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Cuál es la sociedad que conviene a Cristina y a Milei

Cristina Kirchner siempre mueve primero. Prestidigitadora de la política otra vez agitó la escena nacional con una carta de siete páginas. Javier Milei picó y coparon las redes con un ping pong de acusaciones al que el Presidente se subió cómodamente. En cambio el duelo le quedó incómodo a un peronismo en agónica crisis. Ella…¿ vuelve? Es «la» pregunta que ilusiona a unos y enoja en igual proporción en la interna de Unión por la Patria.

La rebeldía que anima a peronistas no K también se vivió en 2019 hasta aquel 18 de mayo en que ella anunció una fórmula con Alberto Fernández y los precandidatos se bajaron en urgente efecto dominó. Nuevamente ella se muestra en plan armadora. ¿Esta vez sólo admitirá ADN 100% K como le piden los propios?

Tres son hoy los escenarios posibles: con ella al frente, con alguien designado por ella o con alguien que exprese a otros sectores e integre al kirchnerismo sin inclinar sus rodillas. Promueven este último escenario quienes la admiten como única conductora pero no aceptan su poder delegado. Las hipótesis le caben tanto para la presidencia del PJ nacional como a la presidencial 2027.

El algoritmo puede ser engañoso. Hay un universo anti-Cristina que la jubila, la acusa, la señala, la condena. En TikTok, territorio inhóspito donde parece reinar el mileismo y donde también miles de ‘nadies’ de todo el mundo pugnan por fama, aparecieron en los últimos tiempos decenas de jóvenes desconocidos, algunos con discurso visiblemente militante. Otros, que llegaron con videos bromistas o mostrando sus bíceps, ahora dan clases de peronismo o piden que CFK sea candidata.

 «Te queda una bala, usala», se replica en un renovado operativo clamor que no se adjudica ninguna agrupación. Tampoco La Cámpora aunque juega, opera y milita tal como se vio este fin de semana con el triunfo en las elecciones de cuatro facultades de la Universidad de Buenos Aires: la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), segundo centro de estudiantes más grande del país, y de los centros de Ciencias Sociales, Exactas y Filosofía y Letras. En dos de esas facultades desplazaron al radicalismo-reformismo. También se quedaron con una docena de consejeros directivos.

El triunfo más contundente fue el de la FADU donde la agrupación camporista El Módulo logró el 54% de los votos y le quitó la supremacía a Franja Morada en un centro de estudiantes en el que votaron 28.521 personas. En la noche del viernes desplegaron una bandera gigante de Néstor Kirchner junto a la gigantografía que recuerda a los desaparecidos de esa casa de estudios durante la última dictadura.

La otra sorpresa fue la Facultad de Ciencias Sociales donde el frente La 15 -que integran La Cámpora, La Mella y Urbana- recuperó la presidencia tras seis años de derrotas consecutivas.

De todos modos y para alegría de Emiliano Yacobitti y de Martín Lousteau, la agrupación radical Franja Morada sigue siendo el espacio más votado en la UBA mientras que La Cámpora pasará a ser su principal oposición en el Rectorado y en los espacios estudiantiles. Son esas batallas las que en tiempos de disputa por los presupuestos universitarios logran eco en el Congreso de la Nación pero no conmueven al mileismo.

El clima estudiantil no es ajeno al Instituto Patria desde donde Cristina Kirchner claudicó la pelea contra los grandes medios de comunicación, aunque escucha, mira, lee y opera. Lo mismo que Eduardo ‘Wado’ de Pedro, su delfín con más proyección y el primero que celebró el resultado universitario. En las últimas semanas ambos, la expresidenta y el senador, fueron acusados de pactar con Milei. ¿La carta del viernes lo desmintió? ¿O le sirve al Presidente y a su adversaria para mostrar que en el ring sólo caben dos?

Seguidora de varios columnistas de renombre, CFK mandó a prestarle atención a la editorial de uno cuya palabra tantos temen. En ese planteo se aseguró que La Cámpora no fue responsable del favoritismo por un broker de seguros durante el gobierno de Alberto Fernández. «¿Ven?», salió ella en defensa de la honestidad de sus soldados.

Lo que sí se ve es el favoritismo de Cristina por la agrupación mientras le atribuyen cierto enojo con Axel Kicillof, con intendentes que fueron kirchneristas y con dirigentes, como Andrés Larroque, que migraron del camporismo y se distanciaron de su hijo Máximo. Con Mario Secco, presidente del Frente Grande, mantiene pendiente alguna cuestión política y además un tema personal.

La tirantez es extensiva a todas las terminales de UP que, como el Frente Grande o el Movimiento Evita, se dividen entre quienes quieren una renovación con Kicillof y quienes advierten que la única conductora es Cristina Kirchner. Nadie niega que las mediciones siempre la favorecen por sobre los demás.

En la última campaña CFK habló poco. En dos charlas, una después de las PASO junto a Pedro Rosemblat en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y otra en el lanzamiento de la Escuela Justicialista en La Plata, buscó retener al electorado joven. La escuela, como otros proyectos en ciernes, busca amplificar bases kirchneristas hacia otros peronismos y formar cuadros políticos aunque la metodología parezca pasada de moda.

Cristina Kirchner ya «la veía». En una de esas charlas alertó que no era la calle el lugar de la campaña sino las redes en el telefonito. También avisó que la gente estaba cansada de políticas que ella misma apañó y que había que salir de los planes sociales y hasta de la forma de protesta porque los padres se enojan cuando se cierran las escuelas.

Aquellos discursos los retomó en la carta bajo el subtítulo «El peronismo se torció» y «El peronismo se desordenó». Está claro que, aunque se haya puesto el foco sobre el bimonetarismo su mensaje más fuerte es para la CGT por el nuevo mercado laboral y para la dirigencia de su partido por todo lo demás.

No sorprende. Una estrategia habitual es deslegitimar al otro para debilitarlo o mantenerlo bajo control y negociar desde una posición dominante. Ocurre también en los partidos políticos como el peronismo que en dos meses debe elegir nuevo presidente y toda la lista de consejeros que lo rodeen.

Si no fuera Cristina, como algunos quieren, ¿hay un otro? Un anillo del círculo que la rodea quiere a ‘Wado’ de Pedro como lo quisieron de candidato un año atrás. Otros, más allá de las acusaciones por supuestas conversaciones y acuerdos con el consultor y asesor estrella Santiago Caputo, lo consideran demasiado kirchnerista y creen que «excluye». Al nombre de la senadora Lucía Corpacci, que tiene grandes chances, en las últimas horas se mencionó también a la diputada nacional, sindicalista y camporista Vanesa Siley. Ella también es 100% kirchnerista.

En el Patria ya le bajaron el pulgar a Ricardo Quintela que cuenta con el apoyo de Kicillof y que promete una lista de unidad integrada por todos los sectores.

Sin embargo no todo sucede como quiere Cristina. Este fin de semana el gobernador de La Rioja se fue de campaña a Entre Ríos acompañado por todo el PJ local e incluso por la kirchnerista Blanca Osuna. Para este martes convoca a una charla en el PJ nacional bajo el título «Militancia universitaria en un contexto libertario», en la misma sede de la calle Matheu donde días atrás estuvo De Pedro junto al formoseño Gildo Insfrán.

Dato al margen: no cayó bien la crítica que a través de la intendenta quilmeña Mayra Mendoza hizo CFK al jefe del interbloque de senadores propios, el también formoseño José Mayans.

Otro dato: el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, que supo ser sostén del Patria en los inicios del instituto, plantó su bandera con otro acto en territorio quilmeño. No escuchó los reproches de Teresa García, jefa del bloque peronista en el Senado bonaerense y muy enojada con su autonomía.

Igual de autónomo es el kirchnerismo en la Legislatura. Tras varios proyectos presentados por los diputados provinciales que contradicen al gobernador Kicillof le atribuyen a una importante voz femenina una pregunta: «¿Hay oficialismo o son todos oposición?»