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Afirman que la sequía puede llegar a exterminar por completo a los anfibios

Según un reciente estudio llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores. las cada vez más frecuentes y largas sequías que se están registrando en los últimos años en todo el planeta, están alterando los microbiomas de las ranas calabaza, una especie de anfibio muy venenoso y pequeño, de color naranja brillante y altamente vulnerables a una enfermedad fúngica mortal.

Además, los especialistas determinaron que los patrones anormales de precipitación, que se esperan en todo el mundo empeoren como consecuencia del cambio climático y la deforestación, podrían alterar las relaciones mutuamente beneficiosas entre la vida silvestre y los microorganismos, lo que llevaría a una fuerte y preocupante disminución de la ya de por sí muy castigada biodiversidad actual.

“Las sequías no sólo afectan el equilibrio ecológico de los ecosistemas, sino que también pueden tener impactos significativos en la salud animal y de varias especies de anfibios en particular”, explicó Shannon Buttimer, la principal autora del estudio que fue publicado en la revista Ecology Letters.

“Las condiciones de sequía pueden provocar una disminución de los niveles de agua en los cursos fluviales, provocando que los animales compartan necesariamente espacios más cercanos”, agregó la especialista.

El equipo de investigación también descubrió que los microbiomas de los sapos recolectados después de períodos de lluvias superiores a la media eran más abundantes en inhibidores de Bd conocidoy que, por el contrario, un mes después de la sequía, los microbiomas de los sapos tenían menos bacterias inhibidoras de Bd conocidas.

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El motivo que dio origen a este artículo provino del descubrimiento de un grupo de sapos calabaza muertos y muchos otros en estado crítico, durante una campaña de recolección de muestras de bacterias de la piel de esta especie, realizada por uno de los coautores del estudio, durante su tesis de maestría.

El estudio también incluyó la investigación de métricas de diversidad del microbioma, como la riqueza y composición de especies. En general, los investigadores encontraron que los niveles más altos de riqueza de especies se asociaban con una menor gravedad de la infección.

La composición del microbioma también se volvió más variable después de períodos de escasas precipitaciones, lo que indica que los microbiomas de los sapos pueden haber pasado a un estado conocido como disbiosis, donde se vuelven menos estables y menos funcionales.

Según los investigadores, esta mayor variabilidad y la pérdida de microbios protectores esenciales pueden contribuir al aumento de las infecciones por quitridiomicosis.

«Espero que nuestros resultados animen a la gente a considerar cómo la deforestación y el cambio climático están rompiendo simbiosis invisibles y teniendo consecuencias a escala poblacional», concluyó Buttimer.

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