A pocos días de que se cumplan seis meses de Gobierno, la Iglesia católica reclamó por el hambre. La respuesta del presidente Javier Milei fue negar que el hambre exista en tal magnitud. Y defendió a Sandra Pettovello, su ministra de Capital Humano, «la mejor» de la Argentina, amiga incondicional, una «leona» contra «los gerentes de la pobreza» y alma de la gestión libertaria. En resumen, una «intocable».
Para Milei no hay urgencia porque no hay muertos en las calles y eso no sucederá, afirmó, porque lo regularán los propios afectados, una especie de libre mercado, mano invisible de supervivencia que suplanta el rol del Estado. «Tendría que agradecer. Si no va pateando muertos en la calle es porque las organizaciones se están ocupando», respondió Ignacio ‘Nacho’ Levy de La Poderosa.
La que terminó fue una semana crítica pero Milei salió airoso. Se fue Nicolás Posse acusado detrás de escena de espiar a Karina Milei y a la ministra Sandra Pettovello. ¿Cómo se le ocurrió meterse con las dos damas más queridas y más cercanas al Presidente de la Nación?
Además el Gobierno tuvo que hacer cientos de concesiones para conseguir el dictamen a favor de la Ley Bases y del nuevo pacto fiscal. Fue un triunfo con éxito acotado porque la magnitud de las firmas en disidencia hace peligrar la votación en particular.
En tercer lugar faltó gas durante más de un día, ni las industrias ni los trabajadores de taxis tuvieron combustible frente a la primera ola de frío. Auxilió Brasil, uno de los ‘enemigos’ ideológicos del mileismo. Y este fin de semana, de yapa, subió el precio de la nafta y el gasoil como prólogo de todos los aumentos de junio que impactarán, seguramente, en la inflación.
Al escándalo por los alimentos y las toneladas de leche sin repartir y acumuladas en un galpón de Villa Martelli a punto de vencer (que en principio se negó), se le sumó un escándalo de igual impacto: la denuncia a funcionarios de Capital Humano por contratos fantasmas para beneficio propio y el despido del secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre. En medio del caos Milei sobrevive y sigue arriba de las encuestas, incluso las que muestran una curva en descenso.
Sólo la falta de una oposición sólida y legítima explica el fenómeno actual. Unión por la Patria sostuvo a sus 33 senadores sin disidencias. Pero se escurrieron los díscolos peronistas Carlos ‘Camau’ Espínola y Edgardo Kueider, un correntino y un entrerriano que convivieron con incomodidad los cuatro años de Cristina Kirchner en la presidencia del Senado.
Los heridos del pasado reciente son los peores verdugos del presente. Daniel Scioli devino en uno de los pocos voceros de Milei, defensor todo terreno de la gestión y puente desde Turismo y Deportes con algunos gobernadores peronistas.
Lo mismo pasó con el exministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, un albertista que esta semana recorrió los medios de comunicación con mensajes antikirchneristas. Dijo que Cristina Kirchner ni se jubila ni lidera al peronismo y llamó «sicario» de La Cámpora a Andrés Larroque que ahora combate contra esa agrupación que lideró y en defensa de Axel Kicillof.
Hoy los que suman poder son los gobernadores, urgidos por un plan de supervivencia que le conviene a Milei y que en su nombre cierra el ascendente Guillermo Francos. Algunos como Osvaldo Jaldo no tienen dudas. El tranqueño -que consiguió el financiamiento para el aeropuerto y espera los beneficios de la vuelta de Ganancias- logró que 16 intendentes reclamaran a sus senadores el acompañamiento a Milei. Uno de los dos senadores es el exgobernador Juan Manzur.
El catamarqueño Raúl Jalil ya logró más que promesas e incluso en medio de las denuncias contra Capital Humano anunció un aporte nacional por $224 millones durante los próximos nueve meses para mejorar el servicio alimentario en las escuelas mientras negocia un cronograma de obras con el secretario de Obras Públicas Luis Enrique Giovine; con el administrador de Vialidad Nacional Raúl Bértola y con el titular del Enhosa, Bartolomé Heredia. Lo que acuerdan también es qué parte financiará Nación y qué parte asumirá la provincia. Hasta anunció la iluminación de la simbólica avenida de circunvalación que lleva el nombre de Néstor Kirchner.
En Río Negro Alberto Weretilneck, que dio respaldo con sus pocos legisladores a las leyes, celebró la reactivación de una rotonda en Choele Choel aunque aún espera la transferencia de las rutas nacionales para cobrar peaje y hacerse cargo de su mantenimiento.
En forma acelerada y frente al embate libertario, se desangra la oposición. El PRO se dividió esta semana. Mauricio Macri, su fundador, mantiene una disputa visible aunque silenciosa con Patricia Bullrich. «¿Quién es más PRO que yo»?, desafió la excandidata a Presidenta de Juntos por el Cambio.
Macri no quiere que use el sello para su nueva facción -PRO Libertad- y hasta intenta empujar su salida de ese espacio. Ni la ministra de Seguridad ni Luis Petri, su par de Defensa, tienen dudas: es la hora de Milei y no de Macri.
Con el certificado de defunción de Juntos por el Cambio, la UCR se desdibuja. También se reparte entre un apoyo ciego y el planteo por ‘mejorar’ las herramientas que pide el jefe de Estado. Su presidente el senador Martín Lousteau resistió todas las presiones públicas y privadas, se levantó con fiebre de la cama para discutir en comisión y presenta su propio dictamen para la Ley Bases. No lo siguió ni el fueguino Pablo Blanco que firmó en disidencia pero apoyó al mileismo por «disciplina» partidaria. El senador patagónico se inclinó hacia los gobernadores y sus necesidades fiscales.
Del otro lado Sergio Massa sigue callado y posterga su reaparición pública mientras desde su fundación varios exfuncionarios del Ministerio de Economía difunden documentos críticos con la gestión. Todavía se siente invalidado para reclamar tras haber perdido la elección.
¿Cómo se defienden los 12 millones de votos del 2023? Cristina Kirchner lo hace por redes sociales; diputados y senadores despotrican en el Congreso, algunos están callados; otros renuncian como Fernando ‘Chino’ Navarro -ex hombre fuerte del Movimiento Evita- y la CGT analiza si se sienta o no a la mesa de consenso que convocó Javier Milei mientras por detrás se debate una interna entre las distintas facciones del peronismo y dos sectores del cristinismo, uno liderado por Máximo Kirchner y el otro por Axel Kicillof.
Frente a ese escenario el gobernador de Buenos Aires se mantuvo hasta esta semana como uno de los cinco mandatarios sin diálogo con el Ministerio del Interior. Junto al formoseño Gildo Insfrán, el riojano Ricardo Quintela, el pampeano Sergio Ziliotto y el fueguino Gustavo Melella, mantuvo congeladas las conversaciones. La asunción de Francos como jefe de Gabinete reactivó una vía de diálogo.
Probablemente Kicillof se haya sentido obligado por el contexto. ¿Hasta cuándo puede sostener el bonaerense su aislamiento? ¿Con la caída de la recaudación hasta dónde puede hacerse cargo de todos los gastos de una provincia gigante? ¿Cómo resuelve problemas urgentes, como la obra pública, mientras otros peronistas o gobernadores no oficialistas pactan supervivencia?
Frente a ese dilema se gestó la sorpresiva visita a Casa Rosada del ministro Gabriel Katopodis, uno de los articuladores internos más dialoguistas incluso en la interna partidaria. A través de ese emisario el bonaerense pidió recursos y el traspaso de la obra pública. Todavía espera respuesta para seguir cortando cintas en inauguraciones provinciales.