El profesor de literatura portuguesa en la UBA, Gonzalo Aguilar, aseguró que el movimiento feminista puso en cuestión los privilegios de los varones. “Hay que ver a dónde irá a parar esa idea de masculinidad, que sin duda está en crisis”.
Periodista: ¿Dónde quedamos parados los hombres?
Creo que hoy es un buen momento para recordar que el movimiento feminista puso en cuestión, como nunca antes, los privilegios de los varones. Si bien el feminismo está relacionado con la cuestión de los derechos de las mujeres, nosotros, como varones, debemos preguntarnos cuál es nuestro lugar y qué significa ser varón.
Periodista: En el libro que escribiste, justamente hay una frase que dice “estoy cansado de ser macho”.
Es interesante, porque por un lado nosotros nos beneficiamos del hecho de ser varones, ya que desde que nacés tenés una serie de privilegios por el simple hecho de ser varón. Pero, a la vez, visto por otro lado, uno padece también ese mandato, esa idea de que uno debe ser invulnerable, que puede tener sentimientos por no expresarlos.
Esa idea de invulnerabilidad es un peso, que a la vez las mujeres han usado y se han beneficiado tal vez de ese papel de “protección” más paternal. Creo que todos, más allá de que nos beneficiamos, también sufrimos ese mandato porque es un mandato muy fuerte que dice cómo debemos ser y cómo debemos comportarnos. Por suerte, en el ámbito de la política y la cultura hubo cambios muy profundos. En el libro que escribí me baso en otros libros y películas, y ahí tomo autores como Pedro Lemebel, que además es travesti y tiene una literatura excepcional, en donde pone en cuestión qué es la masculinidad hoy. Hay que ver a dónde irá a parar esa idea de masculinidad. Sin duda está en crisis, aunque no sabemos en qué va a resultar.
Periodista: Cuando uno habla con chicos jóvenes están con la duda sobre cómo acercarse a las mujeres ante este avance, se está repensando mucho eso.
Ahí yo pongo en crítica cierto discurso feminista que pone a los hombres como potenciales violadores. Me parece muy nocivo y tóxico, sobre todo para adolescentes. A la vez que critico esto, también hay que ver que hay una inscripción de apropiación en el hombre en relación a la mujer que sigue siendo muy fuerte. Los adolescentes lo están repensando, están en un mundo muy distinto al nuestro. Por ejemplo, ellos nacieron en un mundo en donde la realización de género mediante intervenciones quirúrgicas cambió totalmente la visión de la binariedad, la noción de que uno nace hombre y es toda la vida hombre. Ese era un horizonte fundamental en cuanto a cómo pensar la masculinidad y la feminidad. El 8M es bastante expresivo con esto.
Yo hablo mucho del falo, que en psicoanálisis es definido como la autoridad y para esa autoridad se ha buscado una figura masculina, hoy estamos en un momento en donde la autoridad del falo está siendo cuestionada en todos los ámbitos, ese es el proceso en el que estamos. Es muy apasionante ver hacia dónde va la cosa.
Periodista: Otro fenómeno relacionado a los jóvenes es la figura creciente de Javier Milei…
Es interesante pensar si ese fenómeno es un fenómeno crepuscular que muestra un agotamiento o si es algo que anuncia un futuro nuevo. Paul Preciado, en sus libros, dice que esto es una especie de coletazo terminal en relación a algo que es inevitable. Por más que le cambien el nombre al Salón de las Mujeres, eso no va a cambiar lo que está pasando en los últimos años. Por supuesto que es algo negativo, pero creo que va a ir hacia esa dirección, a un cambio en las relaciones. Es preocupante que entre los jóvenes se intensifique un discurso anti-mujer, pero lo veo como un fenómeno crepuscular.