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Los datos positivos sobre la economía no convencen al mercado

En medio de una economía necesitada del ingreso de dólares, la Economía del Conocimiento se postula como un sector capaz de facilitar le llegada de hasta 9.000 millones de dólares este año.

Así lo indican las proyecciones de Argencon, la entidad que nuclea en el país a las empresas prestadoras de servicios de la Economía del Conocimiento. Eso implicaría un incremento del 10% en las exportaciones del sector frente a los u$s 8.104 millones exportados durante 2023.

En este contexto, el Consejo Federal de Economía del Conocimiento (CONFEC) prevé que es posible la creación de hasta 14.000 nuevos puestos de trabajo bien remunerados.

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La industria IT no es la única dentro del panorama de la Economía del Conocimiento, pero juega un rol preponderante en las exportaciones.

«Como industria del software, estamos dentro de los servicios basados en el conocimiento, siendo el tercer exportador del país», dijo Pablo Fiuza, presidente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI), en una entrevista con El Cronista.

«En los últimos años, la industria experimentó en el país un crecimiento significativo a pesar del contexto económico y tecnológico cambiante, que ha sido impulsado por una combinación de talento local, costos competitivos y una creciente demanda global de servicios de software», detalló Fiuza.

Y agregó: «Nuestra industria ha generado empleo y crecido en exportaciones y cantidad de empresas. Argentina, especialmente, ha sido un semillero de innovación y emprendimiento, con numerosas startups y empresas emergentes que han surgido en los últimos años, las cuales no solo generan empleo, sino que también contribuyen al crecimiento económico».

La industria del software, uno de los pilares de la Economía del Conocimiento en la Argentina.

El presidente de CESSI también explicó que la industria del software se encuentra en crecimiento y este año se prevé sumar entre 6.000 y 8.000 puestos de trabajo. Asimismo, se espera que, para este año, las exportaciones de servicios IT lleguen casi los u$s 3.000 millones. «El año pasado, la industria IT representó casi el 32% de las exportaciones de los servicios basados en el conocimiento y el 2,7% del total de las ventas al exterior en la Argentina. Son más de 5.500 las empresas que componen nuestro ecosistema», precisó.

Potencial para crecer

Argentina es el país de la región con mayor cantidad de startups tecnológicas innovadoras, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y concentra el 30% de las empresas de América Latina y el Caribe.

La capacidad de generar nuevas empresas y proyectos es una parte central para el despliegue que se anticipa y el crecimiento de las exportaciones.

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«Nacimos en un garage de Rosario y hoy damos servicio a más de 900 clientes en Argentina y en Latam. Empleamos a 150 personas y hemos desarrollado un modelo de negocio competitivo que ofrece soluciones en software en logística de distribución para gigantes como Nestlé, Mondelez, AB InBev y Danone. Pensamos soluciones creativas que resuelvan necesidades tanto de forma local como internacional», afirmó Elvio Cescato, founder y CEO de Nextbyn, una scale up especializada en software de distribución de consumo masivo.

En tanto, Ramiro Raposo, VP of Growth de Bitwage, plataforma de pago de honorarios en criptomonedas y dólares digitales, dio cuenta del auge: «En 2023, duplicamos los registros de usuarios argentinos, pero también creció la cantidad de empresas que usan nuestros servicios para pagar a sus colaboradores. El segmento de profesionales en tecnología empujó a cambiar el paradigma y fueron los primeros en animarse a ofrecer sus servicios al exterior, donde es muy valorado y requerido este tipo de talento. En este sentido, hay una oportunidad enorme para que Argentina se convierta en un polo desarrollador de tecnología».

En medio de una economía necesitada del ingreso de dólares, la Economía del Conocimiento se postula como un sector capaz de facilitar le llegada de hasta 9.000 millones de dólares este año.

Así lo indican las proyecciones de Argencon, la entidad que nuclea en el país a las empresas prestadoras de servicios de la Economía del Conocimiento. Eso implicaría un incremento del 10% en las exportaciones del sector frente a los u$s 8.104 millones exportados durante 2023.

En este contexto, el Consejo Federal de Economía del Conocimiento (CONFEC) prevé que es posible la creación de hasta 14.000 nuevos puestos de trabajo bien remunerados.

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«Como industria del software, estamos dentro de los servicios basados en el conocimiento, siendo el tercer exportador del país», dijo Pablo Fiuza, presidente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI), en una entrevista con El Cronista.

«En los últimos años, la industria experimentó en el país un crecimiento significativo a pesar del contexto económico y tecnológico cambiante, que ha sido impulsado por una combinación de talento local, costos competitivos y una creciente demanda global de servicios de software», detalló Fiuza.

Y agregó: «Nuestra industria ha generado empleo y crecido en exportaciones y cantidad de empresas. Argentina, especialmente, ha sido un semillero de innovación y emprendimiento, con numerosas startups y empresas emergentes que han surgido en los últimos años, las cuales no solo generan empleo, sino que también contribuyen al crecimiento económico».

La industria del software, uno de los pilares de la Economía del Conocimiento en la Argentina.

El presidente de CESSI también explicó que la industria del software se encuentra en crecimiento y este año se prevé sumar entre 6.000 y 8.000 puestos de trabajo. Asimismo, se espera que, para este año, las exportaciones de servicios IT lleguen casi los u$s 3.000 millones. «El año pasado, la industria IT representó casi el 32% de las exportaciones de los servicios basados en el conocimiento y el 2,7% del total de las ventas al exterior en la Argentina. Son más de 5.500 las empresas que componen nuestro ecosistema», precisó.

Potencial para crecer

Argentina es el país de la región con mayor cantidad de startups tecnológicas innovadoras, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y concentra el 30% de las empresas de América Latina y el Caribe.

La capacidad de generar nuevas empresas y proyectos es una parte central para el despliegue que se anticipa y el crecimiento de las exportaciones.

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En tanto, Ramiro Raposo, VP of Growth de Bitwage, plataforma de pago de honorarios en criptomonedas y dólares digitales, dio cuenta del auge: «En 2023, duplicamos los registros de usuarios argentinos, pero también creció la cantidad de empresas que usan nuestros servicios para pagar a sus colaboradores. El segmento de profesionales en tecnología empujó a cambiar el paradigma y fueron los primeros en animarse a ofrecer sus servicios al exterior, donde es muy valorado y requerido este tipo de talento. En este sentido, hay una oportunidad enorme para que Argentina se convierta en un polo desarrollador de tecnología».

No hay caso, ni en una jornada en la que el gobierno se esmeró por difundir noticias positivas se pudo cambiar el humor de los mercados, que siguen recelando por el deterioro de las reservas. Este jueves se difundió el dato de una mejora del salario por encima de la inflación, y además la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, envió un mensaje de respaldo al ministro Toto Caputo, que le dedicó el piropo de «la mejor directora del FMI de toda la historia».

Hubo más datos positivos, como el del indicador industrial de la fundación FIEL que marcó una leve recuperación de 2% la producción en junio respecto de mayo. Y, en el plano financiero, el día anterior se había realizado una nueva licitación del Tesoro, que logró la renovación de vencimientos por $3,7 billones y quedó un nuevo financiamiento neto de $0,7 billones.

Pero aun con esas señales, el mercado siguió mostrando su desconfianza. Los bonos de deuda soberana volvieron a caer, y esta vez no puede culparse a la influencia del mercado internacional, porque en los principales mercados globales hubo una recuperación. Los títulos argentinos tuvieron pérdidas de hasta 4%, mientras el índice de riesgo país sigue en alza, acercándose al nivel de 1.600 puntos.

Entre los analistas hay cierto consenso sobre cómo interpretar este momento: por más que los funcionarios, empezando por el propio Javier Milei, hagan hincapié en que los pagos están garantizados, no se termina de disipar el temor a que las divisas no alcancen.

Y es que la nueva fase del programa económico del gobierno supone varios objetivos con una cantidad de dólares decreciente. Ya se había generado inquietud con el anuncio de que el Banco Central intervendría en el mercado del dólar «contado con liquidación», y ahora se agregó la flexibilización del cepo, que supone un mayor monto de dólares liberados para los importadores.

Todo eso, en simultáneo con un desafiante calendario de pagos: este mes hay vencimientos por unos u$s3.700 millones, sumando los bonos más la cuota con el FMI. En los cinco meses restantes hasta fin de año, habrá que afrontar vencimientos por u$s7.500 millones, mientras que el año próximo se acumularán obligaciones por casi u$s20.000 millones, de los cuales unos u$s5.000 millones ya serán exigibles en enero.

En ese marco, los temores del mercado resultan lógicos. Sobre todo porque la lupa está puesta en las reservas del BCRA. Y aunque Milei haya dicho que estaba previsto que en los meses invernales se podía perder hasta u$s4.000 millones de reservas, nadie parece estar aliviado con la situación actual.

Ya se está haciendo costumbre que el Central termine cada jornada con ventas netas de divisas. Este jueves se agregaron otros u$s43 millones, con lo cual el acumulado de divisas compradas mes de julio se sigue recortando, ahora en el nivel de u$s180 millones, una cifra baja si se tiene en cuenta que todavía hay un fuerte remanente de stock del agro esperando para ser exportado.

Para peor, mientras la entrada de dólares sigue a ritmo lento por parte del agro, la salida de divisas está acelerando por las importaciones de gas licuado. Ya en la balanza comercial de junio se había registrado, por primera vez en el año, un déficit en el rubro de energía, con un rojo de u$s132 millones.

Es, básicamente, un fenómeno estacional. Por las bajas temperaturas, cayeron las ventas de petróleo y crecieron las compras de gas. Con u$s761 millones, el rubro de combustibles representa un 16,3% del total de las importaciones, es un salto de más del doble en comparación con el mes anterior.

A fines de mayo, la empresa estatal Cammesa hizo llamado internacional de oferentes para comprar 12 cargamentos de fuel oil y gasoil, que le permitieran completar el volumen de combustible necesario para la llegada del invierno. Se estima que el costo de estas importaciones fuera de las previsiones originales implicará un mínimo de u$s500 millones.

Lo cierto es que ahora las proyecciones están siendo revisadas a la baja, porque las estimaciones de comienzos de año denotaban optimismo sobre un robusto superávit de u$s4.000 millones en la balanza energética, rompiendo una saga de años con déficit. Sin embargo, la imprevista ola de frío en mayo hizo que incrementara la demanda de gas, lo cual derivó en problemas de abastecimiento, ante el retraso en las obras de plantas regasificadoras que permitieran inyectar un mayor volumen en la red de gasoductos.

Ya en julio, se volvió a notar movimientos en el mercado de divisas que, según los expertos, obedecen a nuevos pagos por la llegada de barcos gasíferos.

Por más que el gobierno insista con que la caída en las reservas es apenas un fenómeno estacional y pasajero, los analistas son escépticos sobre las divisas que pueda aportar la balanza comercial. Hay estimaciones, como la de la Fundación Mediterránea, que indican una fuerte disminución para el segundo semestre. Así, después de haberse registrado un promedio mensual de u$s2.800 millones «base caja» -es decir, lo efectivamente pagado-, se pasará en la segunda mitad del año a un promedio mensual de u$s700 millones.

En todo caso, lo que el mercado confirma es que las reservas tienen un mal pronóstico, a no ser que haya alguna sorpresa desde el lado de un préstamo de bancos de inversión o de un organismo de crédito.

A fines de junio, el nivel de reservas netas estaba en zona negativa por u$s2.472 millones -que serían -u$s1.438 millones si no se restan los depósitos en dólares del gobierno. Y la estimación a la primera mitad de julio marca un deterioro importante tras los pagos de intereses de bonos y la cuota con el FMI: el rojo ya llega a u$s5.966 millones. Los analistas destacan que para que las cifras sean positivas hay que dejar fuera de la cuenta los vencimientos del Bopreal de los próximos 12 meses.

Y, aunque el anuncio de la flexibilización del cepo fue recibido como una señal en la dirección correcta, lo cierto es que puede tener, como efecto secundario, un mayor castigo sobre las reservas.

El economista Salvador Vitelli advierte que octubre será el mes de mayor estrés para el pago de importaciones por parte del BCRA, dado que en ese momento vencería una cuota equivalente al 150% de lo importado de esos productos. Esto ocurre por el pendiente de las cuotas anteriores, que se superponen con el nuevo esquema.

Mientras que la consultora Outlier, que dirige Gabriel Caamaño, observó una situación extraña: las jornadas de mayor volumen del mercado cambiario coinciden con las de pagos por importaciones mientras que los días de bajo volumen coinciden con compras de divisas por parte del BCRA.

«Anti intuitivo como es, esto refuerza nuestra presunción que buena parte del flujo de pago de importaciones está yendo vía CCL», indica el informe. Es una advertencia en línea con la sospecha de que el verdadero motivo que llevó a flexibilizar el cepo es el hecho de que un 30% de las importaciones se están yendo por ese mercado. Es un flujo mayor a la oferta de dólares que aportaban los exportadores agrícolas por la vía del «dólar blend».

Y por eso entre los economistas circula la versión de que una posible motivación del gobierno sea la necesidad de quitarle presión compradora al CCL, mientras los importadores esperan el plazo de tres meses para volver al mercado oficial. Supuestamente, para ese entonces ya el contexto será menos exigente, porque habrá pasado el peor momento de la salida de dólares por importaciones de energía.

En todo caso, lo que en el mercado se está viendo es que el nivel de reservas del BCRA está convirtiéndose en la variable de ajuste de la nueva fase del programa económico. Y ese dato genera preocupación. Entre otros motivos, porque se lo ve como algo que pueda postergar más allá de fin de año la salida del cepo cambiario, si es que el gobierno se aferra a su idea de no levantar los controles hasta que las reservas no vuelvan al terreno positivo.

Además, se sigue mirando de cerca la evolución del tipo de cambio paralelo, que no está mostrando el recorte que inicialmente se había supuesto que podría venir como consecuencia de los anuncios.

«Idealmente los controles de cambio deberían removerse este año para intentar dar certezas en cuanto a las reglas de juego al sector privado doméstico y externo, de modo de promover inversiones. En conclusión, en el corto plazo el mercado seguirá mirando los flujos de pago de deuda en 2025 que se elevan con relación a 2024», planteó Juan Manuel Franco, economista jefe de la gerenciadora de fondos SBS.

Mientras tanto, el castigo sobre los bonos y la continua suba del índice de riesgo país emerge como síntoma de la desconfianza sobre la capacidad de Milei y Caputo por encarrilar la economía en un momento de escasez de dólares.

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