El deporte se basa en momentos, y el partido de este sábado entre Los Pumas y Australia por la cuarta fecha del Rugby Championship tuvo uno muy particular, en el minuto 30, con el marcador 20-3 a favor de la visita, cuando nadie se imaginaba lo que estaba por suceder en el estadio Brigadier López de Santa Fe, la cancha de Colón.
El Cementerio de los Elefantes se cobró a los Wallabies, y todo comenzó en ese instante en que Pablo Matera luchó contra dos rivales y le cedió la guinda a Mateo Carreras, que venía picando en diagonal con la decisión de apoyar el primer try argentino.
La espina estaba clavada tras la derrota de hace una semana, en La Plata y bajo la lluvia. Ahora, en la soleada tarde santafesina, el equipo de Felipe Contempomi buscaba un triunfo que lo mantuviera vivo en la disputa del certamen que juegan contra las otras potencias del hemisferio sur, Sudáfrica y Nueva Zelanda.
Julián Montoya, en su partido 100 con la albiceleste, tuvo su premio apoyando un try que dejó el marcador a sólo tres puntos en el entretiempo, con el ánimo renovado tanto dentro como fuera del campo de juego.
La segunda mitad de Los Pumas quedará entre las páginas más doradas del rugby argentino, porque fue un baile descomunal en los que se iban sucendiendo los tries, los autores y las conversiones de Tomás Albornoz, infalible con su pie zurdo.
Argentina se hizo fuerte en cada faceta del juego, y empezó a sumar de a siete con una facilidad asomborosa: Juan Matín González en el minuto 7; Matera en el 16; Joaquín Oviedo en el 23; Juan Cruz Mallía en el 31; otra vez Oviedo en el 36 y un último de Luciano Cinti, cuando sonaba la bocina del final.
Fueron nueve tries y 40 puntos de ventaja, números inéditos ante cualquier potencia del tier 1 en toda la historia de enfrentamientos, como para tomar noción de lo que se vivió en Santa Fe. Algo que se inició en esa corajeada de Mateo Carreras.