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Los tres desafíos para saber quién es Milei

Se acercan los tres días donde los mercados medirán de qué está hecho, financiera y monetariamente, el gobierno de Javier Milei. Y, en relación directa descendente, su ministro de Economía Luis “Toto” Caputo y el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Por orden de llegada, el próximo 24 de junio Argentina debería pagarle al Banco Central de China unos 2.906 millones de dólares en yuanes, por la primera cuota de los US$ 4.844 millones que se le deben liquidar a ese país por el préstamo de la activación del “swap” de septiembre del año pasado. Luego, el 30 de junio se debe resolver si prorroga o elimina la sobretasa del 20% de interés a los productores que tengan más de un 5% del stock de soja sin liquidar. Finalmente, el 9 de julio, bonos en dólares bajo legislación local (Bonares) y bajo legislación extranjera (Globales) por unos US$ 1.022 millones. Lo que une a las tres fechas es una consigna pétrea: No Hay Plata.

No hay feeling político entre Javier Milei y XI Jinping. Pero también es cierto que las relaciones bilaterales comerciales con China están lejos de una situación de quiebre. Se conoció en los últimos días que, por ejemplo, el 100% del litio que el país exporta, no es comprado ni por Elon Musk ni Europa, sino por los brokers de Beijing. Tampoco hay problemas en la velocidad de autorizaciones para que el comercio bilateral fluya. Menos ahora que parecería que los importadores tienen más aceitado el acceso a los dólares. Sin embargo, el Banco del Pueblo de China (una manera maoísta de llamar al Banco Central chino) mantiene una posición fría y poco voluntarista ante la inminencia del primer pago de las cuotas por la activación del swap. Desde Buenos Aires se ofreció esta semana la alternativa de pagar antes de fin de mes una parte del vencimiento con los U$S 800 millones que en teoría el Fondo Monetario Internacional (FMI) debería liquidarle a la Argentina en estos días, por haber cumplido con las metas fiscales del primer trimestre del año. La oferta que se le acercó a los popes financieros de China es que se podría hacer un pago de aproximadamente mil millones este mes y otro tanto en julio, y renegociar el resto. Hasta ayer, la respuesta oriental fue amistosa, diplomática y negativa. Sin contraofertas. Saben en Buenos Aires que habría una sola alternativa para que China reabra las voluntades negociadoras: que se reactive la construcción de la represa Kirchner- Cepernik en Santa Cruz, un emblema del kirchnerismo que los libertarios se encargaron culturalmente de demoler desde que llegaron al poder en diciembre pasado. Nada personal en realidad, ni contra el kirchnerismo ni contra China, según el mensaje que llevó a Beijing Diana Mondino el 2 de mayo pasado. En realidad, toda la obra pública quedó suspendida hasta nuevo aviso. Como por ahora no hay intenciones de abrir el grifo de la obra pública y no hay voluntad de plan de pagos desde Beijing, queda la alternativa del pago de la cuota de junio, con lo que las reservas del BCRA drenarían en unos US$ 2.906 millones. Pagar al contado era la idea original del tándem Milei-Caputo, utilizando los dólares del campo que para esta época del año deberían estar engrosando las reservas del BCRA en unos 300 millones de dólares diarios en promedio. Obviamente es algo que no está sucediendo. Con lo que la alternativa del pago cash se hace difícil. Entre otras cuestiones, porque provocaría un shock marketinero, al no poder mostrar el Gobierno en junio reservas del BCRA en positivo.

El litio que exporta Argentina no es comprado por Elon Musk, sino por brokers de Beijing

El 30 de junio deberán resolver Milei y Caputo si se termina (o no) la sobretasa creada en los tiempos en que Miguel Pesce gobernaba en el Central, y que obliga a pagar un interés anual de 120% para los agricultores que tengan más de un 5% del stock de soja o trigo sin liquidar. Terminar con este régimen es para el campo una “prueba de amor”. Saben los sojeros (y toda la comunidad agropecuaria) que pensar hoy en una eliminación o baja en las retenciones, menor presión impositiva o similar es una utopía. Pero al menos se espera que Javier Milei cumpla con su promesa de apoyar al campo y marcar un sendero de reducción de las presiones y castigos heredados del gobierno de Alberto Fernández.

El agro esperaba el gesto en diciembre. Sin embargo, la última semana del 2023 el BCRA anunció la prórroga de la medida de fuerte cultura kirchnerista (y como tal, odiada por el campo) hasta fin de este mes. El Gobierno reconoció en alguna conversación privada con el campo que se trata de un ítem exigido desde el FMI en los tiempos de Sergio Massa, como contraprestación del llamado dólar soja. El organismo había avalado a medidos del año pasado la implementación de un dólar más favorable a los sojeros para que aumentara la liquidación del año pasado y mejorara la performance de las reservas, pero exigió a cambio la aplicación de la sobretasa. Para comienzos de este año, y con una situación fiscal y monetaria débil, el gobierno de Milei decidió prorrogar el régimen por seis meses más. Ahora llegó el momento de tomar una decisión. Pero, obviamente, antes habrá que convencer al muy cerrado FMI; que, como se sabe, parece enamorado del cepo y todas las trabas y artimañas posibles que favorezcan el ingreso de divisas. De cualquier manera. Como reflexionaba algún sojero en conversación con el oficialismo, al explicar la prueba de amor requerida: “nos prometieron que nos iban a comprar un auto y un departamento. Sé que ahora no pueden ninguna de las dos porque no tienen dinero. Que al menos nos lleven al cine y a comer”.

¿Lamentará Milei haberse enfrentado a Beijing en sus primeros días de mandato?

El tercer compromiso que se mira de cerca para conocer la verdadera voluntad capitalista en serio que tiene el Ejecutivo, se menciona el crucial vencimiento del 9 de julio donde el país debe pagar deuda emitida en los días en que Martín Guzmán reestructuró la deuda externa privada en octubre del 2020. Títulos públicos que, curiosamente y en su mayoría, había emitido Luis “Toto” Caputo en sus días de ministro de Mauricio Macri y “Messi de las finanzas”. El vencimiento llega a los US$ 1.022 millones correspondientes a bonos en dólares bajo legislación local (Bonares) y bajo legislación extranjera (Globales). Según el desagregado, el listado incluye unos US$ 355 millones de Bonares (ley local) AL29, AL30, AL35, AE38 y AL41; US$40 millones de Globales (ley extranjera) en euros GE29, GE30, GE35, GE38, GE41 y GE46; y US$ 627 millones de Globales en dólares GD29, GD30, GD35, GD38, GD41 y GD46.

Se sabe que Caputo sondea dos alternativas. La primera convencer a la mayoría de los tenedores (entre ellos Anses) que tomen nueva deuda en igualdad de condiciones. Muy difícil. Otra alternativa es emitir nuevos títulos; algo que con un riesgo país navegando cerca de los 1.500 puntos, obligaría al país a pagar una tasa de más del 20% en dólares. Una vergüenza para un libertario. Qué queda entonces: liquidar al contado. Como hizo el año pasado la gestión de Sergio Massa, aún con reservas ya negativas en junio. Lo que se dice en los mercados de capitales locales y extranjeros con intereses en Buenos Aires, es que si el anterior ministro de Economía pagó con un nivel de dólares en el BCRA peor que el actual, mucho más tranquilo debería estar el titular de la entidad Santiago Bausili en cumplir en estos tiempos. El problema para este funcionario, Caputo y Milei, es que no es el único vencimiento que se acerca amenazador. El 24 de julio vence la segunda cuota por la activación del 2023 del “swap” chino. Ese día, si antes no hay acuerdo, se le deberían girar al gobierno de Xi Jinping unos US$ 1.938 millones; para completar el préstamo del año pasado. ¿Lamentará Milei haberse enfrentado tanto a Beijing en sus primeros días de mandato, sabiendo que en aquel lejano país asiático hay un acreedor que tiene en sus manos cobrar o flexibilizar los pagos comprometidos? Siempre queda la alternativa del default.

En este caso, culpando al kirchnerismo.

Por: Carlos Burgueño

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