadería, o (por las subas de precio) te cancelaban el pedido”. La situación, “de a poco –dicen desde el sector– se va estabilizando».

Hay otro punto polémico en las ópticas. La criticada cobertura de las obras sociales y prepagas. Y en este tema hay dos realidades interesantes.

Mientras que los clientes se quejan de que los armazones gratis (los planes intermedios, en general, incluyen uno al año, al igual que un par de lentes de contacto) “son de muy mala calidad” o “no hay modelos actuales”, los ópticos consultados explican que más personas se están volcando, “aunque sea”, a esas opciones.

«Por supuesto que no nos conviene. El retorno del valor por esa venta es totalmente diferido por parte de los financiadores. Pero, al menos, entra gente al local», dice un óptico de Barracas. Muchas ópticas tienen colgado el cartel que avisa «No se atiende PAMI».

Son armazones «estándar», dice el dueño de doce ópticas en CABA y el GBA, y aclara que prefiere llamarlos así antes que ‘dame los más básicos’, como imita de los clientes que piden que les muestren la fila de los más económicos.

“Depende del barrio, pero esos modelos muchas veces hacen la diferencia entre que alguien entre o no a la óptica”, coincide. Hablando de los cristales: “La mayoría de los planes cubren el vidrio normal (de $ 28 mil a $ 60 mil), algunas pocas los antireflex (desde $ 65.800)”.

Entre las variedades para los recetados y los de sol, están también los lentes fotocromáticos, los polarizados degradé, los espejados y los antiempañado. En promedio, los crizal, contra los rayos UV, arrancan en $ 107.700. Los cristales más complejos, como los multifocales, no bajan de los $ 200.000.

Este rubro tampoco hace la vista gorda a un aspecto que los acecha: la venta ilegal por internet. Desde Cadeo insisten para que a los anteojos recetados y de sol «sólo sean dispensados por las ópticas».

Desde Mercado Libre les respondieron que «no se puede acreditar la ilegalidad» y desde Facebook Market Place «no brindaron respuesta a la denuncia». Exigen que en Internet exista el mismo control que al querer comprar o vender un insumo odontológico o médico.

Anatomía de un precio

Está el policarbonato (PC) y la celulosa de propionato (CP), o el Tr90, ultra flexible y resistente, que casi no se utiliza acá. Pero en la Argentina son de acetato y de metal la mayoría de los anteojos de diseño o, como los llaman en la jerga, de “vestir”.

Además de los cristales, los dos principales materiales de la industria de armazones tuvieron problemas por las trabas a las importaciones.

Sergio León, propietario de Ziltec, es uno de los pocos importadores de insumos ópticos de Argentina, incluso los vende a otras fábricas, y también fabrica anteojos para diferentes marcas nacionales, un legado familiar que lleva 50 años en el país.

“En la Industria Argentina se usa muy buen perfil en metal, nosotros los importamos de Italia y de Alemania. Después tenés diferentes componentes (bisagras, tornillos, lentes) que sí vienen de China. Además del acetato, también están los perfiles de alpaca, acero, y de titanio, de mejor calidad y más caro”, explica.Entre el 50% y 60% del valor de del producto depende de la materia prima dolarizada.
Foto Guillermo Rodríguez Adami

En esta cadena, entre el 50% y 60% del valor del producto depende de la materia prima dolarizada. Los aumentos, dice, dependen de las restricciones.

“Lo sufrimos desde hace rato. Son condiciones que le cierran las puertas a todo el mundo. Se entiende si tenés un país donde los dólares no van a aparecer mágicamente. Vamos hacia una tendencia de liberar las importaciones, pero, mientras, tenés que conseguir el proveedor que te financie a 120 días. No es como en los insumos de salud, es peor. Es una incertidumbre total”, marca León.

Al haber pocos proveedores, si uno podía importar al dólar oficial, el resto se mantenía dentro de ese rango, «porque queríamos vender, ser competitivos». Después, explica, empezaron las transiciones.

«Estaba el que te vende la materia prima al dólar intermedio entre el contado con liqui y el oficial. Empezó a aumentar el costo. Se fueron poniendo más restricciones a la industria y la gente iba haciendo los pagos como podía. Llega un momento que te pasás al dólar blue. Si no, te quedás sin materia prima y se funde la fábrica.”

Para evitar ese parate, hasta mediados de 2023 algunas tuvieron que improvisar. Consiguieron planchas de acetato “viejas”, de buena calidad, italianas, pero que no tenían los últimos colores de moda. “Después se hizo más complicado conseguir materia prima y hoy puedo decir que está trabadísimo”, dice León.

Otro tema es el contrabando. “Es el flagelo de muchas industrias y no escucho a ningún político hablar de eso. Mal que mal, a nosotros nos forma el precio. Un flaco que consigue un contacto, que le hace pasar el acetato, ¿cómo competís contra eso?”.Cuando los anteojos están deteriorados, deben reemplazarse. Y los oftalmólogos son los únicos habilitados para recetarlos. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Por courier, en montos pequeños, en este rubro se pueden traer desde cristales hasta bisagras. De China, el 90%, Vietnam o la India. Ahí también hubo problemas.

“Primero era hasta 3.000 dólares, lo restringieron a 1.000. Hasta que pasaron a que la mercadería llegaba y recién ahí podías hacer el pago. Ahora volvieron a los 3 mil, y…‘vemos’”, cierra el importador.

El costo promedio de un armazón de industria nacional, dependiendo del color del acetato (hay unos de 60 dólares el kilo y otros de 6 dólares), es de entre 10 y 15 dólares, a precio mayorista.

A partir de ahí, los mayoristas lo suben a 20 o 25 dólares, por publicidad, estuche, el paño y todo el marketing de la marca. Y una vez que el anteojo está en el estante de la óptica, el valor se recarga entre 2,5 y tres veces.

Menos anteojos, más riesgo para la salud visual

Cuando el ojo no es capaz de logar el foco perfecto, tiene un error refractivo. Un trastorno del enfoque. Para ver de lejos, como la miopía; para ver de cerca, como la presbicia; o en diferentes distancias, como la hipermetropía o el astigmatismo.

También están las enfermedades del ojo, que causan alteraciones en la visión. Las más frecuentes: las cataratas y el glaucoma.

«Podemos reenfocar nuestro sistema visual con diferentes tipos de anteojos graduados. También están los filtros graduales (en los cristales). Si no hay dificultades visuales, bastará con un control anual. Si experimenta cambios, la consulta tiene que ser lo antes posible», explica Beatriz Arteaga, especialista del servicio de oftalmología del Hospital Italiano.

Cuando los anteojos están deteriorados, deben reemplazarse. Y los oftalmólogos son los únicos habilitados para recetarlos.

«No es recomendable comprar los descartables (los que ya vienen graduados, que se venden en farmacias y aeropuertos). Los materiales son de dudosa calidad, los cristales suelen tener aberraciones que alteran la percepción de la imagen. El centrado óptico no puede hacerse de forma genérica. Se debe calcular según la forma de la cara y la distancia de las pupilas», describe. De ahí la importancia de las ópticas.

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