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Monseñor Jorge García Cuerva: «Vivimos con una violencia interna que nos impide llegar a acuerdos»

Jorge García Cuerva sostuvo que la decisión del Papa de devolver la diócesis primada a Santiago del Estero es un reconocimiento histórico y eclesiástico, ya que en esa provincia fue la primera diócesis establecida de la Argentina. Aclaró que la apertura de puertas de la Catedral Metropolitana para alimentar a gente en situación vulnerable se trató de “la noche de la Caridad”, no de un «comedor permanente», y defendió la ayuda a los necesitados. “En los más pobres está Cristo”, aseguró.

Este martes, el Papa nombró a monseñor Bokalic Iglic como primado de la Argentina de Santiago del Estero. ¿Qué significa para las relaciones eclesiásticas del país la decisión de quitar el Primado de Buenos Aires y devolverlo a Santiago del Estero? ¿Cómo lo tomaste vos personalmente? 

En realidad lo que hizo el Santo Padre, que es algo que ya veníamos conversando y que él mismo lo tenía en la cabeza, justamente en estos días circuló un video en el que en el 2008, cuando él consagró obispo auxiliar de Santiago del Estero a Monseñor Torrado Mosconi, él decía, “alguna vez por justicia, Santiago del Estero tiene que ser la diócesis primada”. ¿Qué significa diócesis primada? La primera diócesis en el sentido histórico.

La diócesis de Río y de Santiago del Estero es del año 1570. Buenos Aires es de 1620, y tenía el título de primada porque en el año 1936 había ido Monseñor Copello a Roma y había planteado que era el primer arzobispado. Es verdad, es el primer arzobispado de Buenos Aires, pero no es la primera diócesis históricamente en la Argentina. Hay 50 años de diferencia entre la primera diócesis de Santiago del Estero y la diócesis de Buenos Aires.

Es un título honorífico. El Santo Padre habló conmigo también y con el señor Bokalic, cuando estuvimos en febrero en ocasión de la canonización de Mama Antula, y simplemente lo que se hizo fue confirmar algo que en realidad debía darse por reparación histórica. Hace unos años se hizo también en Bolivia, dejó de ser La Paz para ser Sucre y, por ejemplo, en España no es Madrid, es Toledo, ni tampoco en Francia es París, sino que es Dijon. Entonces, es un título honorífico que quiere de algún modo referir a la primera diócesis que históricamente se fundó o se creó en el territorio nacional.

Me ahorraste la pregunta sobre en qué países no es la capital del país…

En muchísimos. Yo tengo presentes estos y digo lo de Bolivia porque fue hace poco, pero, por ejemplo el Cardenal de Madrid, el arzobispo Monseñor Cobo, no es primado, porque el primado es el de Toledo. Y en Francia es exactamente igual.

Me imagino la decisión del Papa Francisco tiene un mensaje. ¿Qué considera que quiere indicarnos Francisco con eso? ¿Hay algo de valorar el interior de la Argentina y que el país no es solamente su puerto?

Creo que no lo hicieron los papas anteriores porque no conocían este dato. El Papa Francisco lo conoce, porque él es argentino, y porque fue arzobispo de Buenos Aires. Él tiene claro qué había pasado en 1938 con el cardenal Copello, sabía cómo fue esto y es algo que tenía en la cabeza desde hacía mucho.

Yo creo que eso, no hay que buscarle mayor interpretación. Sinceramente no tiene más que una reparación histórica y eclesial. Así lo ha explicado el cardenal Poli en estos días. Él es historiador, igual que yo, pero tiene mucha más preparación que yo, y justamente lo explicaba así de fácil y sencillo. Es una cuestión de rigor histórico.

Luego de que la Catedral Metropolitana abriera sus puertas para albergar, por una noche, la cena de decenas de personas, Diego Kravetz sostuvo que “si le das un plato un plato de sopa a una persona que vive en la calle, lo acomodas en la pobreza”. ¿Cómo recibís e interpretas los dichos del ex viceministro porteño?

En primer lugar, aquel acontecimiento del que se hizo circular una foto, ustedes saben. Nosotros, en la Catedral, lo que habíamos organizado ese día había sido un encuentro con todos los que en las parroquias se llaman Noches de la Caridad, que son los grupos de voluntarios que a la noche salen a llevarle un plato de comida caliente a la gente de la calle.

Los reunimos en la Catedral porque la idea era empezar a articular y trabajar en conjunto y justamente por la cantidad de gente que vino, nosotros pensábamos que podían venir 100 personas y vinieron más de 500, no pudimos hacer el gesto final que era, dado que ellos dan de comer todos los días a la gente de calle, que pudiesen comer estos voluntarios. Como nos excedió el número de gente, le dimos de comer a los chicos que habían venido de alguna de las parroquias. Esa es la foto que circuló diciendo que nosotros habíamos creado un comedor en la Catedral. Una vez más, la parcialidad de la información hizo que circulara eso.

Lo que sí es verdad, que nosotros creemos que en deber de justicia, de amor al prójimo y de fe, porque creemos que en los más pobres está Cristo, es que nosotros no vamos a dejar de darle de comer a la gente que está en la calle. Y no creo que la gente que está en la calle esté en la calle porque está esperando el plato de comida a la noche, están en la calle porque le pasan un montón de cosas, porque hay una situación social muy difícil, porque a veces hay problemas psicológicos, porque hay adicciones, y lo que nosotros damos es un paliativo para que por lo menos puedan comer un plato de comida caliente. Pero cómo dejar de hacer eso, cómo dejar de darle de comer al que tiene hambre. Por lo menos desde el Evangelio no encontramos razones para dejar de hacerlo. Nos motiva, como lo dije también en aquel encuentro, una razón de fe. No lo hacemos por ideología, lo hacemos porque Cristo nos dijo que en los más pobres él está presente.

Algunos podrán compartir nuestra fe o no, pero nosotros no podemos dejar de lado nuestro compromiso con los que sufren. 

¿Qué rol debería ocupar la iglesia católica para combatir este pedido de individualismo y creciente violencia?

Nosotros tenemos que seguir insistiendo con alguna de estas tantas consignas que el Santo Padre nos ha ido planteando a lo largo de estos años.

Cuando el Papa habla de la fraternidad universal, de la cultura del encuentro, de tender puentes, de ser iglesia en salida, de mirarnos a los ojos como hermanos. Yo creo que es hora de concretar el magisterio del Papa, como lo hemos dicho tantas veces, Jorge, en algunos diálogos contigo. Aquellas consignas que nosotros necesitamos como argentinos vivir. 

Desgraciadamente hoy estamos totalmente invadidos de fragmentación, seguimos con el tema de la grieta, de la herida, de descalificarnos enormemente, creyendo que haciendo lo mismo vamos a tener resultados distintos. Es imposible. Desgraciadamente vivimos con una violencia interna cada uno de nosotros que nos hace prácticamente imposible después generar consensos y acuerdos. Como iglesia tenemos que seguir apostando. 

A mí me pasa con el Tedeum, vos hiciste referencia. Yo en el Tedeum decía, lo digo nuevamente y voy a seguir insistiendo, el Tedeum es un mensaje a la luz de la palabra de Dios para todos los argentinos, más allá de que después seguramente algunas frases sean sacadas de contexto y alimenten la fragmentación. Yo seguiré insistiendo con eso, y creo en la comunión, en el encuentro, y creo que entre los argentinos tenemos que sacar adelante el país, y que todos somos un poco responsables de la situación en la que estamos. 

Ese es el mensaje de la iglesia. Y seguiremos apostando por eso, aunque parezca que es un poquito ridículo seguir hablando de la hermandad, la fraternidad, de tender puentes o de la cultura del encuentro. Para nosotros lo fundamental es el Evangelio, y el Evangelio nos llama a ser hermanos.

¿Sienten que hay un deterioro profundo en lo que tiene que ver con la contención desde el Estado a los sectores vulnerables y que de alguna manera la Iglesia lo está supliendo?

Siempre creemos que uno de los principios justamente de la doctrina social de la iglesia es el principio de la subsidiariedad. Esto es estar acompañando y tratar de cubrir todo lo que podamos, una vez más digo, desde nuestra concepción religiosa, cuando también el Estado no está, cuando el Estado está ausente o cuando el Estado no está presente. Creo que claramente la situación es crítica y muy difícil, y en función de eso nosotros estamos haciendo lo nuestro. Entendemos, reclamamos y demandamos que el Estado haga su parte, porque vuelvo a insistir, la situación es tan grave que no es que las políticas puedan ayudar. 

Evidentemente también tiene que darse una organización interna en la sociedad como para poder sobrellevar esta situación entre todos. Entonces, ¿la demanda es grande? Sí. ¿La demanda ha crecido? También.

Como iglesia hacemos lo que nos corresponde, creo que también, de alguna manera subsidiariamente, en términos de qué hacemos, quizá más de lo que estábamos haciendo hasta hace un tiempo, porque creemos que también el Estado tiene que estar. Esto también es claro.

EP: En ese sentido, ¿la entrega de alimentos del Estado a los comedores, la asistencia que tienen los comedores que dependen de las distintas parroquias, se ha visto alterada? ¿Cómo es la situación?

En algún momento, y esto en general pasa siempre cuando hay cambio de gobierno, se dan situaciones de retraso en la entrega de mercadería, pero yo diría que se ha ido regularizando esta situación, por lo menos con los comedores ligados a Cáritas y a iglesias. Sabemos que hay comedores que dependían de movimientos sociales u otras organizaciones con los que el trato ha sido distinto, el caso nuestro fue con cierto retraso pero ha ido fluyendo después.

¿Podemos alimentar una expectativa positiva respecto de una próxima visita del Papa a la Argentina?

No lo sé. Me gustaría poder darte otra respuesta. Nosotros lo esperamos.

Él ahora va a hacer un viaje importante, que es el viaje de 11 días, a Papúa Nueva Guinea, Indochina, Singapur y Timor Oriental. Creo que después de ese viaje, y si la salud le da, seguramente decida la posibilidad del viaje a la Argentina.

Muchas gracias por el privilegio de contar con tus palabras.

Una vez más gracias a ustedes y que Dios los bendiga. Quiero volver a insistir con la necesidad, en tiempos difíciles, de la solidaridad, el compromiso y apostar por la cultura del encuentro, porque a la Argentina la sacamos adelante entre todos, no hay otra manera.

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